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Ruben era realmente insaciable.
Hicieron el amor cinco veces más esa noche antes de quedarse dormidos. Amanecieron juntos entre un lío de sábanas y edredones, con la pierna izquierda de Ruben encima del cuerpo de Samuel, de manera posesiva.

Al despertar el azabache noto, que ese brillo desconocido en los ojos de su esposo se había desvanecido. Hasta había llegado a pensar que el antiguo Ruben había vuelto.
Empezó a preguntarse si lo había imaginado. Si su cerebro no lo había inventado todo. Pero el hormigueo o las mariposas volando en su estómago, lo hacían seguír rebobinando todo en su cabeza como una cinta. El momento en que le llamó por su nombre.

Hubo un leve golpe en la puerta y antes de que pudiesen contestar, Akira la sirvienta, entró en la habitación. Samuel se avergonzó de estar desnudo frente a ella y le incomodaba un poco el echó de haber sido ascendido de empleado, a también dueño de esa mansión. "Sr. Samuel Doblas De Luque".
El nombre sonaba bien.

Akira ni siquiera levantó la vista cuando metió el desayuno a la habitación, hizo una reverencia y salió rápidamente. Esa era su rutina desde que Ruben dormía allí solo. Ahora que compartia la habitación con su esposo, nada iba a cambiar al parecer.

Samuel tubo que despertar a Ruben y obligarlo a ir al baño. Porque el más alto prefería quedarse desnudo en la cama, que hacer las actividades del día.
Después de su baño, este se sentó en la cama mientras Samuel estaba entre sus piernas y peinaba los mechones de su blanco cabello húmedo. Aunque ahora era su esposo, los deberes del azabache seguían siendo los mismos. Además no dejaría que nadie más los hiciera, porque amaba cada segundo que pasaba con Ruben.

Este le miraba con atención. Sus ojos verde esmeralda, brillaban a la luz del sol que entraba por la ventana. Había algo tan íntimo en el momento, entre el cómodo silencio y la compañía de ambos.
La mano de Ruben se deslizó lentamente dentro de la camisa de Samuel, tomando uno de sus pechos. Samuel se rió.

-Puedes parar? Estoy tratando de concentrarme en tu cabello-le dijo dulcemente.

Pero Ruben no estaba escuchando, rodeó el pezón entre sus dedos y con un tirón posesivo en la cintura del contrario, cubrió su boca húmeda y caliente sobre él. El peine se le escapó a Samuel de las manos y sus dedos se posicionaron donde había estado el peine, haciendo un desastre con los enredos que acababa de quitar.

-Ruben...-murmuró en un jadeó.

Este tomo su rostro y su boca volvió a encontrarse con la de Samuel en un beso que le sacaba hasta el alma al azabache. Finalmente se quedaron sin aliento unos minutos más tarde, mirándose fijamente el uno al otro.

-Qué te pasó anoche?-le preguntó Samuel

-Que pasó?-repitió Ruben sin entender.

El azabache se mordió el labio. Debía preguntarle o debía dejarlo pasar?
Finalmente tomo una decisión.

-Me llamaste Samuel-le dijo.

-Lo hice?-preguntó Ruben con el ceño fruncido en confusión.

Samuel observó sus expresiones, para ver si estaba siendo honesto o mintiendo y solo pudo ver sinceridad. Se preguntó si Ruben era un muy buen actor para poder engañarlo así.

-Si-contesto finalmente besando la mejilla de su esposo.

-Qué más dije?-le preguntó Ruben, sin romper el contacto visual.

El azabache podría jurar que había visto un destello del viejo Ruben la noche anterior. Un Ruben que tenía todos sus recuerdos intactos y que conocía muchos más secretos oscuros de los que dejaba entrever. Un Ruben que era peligroso y calculador. El mismo que había dirigido el imperio Doblas.

The Boy & The Bear ❈RubegettaAU❈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora