Gemma es una chica que suele pasar desapercibida muchas veces por el paddock. Muy pocos son los que saben que es hija de Susie Wolff.
El año 2022 comienza a trabajar con los pilotos de F2 y F3, haciendo un buen trabajo como periodista y darle un po...
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—¿No me dejaran pasar? —vuelve a preguntar papá.
Jack toma el borde de mi suéter y tira de mí para que me haga a un lado.
—Nunca me imagine que mis hijos no se pusieran contentos al verme.
Papá se despoja de su abrigo. Nos estudia con la mirada, Jack es el primero en correr a él. Toto lo recibe con los brazos abiertos.
—¡Papi!
—Mi niño lindo —lo levanta en brazos y lo lanza al aire para después volver a tomarlo—. ¿Cuidaste de nuestras chicas?
Jack asintió con la cabeza.
Mamá aparece en la sala, se sorprende cuando ve a papá junto a Jack. Al menos sé que ella tampoco estaba enterada de la llegada repentina de su marido.
Agradezco a Dios y todo el universo de que haya tardado unos minutos en llegar y no cuando Charles todavía estaba en casa. La que se habría armado de ser así.
Mamá abraza a papá y deja un beso en los labios de él. Jack tiene la misma reacción de cuando me vio besar al piloto.
Dios, soy Gemma. Te pido que Jack no abra la boca, por favor. Gracias.
Mi mensaje parece que ha llegado tarde porque mi querido Jack ya está abriendo la boca para decirle a papá.
—Gemma hizo lo mismo.
—¿Lo mismo? —papá desvía la vista de Jack a mí, sucesivamente—. ¿En qué?
—¡Papá! —me acerco a él, bajo a Jack que es llamado por mamá—. Perdón por reaccionar así, no te esperábamos.
Toto me abraza. Me gustan los abrazos de papá, desde pequeña me he sentido segura con él, no hay nadie en el mundo mejor que Wolff para ser mi padre.
—Por un momento creí que esperaban a alguien más.
—Por favor, cariño —habla mamá.
Susie tiene sus manos en los hombros de Jack, es una manera para tenerlo pegado a ella y mantenerlo callado de alguna forma.
»No digas tonterías, ¿a quién esperaríamos?
—A Char...
Mamá tapa la boca de mi hermano.
—Papá —lo llamo haciendo que deje de prestar atención en Jack—, debes de estar cansado y hambriento.
Él asiente pero no conforme con el cambio de conversación que estaba haciendo.
—Sí, un poco de hambre tengo.
—Entonces vamos, amor —mamá le ofrece su mano y Toto la toma con gusto.
—¿Está todo bien, Susie? —lo oigo decir cuando es arrastrado por ella a otra parte de la casa—. Están muy raros.
Una vez que ellos están fueran del campo de mi visión, agarro a Jack y lo llevo hasta el pasillo que da al baño de la planta baja.
