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Pasaron los segundos mientras Samuel esperaba que Ruben respondiera, que inventase una excusa y le dijera que estaba equivocado, pero no lo hizo.
Lo que su esposo le había estado diciendo era mentira. No le recordaba, no recordaba al Samu que había llegado a amar alguna vez.

-Ya ni siquiera sé quién eres-sollozó el azabache entre lágrimas, antes de salir de la habitación.

Samuel no podía estar más avergonzado y dolido. Ruben había jugado bien con él. Le hizo creer que le conocía y Samuel había sido un tonto al confiar en sus palabras. Debió haber seguido sus instintos, los mismos que le decían que el antiguo Ruben se había ido para siempre.

-Samuel, escúchame!-Ruben estaba justo detrás de él, pisándole los talones.

Samuel ya había salido, cuando Ruben le agarró por la cintura y tiró de él, de regreso a su estudio. Luego cerró la puerta detrás de él, giró la cerradura y la bloqueó con su enorme cuerpo para que Samuel no pudiese salir.

-Mírame-le dijo el más alto al azabache.

Pero Samuel se quedó mirando al suelo, así que Ruben le sostuvo la barbilla hacia arriba, para encontrarse con su mirada.

-Esta es otra de tus tácticas? Soy solo un peón para ti en este juego como el resto de tu familia? Porque todo lo que tenías que hacer era decirme la verdad, Ruben y yo te habría apoyado de todos modos-dijo Samuel dejando que las lágrimas cayeran libremente-Te pregunté si te acordabas de mí y me mentiste en la cara!

-Tenía que hacerlo joder! Pensé que era correcto en ese momento. Por favor, comprende...-sus manos bajaron hasta los hombros de Samuel, sosteniendolos-Me desperté confundido en aquel hospital, no mentía sobre eso. Te recordaba, pero no de la forma en que crees que lo hago. Recordaba caras, nombres, destellos de ciertos incidentes, pero no tenía idea de que significaban.

Por primera vez, Ruben parecía preocupado. Parecía querer que el azabache volviera a confiar en él. Samuel se negó a decir nada. No había obtenido la respuesta que estaba buscando.

-Imagína esto-continuó Ruben-Casi me ahogo y luego me despierto en un auto, sentado junto a un hermoso hombre que parecía preocupado y listo para huir. Qué me tomó de la mano durante todo el viaje, como si estuviera tratando de salvarme de algo. No sabía quién eras, pero tenía visiones tuyas. Era como mirar esas imágenes en mi cabeza.

-Qué visiones?-preguntó Samuel en un murmullo.

-Visiones de ti sonriéndome, atrapado y sangrando en el bosque, pidiendo ayuda-continuó Ruben-Te vi vestido de novio. Desnudo y gimiendo debajo de mí. Luego te vi pidiéndome que saltara del auto. Estaba confundido como el infierno porque no recordaba haberme casado contigo. Supuse que era parte del plan de Guillermo y no sabía si podía confiar en ti. Entonces vi el anillo en tu dedo.

-Cómo sabías mi nombre si no recordabas nada antes del viaje en auto?-preguntó el azabache.

Samuel estaba jugando a las preguntas con Ruben. Necesitaba verlo hacer una pausa o quedarse atascado en sus palabras y sabría que estaba mintiendo.
Pero ahora parecía genuino.

-Yo también tengo un anillo en el dedo, comprobé el grabado en su interior. Tu nombre está en él. Decidí probar cuando te seguí a nuestra habitación y grité tu nombre. Respondiste y supe que eras mi esposo.

-Pero si sabías todo eso, entonces por qué me mentiste? Podrías haberme dicho la verdad desde el principio-le reprochó Samuel.

-Porque sabía que te rompería el corazón. Pude ver claramente como esperabas que te recordara y no lo sé... Simplemente no quería decepcionarte, supongo-respondió Ruben cabizbajo.

The Boy & The Bear ❈RubegettaAU❈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora