Capítulo 27

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Derek

— ¿Pero por qué? No lo entiendo, ¿qué he hecho? —dijo por enésima vez.

— Rachel, ya te lo he dicho, no es por ti, no has hecho nada, simplemente esta relación no va a ningún sitio. Lo mejor es dejarlo.

— No digas eso, estamos muy bien juntos.

— No, no lo estamos, tienes que aceptar que esto se ha acabado.

— Pero te quiero —murmuró.

— No, no puedes quererme. Apenas llevamos un par de semanas, ni siquiera nos podíamos considerar pareja estable.

— Yo sí podía. Te quiero Derek.

— Pues lo siento Rachel, pero yo no siento lo mismo por ti.

— Está bien, pero que sepas que te arrepentirás de haberme dejado —dijo con dureza antes de darse media vuelta e irse por el pasillo.

— ¡Hey! ¿Qué ha pasado? —preguntó Owen saliendo de la nada.

— He roto con ella —me encogí de hombros mirando a mi mejor amigo.

— Pues sí que se lo ha tomado mal. ¿Y cómo es eso de que han roto?

— Me gustan las relaciones monógamas —sonreí.

— ¿Cómo? -preguntó riendo haciéndome reír también.

— Te lo explico mientras vamos a clase.

Owen se alegró por mi reciente relación con Madisson aunque decía que no le había pillado por sorpresa, que sabía que tarde o temprano conseguiría convencerla de que nos diéramos una oportunidad.

A la hora de comer fuimos a la cafetería como de costumbre.

— Mierda, me he dejado la cartera en casa —dijo Owen mirando el interior de su mochila— ¿Me prestas algo de dinero?

— Sí, claro.

Abrí mi mochila en busca en mi cartera cuando de pronto me encontré con un pequeño paquete envuelto en una bolsa de plástico con un post-it
pegado en él.

— ¿Qué es? -me preguntó Luis.

— No sé, mira —le di el paquete mientras leía el post-it; era la letra de Madisson

No son caseros, son congelados, pero es mejor que seguir gastándote el dinero en la cafetería. Te quiero, Madi.

PD: No te emociones, porque no pienso volver a cocinar para ti, ya va siendo hora de que aprendas.

— ¿Quién te ha metido esto en la mochila?

— Madisson —dije guardando el post-it en mi bolsillo.

— Yo llevo casi un año con Karla y va Madisson que solo lleva un día contigo y te cocina nuggets de pollo —dijo señalando la lonchera.

— Ya ves, parece ser que soy mejor novio que tu.

— Pues mira, por ese comentario, ahora te has quedado sin almuerzo.

— ¿Qué?

Me dedicó una amplia sonrisa antes de salir corriendo con mi fiambrera.

Para cuando lo alcancé, el muy imbécil ya se había comido la mitad de los nuggets y se ganó una codaso de mi parte.

(***)

Al salir de clase fui a recoger a Madisson a su instituto. A los pocos minutos de que sonase el timbre que indicaba el final de las clases salió por la gran puerta de la entrada.

— Hola bonita —la saludé.

— Hola —me contestó.

—Pasa algo?

— He estado hablando con Bell.

— ¿Y?

— Me ha contado una historia muy curiosa sobre que le dijiste que era un idiota y que conseguirías que cortáramos.

— Oh —solté sin saber qué decir. Se echó el cabello rubio hacia atrás y se cruzó de brazos. Tragué en seco al reconocer aquel gesto que pocas veces hacía.

Oh no, me mata.

Enamorada de mi hermanastro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora