Capítulo 2

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-Señor, es hora- levanté la mirada y era obvio que no podía ocultar su emoción. Se había regado la voz de que tendríamos un enfrentamiento "amistoso" y ahora todo el pelotón dejó sus actividades para presenciarlo.

Caminé con seguridad hasta el gimnasio y me deshice de mi chaleco y boina, mi pecho de infló al notar a las subordinadas recorrerme con la mirada.

Luego entró ella, tenía sus botas militar, una camiseta y su característico moño bien peinado. A lo lejos noté al mocoso escondido entre los muros y lo ignoré.

-Tengo cosas que hacer, así que será rápido.- dijo tajante

-¿Es el?- desvié la mirada hasta quien habló, una delgada joven, su pelo lacio y rosa era atado en dos coletas y llevaba una planeta en los boca, la sacó de su boca y chupó con morbo. -Es sexy- me detalló con la mirada -Y prepotente- sonrió con malicia -Lo apruebo

-¿Se puede saber que cosa apruebas?

-Que mi chica te parta el trasero- dijo burlesca y caminó cantoneando las caderas con esas faldas que dejaban apenas algo a la imaginación.

La Comandante hizo una señal a quien nos serviría de arbitro para que se acercara y tomé posiciones cuando esta lo hizo.

Sus manos fueron a mi cuello y su rodilla trató de alcanzar mi abdomen pero lo esquivé, tarde noté que en realidad sus planes eran lanzarme contra el suelo. No fue hasta que mi espalda tocó el cemento que lo hice.

Su risa de superioridad me hizo enojar, sería bueno con ella, pero ya no.

Me puse de pie y esquive un golpe que lanzó a mi cara, sostuve su puño y pierna y la dejé caer sobre el cemento. Pretendí acercarme para continuar pero me pateó el pecho con ambas piernas y se puso de pie para comenzar a lanzar patadas y puñetazos mientras yo la esquivaba para someterla en el suelo.

Mi labio ardió y me tomé esa distracción para tomar su cuello y brazos, mi cuerpo se posó sobre el suyo mientras mis piernas sujetaban las suyas y uno de mis brazos los de ella. -Ríndase- dije y la vi sonreír burlesca mientras forrajeaba.

-Quisieras- una de sus piernas se zafó y pateó mi pecho para luego hacer girar mi rostro al darme otra lateral en él.

Invirtió la llave y su cuerpo quedó sobre el mio haciendo que quedara inmóvil por lo apretado de su llave, una de sus manos fue a mi cuello y con su antebrazo se auxilió para contenerme. -Ríndete

-Mátame- dije de mala gana y la vi apretar la mandíbula y alejar una de sus manos para golpearme en el rostro pero varios disparos se escucharon y mi cuerpo fue liberado a la vez que todos corrían hacia fuera del gimnasio. -¿Que pasa?

-Nos atacan señor- tomé el arma que me tendía y corrí con dirección a la entrada donde la comandante gritaba órdenes mientras una metralleta descansaba en su hombro.

Luego la vi perderse entre el mar de reclutas y algo vino a mi cabeza, el mocoso.

Corrí con dirección al gimnasio y encontré a dos uniformados claramente del Norte, disparé a ambos sin darle una segunda mirada y volví a correr hasta el interior. No estaba donde lo había visto por última vez pero lo noté a lo lejos siendo cargado por uno de ellos mientras golpeaba su espalda.

No podía disparar porque acabaría hiriendo al mocoso, corrí hacia ellos y a varios metros logré alcanzarlos.

Patee su rodilla y tomé al niño en brazos para luego forrajear con quien lo llevaba a rastras. Mi pie impactó con su cara y mi puño contra su mandíbula dejándolo noqueado, no lo mataría, nos serviría alguno vivo que nos de nombre o ubicaciones.

-¿Estás bien mocoso?

-Mamá va a matarme- dijo arrepentido

-Si te sigues escapando de la escuela si- me recosté cansado sobre el campo.

-La tía Preciosa.- mi ceño se frunció, miré sobre mi hombro y un cuchillo cruzó rosando mi rostro, luego otro y otro.

Cuando se acercó a mi noté a la peli rosa con ambos de estos aún en las manos y tras de mi a dos hombres en el suelo, uno con un cuchillo en la frente y otro con el que había peleado con uno en la garganta y el pecho.

-Camina- demandó al niño pero lo tomé del brazo.

-No se irá con la loca de los cuchillos- demandé firme.

-¿Y tu quien eres para impedírmelo?

-Es mi tía. No sea metiche- ahh

-Maldito mocoso mal agradecido. Escóndanse hasta que pase el peligro- la peli rosa negó -¿Quien te crees para desautorizarme?

-No estoy bajo tu mando bombón y la loca de los cuchillos acaba de salvarte. Vamos Mau

-Dije no ¿quien te crees?

-Su niñera. ¿No ves?- intentó continuar  forzando pero otro cuchillo salió de su mano e impactó tras mi cuerpo. -Mau, hay que esconderte.

Salió corriendo con el niño a rastras y los seguí mientras mi arma le abría paso entre los uniformados que parecían buscarlo específicamente a el.

Acabamos escondidos en un cuarto diminuto y escuché las balas, al parecer los cadetes habían regresado.

-¿De quien es este mocoso?- la peli rosa no respondió  -¿De quién es hijo el mocoso?

-De la comandante Lee

-Sabes de lo que hablo. Responde ya

-No le hables así. Mi mamá va a golpearte otra vez. Como hace rato ¿recuerdas?- bufé y me enfrenté a el de manera peligrosa. -Mi papá es el Consejal Lee Seok-Ho dijo orgulloso.

-Callate Mau ¡maldición!

-El norte- su mirada me hizo saber que no me equivocaba -¡Del puto norte!




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¿El Jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora