Epílogo

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Un mes después...

—Feliz primer mes mi pequeño—tomo a Aysel de la cuna para aliviar su llanto y de inmediato lo meso—. Shh, hola, mi amor

Acaricio su mejilla sonriendo ante sus ojitos abiertos antes de sentarme en el pequeño sofá y sacar mi pecho para guiar mi pezón a su boca dejándolo succionar.

Aprieto la mandíbula ante el dolor que me genera la fuerza con la que succiona, pero aún así acaricio su mejilla mientras come

Un mes ha pasado desde que di a luz, y no todo es color de rosa.

Ser madre no es fácil, las horas sin sueño te cobran factura hasta hacerte sentir agotada al punto de no querer mover un solo dedo.

Hasta ahora, solo una semana la he pasado sola, ya que Ali tuvo una emergencia en Argelia, pero el resto siempre ha sido en equipo y me siento muy afortunada de tenerlo a mi lado en cada momento.

Es mi apoyo, mi roca, me mantiene centrada y ambos nos ayudamos mutuamente turnándonos para los asuntos del bebé.

Es agotador y exigente en sobremanera, pero ambos amamos ser padres.

—Buenos días...—Ali entra a la habitación y sonrío levantando mi rostro para permitir que deje un casto beso en mis labios—. Y buenos días a ti—deja un beso en la mano de nuestro hijo

—Te fuiste temprano, ¿Pasó algo?—meso a Aysel y Ali se sienta en el piso recostando su cabeza en mis piernas

—Fui a comprar algunas cosas que hacían falta—mueve su mano restándole importancia—. ¿Tardé mucho? Lo siento

—No, solo me preocupé—me encojo de hombros y él me da una pequeña sonrisa antes de fijar sus ojos en nuestro hijo

—Es hermoso—murmura y sus ojos se llenan de lágrimas—. Anoche yo... tuve una pesadilla, yo moría en esa pesadilla

—Yo viví esa pesadilla—mis ojos se humedecen al recordar ese día y me obligo a apartar esa imagen de mi cabeza—. Fue... horrible.

Me siento tan aliviada de que nada haya sido permanente, que él solo haya salido herido y no haya muerto, a veces siento que es una recompensa extraña de parte del destino.

—Sentí una horrible presión en mi pecho al pensarlo, la misma que sentí cuando me desperté al saber el tiempo que había estado en coma—aprieta los labios y limpio sus lágrimas con una de mis manos

—Tranquilo, mi amor—murmuro—. Ahora estás aquí con nosotros, y no vas a irte de nuevo, nos aseguramos de eso.

Asiente y cuando Aysel suelta mi pecho yo recuesto su cabeza en mi hombro luego de poner un pañuelo y empiezo a sacarle los gases.

Cierro los ojos sintiendo lo mucho que me reconforta el pequeño cuerpo de mi hijo en mis brazos.

Nuestro hijo es nuestro punto débil, pero es el punto que todos saben que no deben tocar. No hay cosa que no haríamos por él, volver cenizas el mundo si es necesario.

Él es nuestra fuerza, la persona a la que más amamos en el mundo.

—Los amo—Ali apoya su frente en la mía mientras acaricia la espalda de nuestro hijo—. Ustedes son mi vida, Kailani, y juro que nunca voy a apartarme de su lado

—Te amo—dejo un casto beso en sus labios—. Los amo, no tienes ni una mínima idea de lo que yo haría por ustedes.

***

—Lo sé, Reece, está cada vez más grande—le muestro al bebé

—Mi sobrino es tan guapo como su tío—bromea antes que su voz se vuelva mimada—. Hola, Aysel, ¿Verdad que eres guapo como tu tío Reece?

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