Capítulo 26

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Madisson

— Buenos días —susurró alguien en mi oído.

— Buenos días Bell —dije girándome— ¿Sabes que el profesor de matemáticas está enfermo y nos han dado la hora libre?

— ¿Ah sí? No sabía nada.

Tengo una hora. Ahora o nunca, tengo que romper con mi mejor amigo.

— Bell, hay una cosa de la que te quiero hablar.

— Claro, dime —hizo ademán de agarrarme por la cintura pero lo detuve.

— Por favor, no hagas eso.

— ¿Qué pasa? —preguntó confuso.

— Mira Bell, esto no va a ningún lado.

— ¿De qué hablas?

— De nuestra relación. No creo que esto pueda funcionar —me mordí el labio inferior— Lo siento mucho.

— Espera —soltó una risotada— Esto no por lo de
Derek, ¿verdad?

— ¿Disculpa? —esta vez fui yo quien frunció el ceño — ¿Lo de Derek? ¿Lo sabes?

— ¿Que si lo sé? Me lo deja claro cada vez que nos vemos.

— ¿Cómo? Pero si empezamos a salir ayer —lo miré y vi por como abría los ojos, que había metido la pata hasta el fondo.

— ¡¿Qué?! ¿Estás con Derek?

— Shhh no grites.

Lo agarré del brazo y lo metí en la primera aula vacía que encontré abierta.

— ¿Cómo es eso de que has empezado a salir con
Derek? —insistió.

— No, primero respóndeme tu, ¿a qué te referías con lo de que Derek te lo deja claro?

— A que no me soporta y conseguiría hacerte ver que no merezco la pena.

— ¿Te dijo eso?

— Sí, pero no me cambies de tema, dime, ¿estas saliendo con Derek?

— Bueno... sí.

— ¿Desde cuándo?

— Desde ayer —me mordí el labio inferior.

— ¿Por eso quieres cortar conmigo?

— Sí —asentí levemente— Bell, lo siento mucho, muchísimo, pero no puedo seguir mintiéndote.
Siento algo por Derek y por desgracia no siento lo mismo por ti. Lo siento.

Esperé a que me respondiera pero no dijo ni mu.

— Dime algo.

— No sé qué decirte —dijo con la cabeza hacia abajo— Supongo que no puedo hacer nada, si sientes algo por él, tendré que aceptarlo, por algo soy tu mejor amigo.

— Oh, gracias Bell, muchas gracias por entenderme
—lo abracé con fuerza— Tenía miedo de que te enfadaras y esto afectara a nuestra amistad.

— Bueno, está claro que de alguna forma afectará a nuestra amistad, pero si lo que te preocupaba era que dejase de ser tu amigo, te aseguro que eso jamás pasará —rodeó mi cintura con los brazos— No puedo vivir sin ti, aunque me hayas roto el corazón, no puedo alejarme de ti —me susurró al oído.

— Te quiero —le dije sonriendo mirando sus ojos oscuros— Pero tienes que prometerme que no le dirás a nadie lo que te he dicho. Nadie puede saber que estoy con Derek

— ¿Por qué?

— Porque sabes cómo es la gente. Les encanta juzgar y tener a alguien como objetivo de burla. Además, no tengo ni idea de cómo se lo tomarán nuestros padres como para que se enteren por terceras personas.

— Lo entiendo —asintió— No se lo diré a nadie. Puede que esté enamorado de ti, pero somos mejores amigos desde que somos unas crías, y para mí lo más importante es que seas feliz, aunque para eso tenga que ver que estás con otro.

—Gracias —le repetí.

— No me las des —me devolvió la sonrisa.

— Por cierto, ¿en serio te dijo que iba a encontrar la manera de hacerme ver que no mereces la pena?

— Sí, fue días después de nuestra primera cita. Me dejó claro que conseguiría que rompiésemos, y al final, resulta que lo ha conseguido —se encogió de hombros.

Enamorada de mi hermanastro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora