17. Fiebre

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TW: Al-Haitham x Kaveh | Cyno x Tighnari

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—Creo que solo es fiebre.

—¿¡Solo?! Pero- ¡Puede ser gripe! ¡O una infección, o intoxicación, alguien puede estar envenenandome, Tighnari. Quiero que sepas que si muero en circunstancias extrañas Al-Haitham debería ser el principal sospechoso.

Al-Haitham, quien estaba sentado en el apoyabrazos del sofá detrás de su cabeza, quien le había acomodado las almohadas y ahora le acariciaba el cabello rubio. Quien había llamado a Tighnari y quién estaba tomando nota de los medicamentos que debía comprar. Kaveh tenía la percepción de la realidad alterada o era estúpido, de cualquier forma, a Al-Haitham le causaba gracia y ternura.

Kaveh se sostenía de las mangas de Tighnari para mantenerlo junto a él, y este se arrodilló a su lado en el suelo y lo tomó de las manos.

—En ese caso, si deseas denunciar un intento de asesinato yo ya no puedo ayudarte, pero tal vez el General aquí presente pueda tomar tu denuncia.

Cyno emitió un "¿Mn?" con la boca llena. Había entrado a la casa detrás de Tighnari y había ido directamente a la cocina de Al-Haitham a prepararse un sándwich. No podían culparlo, había trabajado todo el día, y  sabía que a Al-Haitham no le importaba en absoluto. Ahora estaba allí, parado detrás de Tighnari como un guardaespaldas, con el sándwich en una mano y la cola suave de su novio en la otra.

—Sin pruebas no puedo hacer nada contra crímenes futuros— Cyno levantó los hombros. Al parecer había un pacto no escrito para seguirle la corriente a un Kaveh muy afiebrado

Kaveh dejó caer su cabeza en las almohadas con violencia y chilló sacudiendo los pies contra el otro posabrazos del sofá. Al-Haitham le estaba acariciando con dedos enguantados la frente ardiente y sudorosa.

—¡Tighnari se supone que viniste a ayudarme!

—Esta bien, está bien...— Tighnari era increíblemente maternal con los idiotas. Era todo un don, lo tomaba de la mano y asentía— Shh, lo sé, le daré a Al-Haitham una receta de sopa de ave, te hará sentir mejor.

—Tengo calor y frío a la vez y me duelen los huesos y la cabeza y no puedo pensar, necesito poder pensar para...

Al-Haitham se agachó y lo sostuvo de las mejillas calientes para dejarle un beso en la frente. Kaveh quedó en un largo shock y tal vez esa era la idea. Tighnari lo agradeció internamente. Era una cosa que tenían en común, oídos demasiado sensibles a los ruidos y a la voz chillosa de Kaveh demasiado enfermo como para razonar.

—¿No tienes hambre?— Al-Haitham lo miraba con esos ojos hermosos y complicados desde arriba y Kaveh tuvo que levantar la cabeza de forma extraña para corresponderle la mirada.

—Tengo calor— balbuceó con los labios convertidos en gelatina.

Cyno tosió escondiendo una sonrisa detrás de su puño y Tighnari se levantó del suelo cuando vio al convaleciente distraído. La mano libre de Cyno se posó sin perder tiempo en su espalda baja y lo abrazó así, como siempre. Tighnari le sonrió arrugando la nariz, se paró derecho y sacudió su cola.

Al-Haitham sonrió de lado con los ojos solo en Kaveh.

—Es la fiebre— habló suave, acariciando con sus pulgares las mejillas rojas del rubio.

—Lo dudo— murmuró apretando los dientes. Kaveh intentó incorporándose, quería sentarse en el sofá y alejarse un poco de Al-Haitham pero no lo logró hasta que esté lo ayudó, tomándolo por los hombros.

Sus manos fuertes lo acompañaron hasta que estuvo cómodamente sentado contra el respaldar del sofá, le acomodó los almohadones y la manta en su regazo. Kaveh estaba un poco en shock por tantas atenciones. Si, vivía con Al-Haitham hace un buen tiempo ya pero él no solía enfermarse. Y Haitham lo estaba tocando por todas partes para asegurarse de que esté cómodo y arropado, tanto que estaba comenzando a marearse. Esto no estaba ayudando contra el calor.

—Kaveh.

—...

—Kaveh, ey.

—¿Mn?

—Estoy hablándote, ¿Quieres comida?

—¿Dónde va Tighnari?

Al-Haitham parpadeó y frunció el ceño.

Tighnari y Cyno estaban abrigandose junto al perchero de la puerta. Lo miraron y saludaron con movimientos de manos y sonrisas.

—A almorzar, no lo sé, tienen cosas que hacer, ¿Tu quieres comer?— Al-Haitham estaba delante de él, ocupando casi todo su espacio de visión y le acariciaba el hombro con ternura.

Tighnari camino hasta detrás del sofá y le habló peinandole el cabello.

—Le deje a Haitham la lista de medicamentos y comidas, no exageres, vas a estar bien.

Kaveh sintio un pitido en el cerebro y luego el ruido de la puerta. Al siguiente segundo Al-Haitham estaba sentado junto a él en silencio.

—Si no quieres que yo te cuide puedo llamar a alguien más, pero Tighnari está ocupado y no deberías estar solo.

Kaveh parpadeó confundido, se alejó y lo miró a los ojos con cejas fruncidas. ¿Qué?

—¡Nunca dije eso!

—Eso es lo que parece.

—¡Tighnari es mi doctor!

—Lo sé, no es lo que quiero decir, lo que digo es que no pareces querer mis cuidados. De alguna forma aunque hago todo lo que Tighnari me indica a ti no te es suficiente...

—¡Tu...— Kaveh vibró enfadado y caliente y adolorido. Aún en este estado tal alejado de la conciencia, lo último que quería era que Al-Haitham se sienta insuficiente—...¡Me gusta que me cuides, solo... ¡Me das calor, ¿Bien?!

—¿Calor? ¿Hablas de...

—¡Si!

Al-Haitham lo miró como a un jabalí volador, y luego sonrió de lado con suficiencia. Kaveh bufó y rodó los ojos carmesí.

—No te sientas halagado o algo así

—Demasiado tarde.

Haitham le acarició el cabello y lo instó a acostarse en su hombro.

—¿Dormir o comer?— preguntó en un susurró para no alarmar el cuerpo de Kaveh que comenzaba a relajarse contra su costado.

—Quiero ambas

—Tendras que elegir un orden, amor— Al-Haitham habló sin pensarlo demasiado y Kaveh gruñó enfadado, apretando los dientes y los puños, lo miró con ojos entrecerrados acusadores. Tenía las orejas rojas y eso no era culpa de la fiebre.

Al-Haitham sonrió inocente, llevándose dos dedos sobre los labios. Ups.

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