Capítulo 42

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Madisson

— Es muy bonita —dije entrando en la habitación que compartiría con Derek durante el fin de semana.

— Es pequeña pero supongo que nos apañaremos un poco —dejó las maletas sobre la única cama de la habitación.

— ¿Pequeña? ¿Qué querías? ¿Una suit matrimonial? —dejé mi bolso sobre la mesa en la que había una pequeña televisión.

— ¿De verdad te gusta?

— Claro que me gusta. Es perfecta.

(***)

— Buenos días —susurró en mi oído.

— Buenos días —murmuré contra la almohada.

— Tenemos que ir a desayunar.

— ¿No iba a ser un fin de semana alucinante? Creía que eso incluiría dormir hasta tarde —entreabrí un poco los ojos tratando de acostumbrarme a la claridad del nuevo día.

— Lo alucinante empezará a las once, pero si queremos llegar a tiempo a ese sitio tan alucinante tenemos que levantarnos ya.

— De verdad, como no sea una sorpresa impresionante, te daré una colleja por darme falsas esperanzas.

— Créeme, será increíble.

(***)

— ¿No quieres más? —pregunté mirando el donut a medio comer del plato de mi novio.

— No, no tengo mucha hambre —respondió jugando con la cucharilla de su café.

— ¿Estás bien? Pareces nervioso —le quité un trozo al donut de Derek, ya me había comido el mío, y si él no se iba a comer el suyo, no iba a desperdiciarlo.

— Estaré bien —me dedicó una media sonrisa. Cogí mi taza de café y le di un sorbo mientras miraba la mochila de Daniel.

— ¿Qué hay en la mochila?

— Ropa.

— ¿Ropa? —¿por qué teníamos que cambiarnos de ropa? ¿y por qué estaba Derek tan nervioso? ¿Qué demonios íbamos a hacer?

— ¡Para! —soltó de pronto confundiéndome del todo— Estás pensando, y no lo permitiré. Si te pones a pensar atarás cabos y al final estropearás la sorpresa —abrió la mochila y comenzó a urgir en ella—. Ten.

— ¿Qué es? —pregunté cogiendo el cuadernillo entre mis manos—. ¿Un libro de acertijos?

— Sí. Sabía que tarde o temprano comenzarías a atar cabos, así que abre el cuaderno y comienza a resolver los acertijos.

— Está bien —abrí el cuaderno por la primera página y comence a leer.

(***)

— ¡No! ¡No me quites la música? —dije tratando de alcanzar de nuevo los auriculares, acción algo difícil ya que volvía a tener los ojos vendados.

— Lo siento, ya hemos llegado.

— Eres lo peor. Me has quitado la música a la mitad de Goodbye my lover. Eso no se hace.

— Si quieres luego te canto la canción entera antes de dormirte, pero ahora tenemos que salir del coche.

— Vale —hice ademán de quitarme el antifaz pero mi novio me detuvo.

— No te lo quites todavía. Yo te ayudo a salir del coche.

Dicho y hecho. Derek me ayudó a salir del coche y me dirigió por algún camino lleno de piedras y hierba a juzgar por el tacto.

— Vale, ya puedes quitártelo —susurró en mi oído.

Me quité la venda y me quedé boquiabierta. Sí, sin lugar a dudas aquella era una sorpresa alucinante.

— Te quiero —dije antes de lanzarme a besar sus labios.

〔***)

— ¿Que tal vas? —pregunté mirando hacia atrás.

— Bien, más o menos —me respondió agarrando con fuerzas las riendas.

— Tranquilo, tiene más miedo de ti que tu de él.

— No estoy de acuerdo.

— Le estaba hablando al caballo —reí— Eres el mejor novio del mundo, ¿lo sabes?

— Ya lo sé. Nadie con miedo a los caballos organiza esto por su novia.

— ¿Trotamos un poco?

— ¡Ni de coña! —solté una gran risotada.

— Pues yo me voy a trotar, si quieres me alcanzarás —le dediqué una traviesa sonrisa.

— ¡Madisson! ¡No te alejes de mí! —me suplicó, pero ya era tarde pues ya me había alejado galopando de él.

Enamorada de mi hermanastro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora