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Samuel bajó las escaleras lentamente, como si prolongar el tiempo pudiera detener lo inevitable. Podría estar ganando tiempo, pero no se iba a engañar pensando que la boda se detendría.
Sabía que eso no era posible. Nadie iba a aparecer y detener esta boda.

En secreto, el azabache esperaba que el lugar se incendiase o que se rompiesen los pantalones del novio. Pero en su caso, la suerte solía ser inexistente.
Parecía que vivia con hechos y tragedias que seguían acumulándose a lo largo de su vida. Y esto no era mejor.

Sentía mucha pena por Ruben. Le había prometido que estaría con el, pero si iba a casarse con Guillermo, no se le permitiría pasar tiempo con Ruben tanto como estaba acostumbrado. No iba a ser su niñero, sino el esposo de Guillermo y esa era una gran tragedia en sí misma.

Por qué el albino le había elegido? Ni siquiera pertenecía a una familia rica como la de ellos. Por el contrario, su origen podría ser considerado muy pobre.
Si robaba una cuchara de la cocina de los Doblas, probablemente se haría rico y le duraría un año. Así que, por qué Guillermo se casaría con alguien tan por debajo de él?
A menos que tuviese un motivo.

Lujuria? Pensaba que al casarse con Samuel le daría la autoridad para llevarselo a la cama?
Tal vez se había enterado de la breve aventura de Samuel con Ruben. Bueno, si pudiese llamarsele a eso una aventura, cuando solo era andar a hurtadillas por la mansión e intercambiar algunos besos apasionados.
Un sirviente podría haber visto algo y cotillear o Iván notificó a Guillermo, así que decidió casarse con Samuel para darle una lección.
Eso podría ser. No había otra explicación para ello. Ninguna en absoluto.
Se casaba con el azabache, para poner fin a sus reuniones secretas con Ruben y pensó que era la única forma de hacerlo.
Bueno, había pensado mal.
Incluso si Samuel se casaba con Guillermo hoy, haría lo que quisiera.

Su mente se estaba volviendo loca cuando llegó al patio y trató con todas sus fuerzas de no pensar en el futuro y vivir en el presente, porque así es como iba a poder superar esto, un paso a la vez, cruzando un obstáculo tras otro.

Al llegar se dió cuenta de lo hermosos que eran los arreglos de la boda, todo ambientado en un blanco puro, con toques leves de lavanda. Había un gran arco decorado con rosas blancas y moradas.
El sol ya se estaba poniendo, dejando una tonalidad entre naranja y rosa sobre las montañas, con las sombras mezclándose perfectamente sobre los árboles verdes que flanqueaban las áreas. Era como una hermosa pintura, que estaba a punto de resultar grotesca por los acontecimientos que sucederían.

Sillas de lujo estaban alineadas, donde estaban sentadas algunas personas que Samuel no reconocía, con una expresión curiosa en sus rostros. Supuso que eran parientes o amigos lejanos de la familia Doblas. Era bastante obvio que la ceremonia era privada y solo unos pocos fueron invitados.
El abuelo Merlon, estaba sentado justo en la parte delantera y miraba al azabache con indiferencia en sus ojos vidriosos. Cristina se sentó a su lado, luciendo muy elegante, vestía un hermoso vestido beige, con su cabello peinado en rizos ondulados.
El novio de Alex, Fargan, también estaba allí y sus ojos solo estaban reservados para el adolescente en cuestión, mientras seguía mirándolo coquetamente.

Alex se puso de pié, llendo al lado de Samuel y sonriéndole amablemente. Samuel supuso que era la última sonrisa antes del sacrificio.

-Yo voy a llevarte por el pasillo hasta el altar-le anunció.

Samuel apretó su mano mientras caminaban.

-Alex, por favor detén esto-le pidió Samuel en un murmullo-No quiero casarme...

-Si hubiera algo que pudiera hacer para ayudarte Sam, lo haría, pero tengo las manos atadas en esto. Lo siento y si soy honesto...-sus ojos azules atravesaron los morados de Samuel-Me encantaría tenerte en nuestra familia.

The Boy & The Bear ❈RubegettaAU❈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora