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Samuel pensó que Ruben  le llevaría de regreso a si habitación, pero estaba equivocado. Todo lo contrario, el más alto le llevó arriba, directamente a su habitación, dirigiéndose al baño. Luego sacó un pequeño taburete para la bañera e hizo que al azabache sentarse en este.

Alex ya se había ido a acostar y esto dejó a Samuel completamente a solas con Ruben. Aunque extrañamente, el azabache se sentía seguro estando cerca de el. Si Ruben  hubiese estado con el, esa otra noche, de seguro le hubiera protegido de su malvado par de hermanos. 

Samuel nunca antes había estado en el baño de Ruben. Este era lo suficientemente grande como para ser un dormitorio, con piso de baldosas de mármol blanco y paredes pulcras. En el centro había una gran bañera y unas puertas corredizas transparentes conducían a la ducha. El azabache podía ver su reflejo maltrecho en el enorme lavabo con encimera del mármol a juego. Estaba acompañado de botellas de champú, perfumes y cremas. Todo alli era un vistazo a la vida de Ruben antes de su accidente.

El azabache le observo mientras este sacaba el cabezal de la ducha adyacente a la pared de la bañera y rociaba un poco de agua sobre su mano, verificando su temperatura. Luego fue hacia el azabache y alcanzado su camisa levantandola, tratando de desnudarle.
Rápidamente Samuel negó con la cabeza, mientras su corazón latía con fuerza contra su pecho.

-No... Yo lo haré solo-dijo tímidamente. Su cuerpo le dolía por permanecer en el piso de concreto durante más de una semana, pero no lo iba a admitir. Ruben le veía con preocupación en sus ojos y no quitó las manos de la camisa del contrario-Puedes esperar afuera?

Ruben le miró fijamente durante un largo momento y eso le hizo preguntarse a Samuel si se negaría a irse, pero segundos después, asintió con la cabeza, colocó una botella de gel de baño junto a el y salió, deslizando la puerta trás de el.

Despues de asegurarse que no regresaría, Samuel se desnudó por completo y entro a la ducha. Trato de evitar que el agua le cayera sobre sus piernas enyesadas y dejó que el chorro de agua tibia le empapara. Luego tomó un poco de gel en su palma y froto la espuma por todo su cuerpo.
Un momento después llamaron a la puerta.

-No he terminado todavía!-gritó pensando que entrarían sin saber que estaba desnudo.

-Señor Samuel, soy yo Dulce. El señor Ruben me envió aquí para ayudarle. Puedo entrar?

-Oh, ya veo-dijo aliviado-Sí, entra.

La sirvienta entró al baño con una toalla y algo de ropa. Dulce de verdad era una de las sirvientas más agradables que Samuel había conocido. No parecía una muñeca sin emociones como el resto del personal y eso siempre le gustó de ella.
Después del baño, la chica le ayudó a vestirse. El azabache no podía ponerse de pie sin apoyo, así que no podía avergonzarse de estar desnudo frente a ella. Esta le secó el pelo e incluso lo peinó.

Cuando Samuel se vió en el espejo, noto que ya parecía estar bien, pero realmente muchas cosas, habían cambiado en el. El ingenuo Samuel que se había incorporado al empleo hacía unas semanas ya no estaba. Ahora era el Samuel que había soportado dolores físicos y mentales. El que había aprendido a no confiar nunca en nadie, menos en aquellos que parecían "normales".
Ahora estaba solo.

Al fijarse mejor, se dio cuenta de que Dulce llevaba un rastreador similar al suyo en el tobillo y eso le hizo preguntarse si ella también había pasado por aquel infierno o si había aceptado su destino y decidiendo permanecer en silencio.

-Dulce, cuánto tiempo llevas trabajando para esta familia?-le preguntó.

-Cinco años-respondió la chica sonriente.

-Y te gusta estar aquí?

Samuel no iba a hacer ninguna pregunta directa. Pero los ojos de la chica se encontraron con los amatistas en el espejo.

The Boy & The Bear ❈RubegettaAU❈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora