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En la mesa del comedor se podrían acomodar fácilmente una treintena de personas, pero ahora habían solo seis sentadas. Siete si se contaba a Samuel.

El azabache estaba un poco nervioso cuando entró por primera vez al comedor, temiendo tropezar con mis propios pies y hacer el ridículo por completo frente a esas personas. Afortunadamente, Willy mantuvo su mano en su espalda cuando entraron y se sintió un poco mejor sabiendo que el albino estaba a su lado.

Nada más entrar todos los ojos en la habitación se centraron en el, como si fuese  una especie nueva que no podían esperar para diseccionar. Y si eso no fuera suficiente, Samuel seguía preocupado por lo que la familia pensaría de el. No venía de la riqueza, más bien todo lo contrario y sería algo obvio que no pertenecía allí, solo mirando su atuendo.

Willy le acercó una silla y el azabache se sentó dándole las gracias. A su izquierda se sentó una chica, Cristina, quien le dio una sonrisa de bienvenida.

Era muy similar a Willy, como mirar a un equivalente femenino del albino. Pero esta carencia de aquellos característicos ojos achinados. Tenía cabello castaño oscuro, brillantes ojos verdes, un poco más claros que los de Willy y adorables hoyuelos. Su estilo y vestimenta gritaba a niveles su sofisticación.

-Soy Cristina, estoy segura de que Willy te habló de mí-dijo ella dulcemente.

- Sí, lo hizo-Contesto Samuel-Es un placer conocerla.

-Déjame presentarte al resto de nosotros. El joven gruñón que está sentado justo enfrente de ti es Alejandro, pero prefiere que lo llamen Alex. El piensa que Alejandro está un poco pasado de moda y lo hace sonar como un abuelo.

-Habla por ti misma!-refunfuño el susodicho desde su asiento.

Parecía el típico mocoso de diecisiete años. Pero este había perdido a sus padres a una edad muy temprana y eso debió haber sido difícil. Al igual que su hermano y hermana mayor, también era dotado de un gran atractivo. Para ser adolescente, tenía el rostro de un modelo y probablemente también comía como uno.

-Alejandro esa boca! Esa no es manera de hablar a tu hermana-Willy le regañó con toda la actitud de un hermano mayor.

-Lo que sea-le replicó Alex-Qué diablos estás mirando tu?!

A Samuel le tomó un tiempo darse cuenta que Alex le estaba hablando y su cara se calentó de vergüenza.

-N-Nada-tartamudeo-Lo siento.

-Alejandro, espero que respetes a tus mayores-le exigió Willy-Esa no es la manera de hablar con Sam. Discúlpate con el ahora mismo.

-Oblígame!-Alex arrojó su servilleta y tiro el plato frente a él bruscamente de la mesa. Conforme este se hizo añicos en el suelo, las criadas se apresuraron a limpiar aquel desorden-Y me importa una mierda la cena. Voy a pedir pizza de todos modos.

El adolescente se puso de pie, tomó un sándwich de una de las bandejas y salió furioso de la habitación. Samuel sentía como si hubiese sobrevivido a un huracán. Ese chico necesitaba aprender modales y rápido. Retiro lo que pensó sobre él como un adolescente malcriado. Más bien era un engendro del demonio.

-Me disculpo en su nombre Sam-dijo Willy en voz baja.

-Tiene diecisiete años-intervino Cristina-Todavía está pasando por esa fase de la pubertad, ya sabes. Aunque la verdad, Alex no ha sido el mismo desde que nuestros padres fallecieron.

La mesa se llenó de un silencio abrumador.

-Lamento escuchar lo de sus padres-les dijo Samuel-Mi madre desde que yo era muy pequeño, tuvo una enfermedad degenerativa que la dejo incapacitada hasta que murio. Así que no recuerdo mucho de cuando estaba bien, pero aún puedo sentir su perdida. Solo puedo imaginar lo que están pasando ustedes.

The Boy & The Bear ❈RubegettaAU❈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora