Madisson
— Madi, despierta —susurró Derek en mi oído provocando que me despertara.
— ¿Qué hora es? —pregunté sin apartar la cara de la almohada.
— Las tres de la madrugada.
— ¿Qué? ¿Eres tonto o qué te pasa? Déjame dormir.
— Nuestros padres están dormidos.
— ¿A las tres de la madrugada? No me digas...—retiró de golpe la manta que le cubría— Joder, ¿qué quieres?
— Que te vistas y vengas conmigo.
— ¿Para qué?
—Tu solo hazlo —dijo jocosamente— Te espero en el pasillo —se levantó de golpe de la cama y salió de la habitación.
Me incorporé y me froté los ojos. Escuché como tamborileaba los dedos contra la puerta de mi habitación. Solté un bufido.
Menudo novio he elegido.
Me levanté y me dirigí a la puerta.
— ¿Qué me pongo? —le pregunté a la vez que bostezaba.
— Cualquier cosa estará bien.
— Entonces voy en pijama.
— Vamos, ponte cualquier cosa pero no el pijama.
— Tu vas en pijama —lo miré de arriba abajo.
— No voy en pijama, voy con chándal.
— Desde el momento en el que te he visto dormirte varias veces con eso puesto se convierte en pijama.
— ¿Si me pongo vaqueros tu te pones otros?
— Sí.
— Está bien, ahora vuelvo —se fue a paso ligero a su habitación.
Reí para mí y volví a meterme en la habitación. Me puse unos vaqueros oscuros y me dejé la camiseta gris del pijama, total, valía como camiseta.
— ¿Vamos? —preguntó Derek ahora con los vaqueros puestos.
— Vale —me encogí de hombros— Estás loco, ¿te lo he dicho alguna vez?
— Varias veces.
— Hago bien —rió.
— Ven conmigo —me agarró del brazo e hizo que caminásemos por el pasillo.
— ¿A dónde vamos?
— Al ático.
— Ah, no —me detuve en seco— Ya sabes que no me gusta el ático. Es grande y oscuro.
— Pero si tiene una ventana para que entre la luz.
— Si, pero me vas a decir qué luz va a entrar en medio de la noche —volvió a reír— No me obligues a ir, ya sabes que me da miedo la oscuridad.
— Te prometo que valdrá la pena —me cogió de la mano— Y yo te protegeré de los fantasmas que haya en la oscuridad.
— Los fantasmas no me dan miedo, me asustan los vivos.
— ¿Los vivos? —preguntó mientras comenzábamos a subir las escaleras hacia el ático.
— Sí, como los psicópatas y los locos.
— ¿De verdad crees que hay un loco escondido por la casa?
-a Escondido no, me está dando la mano ahora mismo —bromeé.
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Enamorada de mi hermanastro ©
RandomNadie lo ve y mucho menos lo saben, somos un secreto que no puede ser revelado, pero ¿Que pasará cuando nos descubran? Cuando nos descubran vamos a estar el uno cerca del otro, porque los dos juntos somos uno y eso nunca va a cambiar. ⎈⎈⎈⎈⎈⎈⎈⎈⎈⎈⎈⎈⎈...