Cap 35

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Argelia. Territorio de los Halcones.

—¿Apenas estoy aterrizando y me dices que Ilenko Romanov murió?—frunzo el ceño mirando a Mohamed—. Explícame eso, porque me parece imposible de creer

—Ilenko, sus hijos, incluso su madre—suspira negando—. También Dalila Mascherano, todos con sus cuerpos en descomposición, sangrando por todos lados y casi irreconocibles sino fuera por el ADN—me pasa una tablet y levanto las cejas mientras leo el informe de la FEMF

Aseguran que fueron asesinados por enemigos, sin saber lo que realmente pasó más allá de que algo extraño tuvo que haber pasado para que los cuerpos adquirieran ese estado en tan poco tiempo.

Bajo más leyendo cada palabra que hay hasta encontrarme con unas fotos de los cuerpos que me hacen tensarme mientras la bilis se me sube a la garganta.

No son cuerpos, son casi esqueletos, sus huesos se ven dañados y quemados, la sangre permanece debajo de los cuerpos y hay una jeringa tirada al lado del que parece ser de Dalila.

No puede ser.

«Es mi creación»

—Llama a Reece Morgan—le ordeno a Farhat—. Pídele que por favor consiga el informe sobre los químicos que tenían los huesos.

Asiente y trago grueso antes de correr dentro de la mansión Mahala, vaciando mi estómago en la primera papelera que encuentro.

Respiro profundo y tomo el pañuelo que me pasa Mohamed para limpiar mi boca mientras miro alrededor sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos.

»No puedo—jadeo intentando salir y Mohamed me toma del brazo para detenerme—. No puedo estar aquí, es demasiado...

—Respire—me pide mirándome a los ojos—. Todo va a estar bien, pero tiene que respirar profundo.

Muerdo el interior de mi mejilla recordando todas las veces que Ali y yo estuvimos aquí, en cada rincón de esta casa hay un momento que me recuerda a él y aviva el dolor.

»El mayor recuerdo de Ali Mahala es el niño que lleva en su vientre—me dice—. Y ese niño merece crecer en la casa de su padre.

Respiro profundo aferrándome a su brazo, necesitando algo que me recuerde que esto es real, que ahora yo soy su líder y debo mantenerme fuerte sin importar nada.

Lo suelto y llevo mi mano a mi vientre, sentándome en el sofá intentando calmarme un poco.

—Su tío—Farhat me entrega el celular y lo tomo llevándolo a mi oreja

—Reece, dime que no es lo que creo—pido y lo escucho suspirar del otro lado de la línea

—Es tu veneno—me confirma y frunzo el ceño—. Christopher cree que esto es obra tuya, alguna extraña venganza.

—Si me quisiera vengar, no iría por sus enemigos, al contrario—bufo—. Reece, solo hay una muestra existente de mi veneno, y está en tu laboratorio, así que es imposible que eso haya sido obra mía. No entiendo nada.

Solo el laboratorio de Reece en la Isla tiene permitido conservar tanto la fórmula como la muestra de mi creación, no entiendo qué carajos está pasando.

—Debemos hablar, Kailani, ¿Dónde estás?

—En Argelia.

—¿Qué haces en Argelia?—cuestiona y veo a un par de Halcones entrar a la sala de la casa

—Señora, sus hombres quieren conocerla—me dice Mohamed y me lamo los labios viendo al par de hombres que asienten

—Alguien debía encargarse de la organización—le informo a Reece antes de colgar y levantarme para ver a los hombres—. Reúnanlos a todos.

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