—Buenos días—una voz masculina me sobresalta y me doy la vuelta para ver a Antoni
—Buenos días, ¿Qué haces aquí?—pregunto dejando de golpear el saco de Boxeo
Antoni nunca pasa por aquí, mucho menos tan temprano. Ni siquiera lo he visto ejercitar alguna vez, estoy casi segura que un soldado raso podría vencerlo.
—Solo caminaba, ¿No es demasiado temprano para entrenar?—levanta las cejas y respiro profundo sentándome en el banco a un lado del saco
Mi corazón se salta un latido y muerdo el interior de mi mejilla cuando un sabor amargo se instala en mi garganta.
Ayer estuve todo lo que pude con Ali, fue maravilloso estar solos durante todo ese tiempo, me hizo abrir los ojos a la realidad, una dolorosa, pero un dolor que estoy dispuesta a soportar.
—Mi rutina es entrenar en la mañana—le informo—. Hacer ejercicio me da la energía que necesito para el resto del día
Se adentra al gimnasio y lo miro con cuidado. Sus pasos son firmes, pero tiembla un poco al acercarse a mi. «Sabe que puedo matarlo»
—Ayer recibí una llamada interesante—me dice y frunzo el ceño—. Yeon, el líder de la Yakuza llamó para pedir tu cabeza por haber matado a su hijo—se acerca lentamente y frunzo el ceño
Maldita sea, maldita sea.
»Imagina mi incredulidad cuando dijo que su hijo había sido asesinado en Seúl, el mismo día en el que ordené un atentado a tu hermano—me dice con burla—. Justo los días que les di libres para que tú y Ali estuvieran juntos
Lo sabe, por supuesto que Yeon iba a decírselo, ¿Por qué Ali y yo no pensamos en eso?.
«Porque estábamos muy ocupados viviendo en una burbuja»
—¿Y qué quieres que diga?—levanto las cejas—¿Qué yo maté al heredero de la Yakuza? Por favor, Antoni, eso es ridículo
No soy una cobarde, pero sé que admitir tal hecho no sería más que un suicidio. Además, técnicamente yo no lo maté.
—Informantes aseguran que saliste herida y Ali te llevó con uno de mis médicos—su mano rodea mi cuello y me tenso—. Jugaste conmigo, Kailani, tú hiciste que Ali me traicionara
—Yo no hice nada—sigo negándolo—. Estuvimos todo el tiempo en su casa, día y noche dentro de la habitación—miento
—¡No quieras verme la cara de estúpido!—me grita golpeando mi cabeza contra la pared y caigo de rodillas quejándome ante el dolor que se expande por mi cabeza—. Tú serás entregada a Kai, a partir de ahora eres su problema.
Ignoro la presión en mi cabeza antes de levantarme y clavarle un puñetazo que lo hace caer al piso.
Me subo sobre él y empiezo a golpear su rostro con fuerza mientras él forcejea intentando detenerme pero su entrenamiento no se nivela al mío. Su nariz sangra, su ceja está rota igual que su labio y yo clavo mis uñas en su mejilla cortando su piel
Él se defiende golpeando mi garganta con un golpe flojo, así que sigo golpeando y marcando su rostro de forma muy obvia.
Alguien tira de mi cabello con fuerza y grito sintiendo mi cuero cabelludo arder por la fuerza con la que halan de mi cabello
Una bofetada me voltea el rostro y forcejeo intentando liberarme cuando Antoni me toma de la mandíbula obligándome a mirar su rostro ensangrentado y poco reconocible
—Me aseguraré de que te hagan sufrir—amenaza—. Y voy a asegurarme de que Ali lo vea todo, que tu amado te vea romperte
El miedo cae en mi estómago como una pesada roca pero me obligo a no dejarlo ver dentro de mi; por el contrario, le sonrío con burla.