Capítulo 47

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                                  Madisson

— No pienso hacerlo —dije cruzándome de brazos.

— Sí lo harás, lo haremos juntos -me agarró por el mentón— Yo seré el primero, ¿vale?

— Si quieres te acompaño a dentro, pero yo no pienso hacerlo.

— Ya veremos si lo haces o no —sonrió desabrochándose el cinturón de seguridad.

                     *Cuatro horas antes...*

— ¿Love, Rosie? Que cursi —me contestó Bell al acabar de contarle mi fin de semana.

— No fue cursi, fue precioso —cogí una patata del plato de mi amigo y me la llevé a la boca.

— ¿Cuántas patatas vas a robarme?

— Tu vienes a zampar la comida de mi casa cada dos por tres, no te quejes.

— Vale, vale, entendido —le dio un mordisco a su bocadillo de lomo con pimientos y patatas fritas.

A diferencia de Derek, Bell tenía muy buena mano en la cocina. Cuando sus padres se separaron tuvo que anrender a cocinar nara dar de comer a su hermana pequeña cuando su madre estaba trabajando.

Aunque le reprochase constantemente el que viniese cada dos por tres a comer a mi casa, en realidad no tenía ningún derecho a hacerlo, pues yo también solía aprovecharme mucho de las cualidades culinarias de mi mejor amigo.

— Dame un trozo —señalé con el tenedor el exquisito bocadillo que tenía entre las manos.

— Tu ya tienes tu comida —se quejó.

— Sí, pero no es más que una simple ensalada —miré mi tupper lleno de lechuga y tomate.

— Creía que te gustaban las ensaladas.

— iNo seas malo! —lloriqueé.

— Deja de actuar como una niña, pensaba darte un trozo —le quitó un trozo a una de las esquinas y la dejo sobre mi ensalada.

— Gracias —le sonreí ampliamente.

Cogí un trozo de pan y me lo llevé a la boca al momento que la luz LED de mi móvil comenzaba a parpadear.

Desbloqueé la pantalla y vi que me acahaha de llegar un mensaie de mi novio.

Prepárate porque he preparado una nueva sorpresa para esta tarde. 13:08

¿Alguna pista? 13:09

http://cs620428.0k.me/0620428921/2001/
B1OHEOgluoU.jpg. 13:12

Abrí el enlace y una foto en blanco y negro apareció en la pantalla.

— ¿Y eso? —preguntó Bell mirando mi móvil.

— No lo sé, no sé qué significa.

                             *Actualidad*

— ¿Preparada? —me preguntó Derek mientras el tatuador seguía haciendo su labor.

— Ya te he dicho que no voy a hacerlo.

— Ya veremos qué dices cuando veas el tatuaje acabado.

— Ya está —dijo el tatuador apartándose y dirigiéndose a un gran mueble de madera oscura para poner una nueva aguja a la pistola para hacer tatuajes.

El tatuador era un hombre delgado y alto, muy-muy alto, y sus pantalones negros y la camiseta sin magnas gris hacía que aun pareciese más alto.

Tenía el pelo liso y bastante alborotado, como si se acabase de levantar de la siesta, hasta los hombros, y lo tenía de un precioso color cobrizo bastante intenso. Y entre el flequillo, que le llegaba casi hasta los ojos, destacaban dos ojos de un color esmeralda muy potente, tanto que me hizo preguntar si era posible que se hubiese puesto lentillas de colores; jamás había visto unos ojos como aquellos.

Me fijé en que no tenía ningún tatuaje en los brazos, cosa que me extrañó porque en las películas y series siempre que saliese un tatuador estaba lleno de pintadas en los brazos, sin embargo, este no tenía tatuajes en los brazos, pero sí en la espalda, y debía de ser bastante grande porque a los lados de los tirantes se asomaban las puntas de dos inmensas alas; tuve que resistir el impulso de preguntarle si mis sospechas eran correctas y se trataba de un enorme dragón con las alas extendidas.

— A ver —me acerqué a la butaca en la que estaba Derek y miré hacia el omóplato izquierdo— Vaya.

Lo cierto era que era un tatuaje precioso. En él se veían dos herraduras, una más grande que la otra, y se estaban tocando entre sí.

— Te gusta —afirmó más que preguntando— Son una metáfora de nosotros.

— Explícamelo —acaricié con cuidado la piel de alrededor con sumo cuidado de no tocar demasiado
cerca del tatuaje.

— La herradura grande soy yo y la pequeña eres tú.

— ¿Por qué no puedo ser la herradura grande? —lo interrumpi.

— ¿Tal vez porque yo mido un metro ochenta y seis y tu rozas el sesenta y cinco? —ironizó— Son un recuerdo de nuestros momentos juntos, en Hyde Park, en Ámerica... Tu adoras los caballos y yo te adoro a ti.

— Muy romántico.

— No es solo romántico, es decir, no representan solo que seamos pareja. Te quiero, no solo como novia, sino también como hermanastra, no puedo separarme de ti, ni vivir sin ti, por eso la herradura grande siempre tiene que estar unida a la pequeña;
sino, se desmorona.

— Perdonen, eso es muy bonito, pero dentro de un rato tengo una cita para acabar una calavera mexicana, así que, dime, ¿te lo harás o no? —preguntó dirigiéndose a mí.

— Que demonios —me encogí de hombros— Lo voy a hacer.

— ¿De verdad? —me preguntó Derek con una enorme sonrisa.

— Sí —asentí— Es precioso, y como has dicho, adoro los caballos. Hagámoslo.

— Bien, pues tu a la silla y tu a la butaca —dije el tatuador mientras se volvía a sentar en su pequeña silla rotatoria— ¿Dónde?

Miré a Derek para que me diese su opinión y él me respondió encogiéndose de hombros.

— Lo tienes que decidir tú, no yo.

— Está bien pensé detenidamente donde hacérmelo, lo tendría para toda mi vida así que más me valía elegir un buen sitio— Vale, ya sé dónde.

(***)

Fui al baño mientras Derek pagaba en la recepción por los dos tatuajes. Le dije que tenía ganas de hacer pis, pero lo cierto era que solo quería volver a ver mi nuevo tatuaje.

Me levanté la camisa y miré mi costado izquierdo.
Estaba convencida de que no volvería a hacerme un tatuaje en mi vida, puede que el dolor fuese soportable, pero fue lo suficiente para que decidiera que no volvería a hacerme uno en mi vida. Pero lo cierto era que el dolor mereció la pena porque el tatuaje me encantaba.

Derek tenía razón, aquel tatuaje no solo representaba nuestro noviazgo, también representaba todo por lo que hemos pasado. No solo somos pareja, también somos familia. Pero la verdad es que aquel tatuaje tenía un significado más profundo para mí.

Él era la herradura grande y yo la pequeñita, estamos unidos y no podemos separarnos, ni la muerte puede hacerlo. Los caballos formaban parte de mí, por la simple razón de que mi padre formaba parte de mí.

Sin lugar a dudas, Derek no podía haber elegido un tatuaje más adecuado para mí.

Enamorada de mi hermanastro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora