Capítulo 11

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Jugué con la llave de mi camioneta, estaba en la calle antes a la de mis padres, se supone que este se escaparía para comenzar con nuestra venganza. Hacía 5 minutos lo esperaba.

-Tardaste demasiado mocoso, a la próxima te dejo tirado. Espera ¿no es día de escuela?

-Estamos de vacaciones genio- se abrochó el cinturón -Se que solo quieres hacerme a mi él culpable- oh, es más listo de lo que parece. -Así que te ayudaré, voy a echarme la culpa de lo que sea que tengas planeado.

-Pero...

-Pero vas a ser mi instructor de tiro, mamá solo me deja tomar un arma cuando nos persiguen, ya no tengo la mía.

-Tienes menos de 10 años, no deberías tener armas, yo a tu edad...

-Lo tomas o lo dejas- es un buen negociante debo reconocerlo. -Si no lo haces me chivo con mi mamá.

-Odio a los chivatos

-Eso lo se, no inicies una guerra, sabes que estoy del lado más fuerte.

-Mocoso maleducado- encendí el vehículo -No te daré un arma, te enseñaré a tirar con rifle, iremos con los de pintura.

-¡No! Yo quiero los de verdad- negué

-No mandas aquí mocoso- lo miré de manera retadora. -Si quieres te enseño a pelear pero el rifle será de pintura, ya lo compré- lo señalé en la parte trasera de mi camioneta.

No volvió a quejarse, al menos no en voz alta, cuando llegamos al campo de tiro habían un grupo de personas ya jugando.

-Yo puedo solo- haló para si el equipo de protección que trataba de colocarle. Blanqueé los ojos y abandoné mi acción.

Comencé a explicarle los trucos mientras subíamos a la camioneta que nos llevaría al campo que usaríamos -Si tira así no dará en el blanco.- dijo un hombre cual estaba en la misma camioneta, -Hace años vengo aquí, primero con mi hijo mayor, ahora con el pequeño- lo señaló, era algo más alto que él mocoso -Y te puedo asegurar que no duraran mucho en el campo, somos muy buenos.

-¿Sí?- mi vista fue hasta el -¿Cuántos tiros debe dar en el blanco para ganar?

-25- dijo la instructora, -Pero si roban su bandera es más rápido.- asentí en respuesta y no hablé hasta que el auto se detuvo.

-Mocoso quiero que seas él sebo

-No, ¿porqué yo?

-Para ganar

-Yo puedo ganarles- contradijo

-Dispararemos ambos entonces, él padre es mío.

...

-Mejor no le respondas, cuando se pasa la mano por el cabello tiene ganas de matar a alguien.- advirtió el mocoso por lo bajo, era de noche.

Resulta que si habíamos ganado, y como logramos acribillar con pintura al bocón y a su mocoso fuimos a celebrar, lo malo es que...

Cuando fui a llevarlo notamos al Capitán Choi adentrarse a un restaurante, así que fuimos ambos y aprovechamos para cenar, entonces al mocoso se le ocurrió la idea de llamar a la grúa por este haber aparcado mal, luego esperamos para ver su reacción al saber que no tendrá como volver, luego vimos como su cita se fue molesta, no es nuestra venganza pero fue satisfactorio. El punto es que pasaba la media noche cuando llegamos, mis padres parecían al punto del desmayo y su madre a punto de matarme.

Mi hermana se fue a dormir apenas nos vió entrar dejándome a merced de la loca.

-Mauricio, ve al cuarto- dijo severa, este se perdió por el pasillo y mis padres subieron tras él, aquello acabará con ambos discutiendo otra vez.

-Antes que digas algo, el mocoso está a nombre mío, así que no me lo robé.

-¡No soy un perro!- su vocecita retumbó desde el pasillo, se había quedado escuchando.

-¡A dormir!- le gritó su madre por  primera vez en todo el rato y me guió, más buen me empujó fuera de la casa. -¡¿Que mierda se te pasa por la cabeza al llevarte s mi hijo como si...

-Ya, rígida de mierda, solo paseábamos.- lanzó un golpe a mi rostro cual logré esquivar, así que sostuve sus brazos para evitar que lo logre. -Me disculpo por el insulto. Pero te recomendaría que pongas otro ojo sobre el mocoso, me lo encontré en la calle, solo lo recogí- mentí

La furia con la que me miraba y esos hermosos y pomposos labios apretados en una fina linea me hicieron tensar, así que decidí alejarme.

-No te acerques más a mi hijo, última vez que te lo digo.

-¿Si no que?

-No me retes, bien puedo matarte mientras duermes o follas- reí con sorna.

-Para eso deberías estar sobre mi cuerpo- me acerqué más a ella y nuestras alturas se impusieron. Trató de tumbarme sobre el suelo de la entrada pero solo consiguió que la apegara con fuerza contra la madera.

Y mierda que no se lo que hice

Pero cuando el dulce de sus labios se adentró en mi boca supe que la había besado.

Mi lengua se abrió paso en su boca mientras mis manos sostenían su cintura y aquello era más de lo que mi cordura me permitía.

Acabé apretándola con más fuerza contra la madera mientras nuestros cuerpos robaban el calor del otro.

-Hijo, dejen de discutir por favor- la voz de mi padre tras la puerta nos hizo separar los labios del contrario, hacíamos todo menos discutir justo ahora papá. -Vuelvan dentro y...

-Volveré a la base, nos vemos luego- al decir esto me alejé de su cuerpo como si quemara dejándola en el mismo lugar para tomar mi camioneta con rumbo a la base.

Mi cuerpo ardiendo por ella y mi cabeza hecha un lío por besar a la hija de mi madre frente a la puerta de su casa fueron mi compañía en el camino.





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¿El Jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora