Capítulo 2

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                                  Madisson

Me desperté con el desagradable sonido del despertador. Fruncí el ceño extrañada por no haber despertado con la voz de The weekend cantando Call Out My Name, en ese entonces recordé que no había pasado la noche en mi habitación si no en la de Derek. 

Me di la vuelta esperando verlo dormido pero en ves de eso solo encontré un gran vacío a mi lado. Me paré de la cama y miré por toda la habitación intentando encontrar aquella figura masculina.

En ese momento vi como la puerta de la habitación se abría dejándome ver como aquel chico que antes buscaba se encontraba parado frente a mi con una toalla azul atada a su cintura, su cabello aun estaba húmedo, parecía haber salido recién de bañarse.

Trate de evitar sonrojarme ante aquello que veían mis ojos pero era imposible, su abdomen estaba perfectamente marcado y podía notar que tenía dos tatuajes en la parte de adelante de su cuerpo. Uno se encontraba en el lado derecho de su pecho y el otro estaba cerca de su pelvis, este causaba un poco más de intriga.

— Buenos días madi —saludo cerrando la puerta sonriente.

Mierda.

Uhh si.

Buenos días —salude de vuelta tratando de evitar verle su pelvis y sonrojarme aún más de lo que ya estaba.

— ¿Por que no me miras a los ojos? —pregunto dirigiéndose hacia uno de sus cajones — ¿Te incomoda verme así? —preguntaba cómo si fuese lo más normal del mundo.

— No, claro que no —bufé nerviosa.

— Si claro, anda y cámbiate o si no te vas a pie hasta el colegio. —sacó unos bóxers y pantalones de uno de los cajones y se dirigió a su armario.

Me dirigí al baño y me di una ducha rápida. Salí de ahí con prisa y fui a mi habitación. Abrí el armario y me puse a ver mis opciones para el día de hoy, saqué una falda negra y una camiseta holgada del mismo color. Me agache y saqué de debajo de la cama unas sandalias de estilo romanas en color negro.

Que se note que no te gusta el negro.

El negro es mi color favorito, no puedo explicar porque pero simplemente lo amo.

Tras haberme vestido y puesto algunas cremas y colonias baje por fin a la cocina, tenía bastante hambre y me urgía comer algo. Para mi sorpresa, no había contado con que al bajar me encontraría con Derek tomándose una taza de café mientras leía un periodo.

— Buenos días —dije rompiendo el silencio que había por toda la cocina.

— Buenos dí —hablo pero no continúo, me vio observo arriba abajo de una manera extraña.

— ¿Que?

— ¿No crees que esa falda es demasiado corta para ir al colegio?

— ¿Que? —volví a preguntar esta ves más confundida mientras miraba mi ropa. — Tu eres el que anda rondando por toda la casa en toalla.

— No olvides que estamos dentro de la casa, no me gusta que salgas con una falda tan corta —insistió.

— No estoy enseñando nada, ademas, tengo derecho de usar lo que se me de la gana.

— Lo se y te respeto, pero ¿y si se te cae algo al suelo y tienes que agacharte?

— ¿Es enserio? —rode los ojos — Si se me cae algo le pediré a alguien que me lo levante, ¿contento? —le di una gran mordida a mi manzana.

— Un poco —dijo restándole importancia.

— ¿Por que te importa tanto como vaya vestida al colegio?

— Pues... —dudo antes de contestar — Eres mi hermana, mi hermana pequeña, y es mi deber cuidarte de los depravados mentales qué hay por ahí.

— Lo entiendo pero tu también entiende que ya no soy una niña pequeña y que se cuidarme sola.

— Eso dicen.

— Por si no te has dado cuenta, ya soy toda una mujer.

— No, si eso ya lo veo —murmuro creyendo que no lo había escuchado pero decidí hacerme la tonta.

— ¿Que dijiste?

— No, nada —negó con la cabeza — Es mejor irnos ahora antes de que se nos haga tarde.

— Deja me lavo los dientes, no te vayas sin mi.

Subí corriendo lo más rápido que pude hasta llegar al baño, me limpie rápidamente los dientes y me puse un bálsamo en los labios. Baje y salí por mi mochila, Derek ya me estaba esperando afuera con las llaves de su coche en las manos.

— Madi —me llamo.

— ¿Derek?

— Es que esa falda... —comenzó de nuevo.

— ¡La estupida falda esta bien, ya te dije que no voy a cambiarla! —chille.

— Vale vale, pero no te enfades conmigo princesa.

— Mmm, sabes que no puedo enfadarme contigo —le sonreí de lado.

Al salir de casa no dejaba de pensar en la actitud que Derek había tenido antes, no quería pensar cosas que no eran pero el parecía estar celoso, pero, eso era imposible, el tenía su novia, Tania, y yo, yo lo quería a el.

— Gracias por traerme —dije cuando noté que ya habíamos llegado al colegio.

— De nada, y no olvides....

— No me agachare en ningún momento —termine por el.

— Vaya, que chica más lista me saliste —sonrió de lado — Me has leído la mente a la perfección.

— A veces eres muy intenso cuando algo se te mete a la cabeza.

— Adiós princesa.

Me baje del coche en cuanto me despedí de Derek, cuando esté se fue me adentré al edificio y fui hasta mi casillero. Abrí mi mochila y metí algunos de mis libros en este, pesaban un buen.

— Buenos días —saludo alguien y me di la vuelta para verle la cara.

Enamorada de mi hermanastro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora