Capítulo 6

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                                 Madisson

Salí del baño y comencé a bajar con cuidado las escaleras que daban a la planta baja cuando de pronto escuché parte de la conversación que tenían Derek y Bell.

— ¿A que viene todo esto?

— Viene a que no quiero que ella sufra.

— ¿En serio? ¿Me vas hacer una escena de celos de
"hermano mayor"? Solo tendremos una cita. Madisson ha sido mi mejor amiga desde que somos niños, tu solo la conoces desde hace... ¿cuánto? ¿año, año y medio? Sin ofender. Yo nunca le haría daño, la quiero y considero mi mayor privilegio, y mi prioridad es hacerla feliz.

— Bien, me alegra oír eso, pero que te quede claro, como tengas un momento de debilidad e intentes propasarte con ella, te perseguiré hasta los confines de la tierra y te partiré la cara en dos, ¿entendido? No me caes especialmente bien.

— Entendido, y tranquilo, que el sentimiento es muto.

Me sorprendió oír eso último ya que había venido de Bell. Nunca creí que estaría viva para saber que a mi mejor amigo no le agrava alguien, mucho menos si ese alguien es mi hermanastro.

De pronto se formó un gran silencio y aquello me puso los pelos de punta

¿Por que no hablan? ¿Se estarán estrangulando el uno al otro?

Baje con prisa los escalones que me quedaban y entré al salón para ser testigo de algo que no me esperaba.

Derek y Bell se estaban mirando fijamente, ninguno de los dos apartaba la mirada y la tensión abundaba en el aire.

¿Y ahora que? ¿Acaso se van a besar o algo así?

— ¿Se puede saber que están haciendo? —pregunte y en cuanto ambos notaron mi presencia giraron los rostros para mirarme.

— Nada, solo hablábamos —contesto Derek.

— ¿Hablando de que? —pregunte acercándome a Bell y dejándole un beso en su mejilla izquierda — Hola —lo salude.

— Hola —me saludo de vuelta — De nada, ya sabes, cosas de chicos, ¿verdad Derek?

— Verdad Bell —le contestó secamente.

— Si claro —rodeó el sofá y me miró esperando a que hiciera lo propio — ¿Vamos?

— Ahora sale, tú vete arrancando tu moto —dijo Derek y Bell hizo caso omiso y me miró aún esperando la respuesta que aun no le había dado.

— Ve tu, ahora salgo —comenté.

— Esta bien.

Salió de casa dejándonos a Derek y a mi a solas.

— Ten cuidado, ¿si? —acarició mi mejilla con su pulgar.

— Descuida, no me hará nada —sonreí de lado — Además, si me hiciera algo lo perseguirías hasta los confines de la tierra y le partirías la cara en dos,
¿verdad? -dije riendo leve.

— ¿Nos has oído? —preguntó riendo también.

— Solo un poco, y debería enfadarme contigo por amenazar a mi mejor amigo pero la verdad no lo haré porque me gusta saber que estarías sí dispuesto a hacer lo que sea por mi —pase mis dedos por si pelo castaño. — Te está creciendo el pelo.

— Lo se, tengo que ir a la peluquería a cortármelo.

— No lo hagas, me gusta poder enredar mis dedos en tu cabello —sonreí.

— Y a mi me encanta que lo hagas —esta ves ambos sonreímos al mismo tiempo. — Llámame si pasa cualquier cosa.

— Tranquilo, estaré bien —me coloque de puntilla y bese su mejilla — Adiós.

— Adiós. Ah, y no vuelvas tarde.

— Descuida papa —volví a sonreírle y salí de casa.

Caminé a paso acelerado hasta la moto de Bell y cuando me puse el casco que me había dado, me senté detrás de él y el hizo rugir a su fiera. Nuestra cita había empezado.

Enamorada de mi hermanastro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora