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Samuel sentía como su pierna palpitaba con un dolor insoportable y cuando la tocó, sus dedos se llenaron de sangre. Tenía la visión algo borrosa, pero aun podía ver a Ruben, encima de el, tratando de ayudar lo mejor que podía. Se notaban en su expresión que estaba molesto con toda la situación y desesperado por ayudarle.
Samuel quería gritarle, ya que el era la razón por la que quedó atrapado allí en primer lugar. Si Ruben no le hubiese seguido, el ya habría cruzado el lago y tomado un autobús.

Al parecer la trampa en la que el azabache habia caido, al igual que otras reparttidas y escondidas en la propiedad, habían sido colocadas a propósito por orden de Guillermo, para que cualquier miembro del personal que decidiera abandonar la propiedad, no pudiese hacerlo. Y Samuel terminó directamente en una de ellas. Debería haber sabido que escapar de ahí no sería tan fácil.

En qué se había metido? Qué quería esa retorcida familia de el?

-Ruben, hazte a un lado-le ordenó Guillermo, sosteniendo el rifle-Solo lo estás haciendo peor para el.

-Tú, maldito enfermo!-le gritó el azabache.

-Sam, te sugiero que controles esa boca. Soy tu jefe y merezco respeto, además eres tu quien estaba rompiendo las reglas de esta casa y nuestro contrato, cuando te dije específicamente que romper las reglas tiene consecuencias nefastas-le dijo el albino en un tono malditamente tranquilo-Puse las trampas en el bosque para los animales salvajes, así que me disculpó porque desafortunadamente caíste en una de ellas.

Guillermo estaba mintiendo y Samuel lo sabía. No se arrepentía de nada.

-Grefg, llama al Dr. personal de la familia y dile que revise al Sr. De Luque en su habitación -

Grefg, otro de los sirvientes de la casa, se acercó a recoger a Samuel y fue entonces cuando el azabache noto cómo este cojeaba un poco con su pie derecho.
Pero entonces Guillermo levantó la mano para evitar que el sirviente se le acercara al azabache.

-Aun no he terminado de hablar con el.

Grefg se detuvo donde estaba y se quedó allí con una expresión sombría en su rostro, como si ya se hubiese acostumbrado a ver a los empleados atrapados en trampas para animales. Parecía que había visto muchas otras cosas y se había visto obligado a aprender volverse insensible a todo.

-Señor Guillermo, encontramos su mochila-avisó Lolito saliendo de la oscuridad y Guillermo se lo arrebató de las manos.

-Pero qué tenemos aquí?-preguntó el albino mientras abría la mochila y vaciaba su contenido en el suelo.

Los sándwiches, bebidas y bocadillos se cayeron al suelo junto con las pocas pertenencias personales de Samuel. Guillermo se rió.

-De todo lo que pudiste robar, esto es todo en lo que tomaste? Sam, el par de zapatos que te di el otro día cuesta más de mil dólares. Podrías haber tomado esos en su lugar-le dio una sonrisa coqueta, la misma que Samuel había confundido con encantadora la primera vez que lo conocío-Pero adoro la mediocridad de la gente honesta, esa es la razón por la que te contraté ese día

-Por favor, déjame ir-pidio el azabache-Que quieres de mi?

Guillermo se inclinó y tomó su barbilla hacia arriba para mirarle. Sus ojos verdes, que Samuel pensó alguna vez que eran bonitos, ahora parecían vacíos y desprovistos de humanidad. En ese momento, el azabache supo que el albino era capaz hacer, cosas mucho peores.

-Pronto descubrirás lo que realmente quiero de ti Sam-dijo en un tono peligrosamente bajo que a Samuel le heló la sangre.

Probablemente le usaría para algo sexual. Guillermo sería otro depredador, como aquellos tipos que traía su padre. La única diferencia era que Guillermo era rico.
Samuel retiró lo que había pensado de el cuando lo conoció por primera vez. Y pensar que creyó que era una buena persona, cuando en realidad era un monstruo.

The Boy & The Bear ❈RubegettaAU❈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora