Londres, Inglaterra.
04:17 A.M—¿Qué hacías en ese lugar?—insiste Jonathan y ruedo los ojos con fastidio
—Que estaba secuestrada, pedazo de imbécil, te lo he dicho mil veces—me inclino hacia él sobre la mesa—¿Aparte de problemas con tu pene también tienes con los oídos?
Él gruñe enojado por mi provocación y yo me recuesto en la silla con una sonrisa de victoria.
Me han mantenido en la sala de interrogación desde que llegamos, hacen las mismas jodidas preguntas cada cinco minutos y estoy empezando a cansarme de la situación
No sé si encontraron a Ali, no sé qué carajos pasó con él y si logró salir de la mansión sin ser atrapado, eso es lo que más me preocupa.
—Yeon alega que mataste a su hijo—dice—¿Lo hiciste?
Por supuesto que si.
—La CIA no tiene permitido entrometerse en asuntos de la FEMF—contesto—. Si lo hice o no, solo debo responder ante mi superior.
Les guste o no, los soldados de la FEMF solo responden ante superiores de la misma rama judicial, ya que no importa si eres la jodida Interpol, nada como la FEMF.
—Dijo que iban a casarse—insiste y bufo rodando los ojos
Busca excusas para ponerme tras las rejas. Su odio hacia mi y mi familia lo hace ser un idiota que ni siquiera sabe lo que dice.
—¿Me crees lo suficientemente estúpida para casarme con ese cerdo asqueroso?—siseo—. Soy hija del ministro Alex Morgan, mi familia es la más poderosa que existe, no necesito casarme con un cerdo violador.
Sé que todos piensan que lo hacía por poder. ¡Joder! No necesito poder, he trabajado duro para que mi familia se sienta orgullosa de mi, tengo mi propio poder aquí y en el bajo mundo, esto es ridículo.
—¿Si? ¿Y qué me dices de Selene? Ella alega que tienes una relación amorosa con Ali Mahala, que lo dejaste escapar—sonríe victorioso y mantengo mi expresión neutral
Maldita sea.
Mi corazón empieza a latir con rapidez ante la idea de que puedan saber lo que pasa entre Ali y yo.
—¿Hablas del hombre que debo asesinar?—enarco una ceja—. Oh, si, es mi novio, tenemos dos años juntos y un hijo de seis meses. Imbécil, déjate de ridiculeces.
Golpea la mesa con su puño generando un estruendo y respiro profundo ante la rabieta que está haciendo, pero me mantengo calmada.
La puerta se abre y suspiro cuando Christopher entra mirándome con preocupación antes de volver a su expresión fría y seria para mirar a Jonathan.
—¿Nadie te ha dicho que ustedes no pueden arrestar a agentes de la FEMF?—cuestiona con enojo—. Necesito saber quién es tu maldito superior porque eres un inepto de mierda
Christopher lo mira como si estuviera a un par de segundos de rodear su cuello con sus manos y asfixiarlo hasta la muerte.
—Te lo dije—río y Jonathan me lanza una mala mirada
—Quítale las esposas—ordena Christopher y el soldado asiente de mala gana quitándome las esposas—. Ve afuera, Alex y Reece te están esperando
Asiento saliendo del lugar y ruedo los ojos ante las miradas enojadas que los soldados me dan.
Rencorosos. La CIA es una de las organizaciones más poderosas del mundo, pero la Interpol se le iguala y la Marina es superior a ellos, lo que quiere decir que la FEMF está dos ramas judiciales por arriba, aunque ellos quieran hacer de que no.
—Muñequita—escucho la voz de Reece y sonrío antes de correr a sus brazos que me reciben envolviéndome con fuerza—. Estábamos muy preocupados por ti—besa mi sien—. Tenemos que hablar
Frunzo el ceño antes de abrazar a Alex que me reprocha haber ido a Seúl antes de murmurar que estaba preocupado y que me ama.
—Vamos a la camioneta—me piden y asiento siguiéndolos sin soltar a Reece que sigue con su brazo sobre mis hombros
—Ten, vas necesitarlos—me entrega unos lentes de sol y me los pongo antes de que las puertas se abran y los flashes empiecen a dispararse
«Joder, la prensa»
Ignoro las preguntas gritadas de la prensa mientras la alta guardia abre la puerta de la camioneta dejándonos subir
***
—Todo está muy bien, señorita—me informa el doctor y le doy una sonrisa de agradecimiento antes de que se retire de la habitación y deje entrar a Reece
Termino de abotonar mi camisa y trago grueso con mis dedos tropezando ante el temor de que puedan ver la marca que sigue en mi piel. La misma que le pedí al doctor no revelara.
Por supuesto que tuve que inventar que me habían obligado a hacerla para poder cumplir en la misión, así que espero que cumpla con su palabra de no decir nada.
—¿Te gusta Ali?—lanza Reece y me congelo sin atreverme a mirarlo a los ojos—. No seas una cobarde, nunca lo fuiste, mírame a la cara
Levanto la cara para mirarlo a los ojos y no puedo evitar que se me llenen de lágrimas ante el reproche que hay en los suyos.
—Lo siento—la voz se me rompe—. Te juro que no era mi intención, yo..., simplemente se dió y no puedo, no puedo dejar de sentirlo, Reece.
Ni siquiera se acerca, simplemente me mira con reproche y eso me rompe el corazón.
Reece es mi tío, pero es de las personas más importantes para mi, perderlo me desgarraría, no podría con ello.
«Pero perder a Ali me haría sangrar hasta morir»
»Lo amo—lo miro a los ojos y respira profundo—. Lo amo y no me importa si piensan que estoy loca, porque probablemente si, pero no me pueden crucificar por amarlo, no sería justo.
—¿Por qué?
—Porque mi hermano es igual, incluso peor que Ali—le recuerdo y aprieta los labios—. ¡Mi hermano es un criminal, un asesino! Yo...—sollozo—, yo simplemente estoy amando.
No estoy diciendo nada que esté lejos de la verdad. Christopher es mi hermano, pero soy consciente de lo que es, y me acostumbré tanto a ello que me enamoré de un hombre de su misma clase. Un criminal. Un asesino.
—Mi pequeña sobrina—suspira antes de abrazarme y me aferro a su cuerpo—. Estás loca, Kailani, pero yo no tengo la moral para decirte con quién debes ser feliz—se aparta y toma mi rostro entre sus manos
»Pero ten algo en cuenta—me mira a los ojos—. No me cae bien, y no sé como vas a resolver la situación cuando tu hermano se entere
Trago grueso antes de apoyar mi cabeza en su hombro dejando que acaricie mi cabello con esa dulzura con la que siempre lo ha hecho.
—Te amo, y no me importa si es él quien te hace feliz, te apoyo—besa mi mejilla y rodeo su pecho con mis brazos aferrándome a su cuerpo
—No te pido que estés de acuerdo, solo que no me odies por ello—pido y niega
—No podría odiarte, muñequita.