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Samuel y Ruben salieron juntos del salón de baile. La mano del más alto estaba apretada con fuerza en la del azabache, con sus dedos entrelazados.
Pasaron por el pasillo que conducía al salón de baile y antes de que pudieran entrar en una habitación, Ruben dobló en la esquina de repente y atrajo a Samuel hacia su cuerpo.
El azabache jadeo cuando las manos, que estaban extendidas sobre su cintura posesivamente, apretaron su agarre sobre el.
Ese toque encendió un fuego inexplicable dentro de Samuel.

-Qué estás haciendo, Ruben?-le susurro el azabache.

Pero este no le escuchó. Sus labios atacaron la mejilla del azabache, siguiendo un camino por su mandíbula y luego por el cuello, sus dientes rozaban suavemente, haciendo que las rodillas de Samuel se debilitaran. El azabache tuvo que sujetarse de sus hombros para un mejor agarre.
Ruben olía a whisky caro, brandy o alguna otra bebida, el aroma se mezclaba con su perfume característico. Estaba borracho.

-Ruben, cari...-dijo tratando de desenredar sus cuerpos por miedo a que los atraparan-Alguien puede venir...

El más alto, en cambio, no le escuchó, sus dedos se clavaron en su cabello mientras inclinaba el rostro para reclamar su boca en un beso abrasador. Le besó como si estuviese cenando uno de los mejores manjares que jamás haya probado. Y eso a Samuel le encantó.
Ser inundado por tanta atención, incluso si Ruben le estaba usando para sus placeres, no podía decir que lo odiara. Estaba mal en muchos niveles, enamorarse de un hombre que pertenecía a la familia que le secuestró y tenía más que ver con la falta previa de atención que había tenido.
Ellos dos eran muy similares.

Ruben estaba atado por su retorcida familia. Obligado a hacer lo que le pedían y Samuel no era diferente.
Ruben tenía hambre de esta conexión. Y Samuel amaba ser querido con tanta pasión...

Los labios del más alto continuaron el asalto. Samuel le devolvía el beso, mientras lo rodeaba con los brazos y acariciaba su cabello. Entonces se apartó.

-Ruben... No deberíamos estar haciendo esto. Tu hermano me matará si se entera-murmuro recuperando el aliento.

Samuel empezó a preguntarse si Ruben había fingido que no se sentía bien cuando estaba hablando con Luzu, para poder sacarle de allí. De alguna manera, la idea de que Ruben estuviese celoso era tentadora.

Cerro los ojos y disfruto de la forma en que gimió el más alto en su boca, presionando su gran excitación contra su estómago. Sentía el deseo en lo más profundo de su corazón. Nadie habia tenido este efecto en el.

Las manos de Ruben se deslizaron de sus caderas al pantalón del contrario, con sus palma introduciéndose dentro de este. Samuel ya respiraba con dificultad, pero aun así logró decir.

-No, Rubius, aquí no...-dijo, aunque era obvio que pronto querría más. Querría seguir adelante y no pensaba que tendría dentro de él, la fuerza para negárselo.

Pero de repente, los movimientos se detuvieron. Ruben quedó quieto y Samuel se preguntó qué lo había parado. En su visión periférica, vio por qué Ruben permanecía quieto.
Iván estaba a unos metros de ellos, mirándolos en silencio. Sus expresiones eran ilegibles.

No podían confiar en el. No era un secreto que Iván, por mucho que se viese lindo como el infierno, también era un pequeño demonio, a diferencia de Alex, que parecía ser frío por fuera pero se preocupaba por la gente y le gustaba mantener la distancia porque no le gustaba lo que su familia le estaba haciendo a personas inocentes.
Iván sin duda los delataría.

Samuel no se creía capaz de soportar otra ronda de golpes rompiendo sus piernas.
Ruben camino hasta donde estaba parado su hermano pequeño, con sus grandes ojos mirándole mientras se ponía frente a el.

The Boy & The Bear ❈RubegettaAU❈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora