Cap 39

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Cinco meses después...
Estambul, Turquía.

Kailani

—¿Cómo te sientes?—Ali toma mi mano y me encojo de hombros

Es el día, hace un par de horas que me internaron en la clínica privada dónde por fin daré a luz a nuestro hijo.

—Bien, hasta ahora las contracciones son leves—respiro profundo escuchando la máquina del hospital sonar ante la contracción que me hace apretar la mano del árabe—. Estoy muy nerviosa.

Sé que el parto será doloroso, y aunque me pone nerviosa, sigo queriendo vivir cada momento y dolor.

—Todo va a salir bien, mi luna—acaricia mi cabello y me lamo los labios—. Eres una mujer fuerte, muy fuerte, tu puedes con esto.

La puerta se abre dejando entrar al doctor y suspiro aliviada.

—Debemos revisar cuántos centímetros de dilatación tienes—me informa Fabiano y asiento abriendo mis piernas para que pueda palpar

Ali aprieta la mandíbula con disgusto y me quejo cuando el dolor de la siguiente contracción aumenta como si fueran cólicos menstruales dos veces más fuertes que los comunes.

—¿Cuánto falta?—pregunto

—Te faltan al menos tres centímetros de dilatación, Kailani—me informa y respiro profundo—. ¿Segura que no quieres la epidural?

—No, quiero sentirlo todo—le contesto y duda antes de asentir

—Perfecto, unas enfermeras vendrán a ayudarte a levantar y caminarás un poco para ayudar a dilatar—me informa

—¿Caminar?—Ali niega—, Doctor, eso es una locura, le dolería más...—lo mira como si estuviera loco

—Mi amor—lo interrumpo y me mira de inmediato—. Estaré bien, ven, ayúdame a levantarme—le extiendo mi mano antes de mirar a Fabiano—. No serán necesarias las enfermeras, gracias

Fabiano asiente antes de salir de la habitación y yo tomo la mano de Ali que me toca como si me fuera a romper mientras me ayuda a levantarme.

—Estoy en labor de parto, no soy una muñeca de cristal—me burlo y aprieta los labios por lo que tomo su barbilla con suavidad obligándolo a mirarme—. ¿Qué pasa?

—No quiero que te duela—murmura y muerdo mi labio mirándolo con ternura—. Joder, no quiero que sufras esos dolores horribles...

—Voy a estar bien, mi amor—río—. Tranquilo, quiero vivir todo el proceso y el dolor es parte de ello.

Suspira antes de inclinarse a besar mi frente y sonrío apoyando mis manos en su pecho.

»Ven, caminemos un poco—tomo  su brazo para apoyarme y él camina a paso lento a mi lado mientras yo acaricio mi vientre con la otra—. ¿Dónde están los niños?

—En casa, emocionados por conocer al bebé—ríe—. Damon estaba dibujando algo para ti cuando salí de casa.

—Eso es lindo—seguimos caminando por la habitación—. Ayer yo... recibí una llamada de Alex.

Su cuerpo se tensa y yo suspiro

No he hablado con mi padre desde aquella vez en la Isla cuando fueron a verme y yo seguía shockeada por la supuesta muerte de Ali.

—¿Qué quería?—pregunta

—Que le permitiera conocer a su nieto—contesto—. Quería venir aquí con Reece para conocer a nuestro bebé.

—Lo que tú quieras hacer, está bien por mi—besa mi sien y sonrío—. Sabes que no tengo problema con que tu familia esté cerca de nuestro hijo siempre y cuando conozcan sus límites.

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