Capítulo 3

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-Salga de aquí Min, no lidiaré con usted justo ahora- tomé asiento

-Espía norcoreana- la ví reír con sorna.

-¿Se le permite a los espías tener cargos en la milicia?- tomó el teléfono y marcó, luego volvió su vista a la mía -Largo- negué y la vi dejar el teléfono a la vez que me miraba con furia, luego fuimos interrumpidos y me vi obligado a salir, pero tendría las respuestas que quería, de eso estoy seguro, me puse de pie aún con aquello en mente. Debía reportar aquello, pero si no era verdad acabaría por quedar de chivato.

Caminé hasta las canchas de entrenamiento, hacían unas 4 horas de que aquel grupo vino a atacarnos y aún se encuentran reforzando las mallas y sacando los muertos, atendiendo a los heridos.

Lo que llamó mi atención en específico es el hecho de venir precisamente cuando estábamos todos en la cancha de entrenamiento, también que parecían tener un objetivo fijo.

A mi teléfono llegó un mensaje de un número que no tengo registrado, era un archivo que al abrirlo encontré un nombre, una dirección, un alías y una foto. Reí sin gracia por aquello, era la dirección de la Comandante Lee, y la que se presenta como la niñera del mocoso. Mi suerte no podría ser peor.

Kim Yare-Ni alías Preciosa así la había llamado el mocoso, ahí entendí el porque esa destreza con los cuchillos y esa sangre fría al proteger al mocoso, me dirigí a mi cuarto para buscar mis llaves y fui directo a buscarla. Supongo que debe estar en casa, y es preferible que la comandante no esté, supongo que no le hará gracia lo que tengo que proponerle a su novia.

No me meto en las orientaciones sexuales de los demás, pero sabiendo aquello entendí de porqué ese carácter de mierda, esa personalidad tosca no era por más que por ser el hombre en la relación. Además de que la pelirosa suele llevar una pulsera con los colores que representan la bisexualidad.

Conduje hasta la propiedad, estaba escondida entre los bosques y se que los reclutas no manejan la información de aquello, pero cuando vine aquí estudié cada bosque, cada propiedad que nos fuera de ayuda o que nos perjudicaría.

La casa era pequeña y tenía unos árboles bastante útiles para ocultarse y atacar a quien se dirija a la propiedad, también para planear una emboscada en tu contra, de pie en el marco de la puerta, la peli rosa. Llevaba una camisa enorme y botas militares, dos coletas y un par de cuchillos en sus manos. Para variar.

-Hola bombón- sus cuchillos fueron su pierna mientras me acercaba. -¿Que buscas?

-¿A quien?- corregí -A ti, quiero hablarte sobre un trabajo- su mirada cambió.

-¡Oye enano! Ve a tu cuarto- me dió entrada al pórtico y esperó por que hablara.

-Quiero que vayas a el Norte a un encargo, te pagaré.

-¿A comprar víveres?- reí con sorna, se hace la tonta.

-Se quien eres Preciosa- pronuncié su alías y se tensó

-Supongo que Vante se ha vuelto más idiota a través de los años- no sabía de que hablaba, de quien más bien -El Consejal Kim Taehyung, el te dió mis datos. Si el idiota me expuso supongo que no le importará que le devuelva el favor.

¿Vante? ¿El mismo que bombardeó toda una ciudad hace 5 años? Mierda, quizás por ello tanto secretismo con su rostro. ¿Ella fue una de los espías que hicieron aquello?

-¿Cuanto ofreces?- mi vista fue a la carretera donde el vehículo de la comandante se acercaba. Estacionó al lado del mío y caminó hasta ambos.

-¿Que hace aquí? ¡Le dije que no le daré explicaciones a un subordinado!- lo tosca ni con un polvo se le quita. -Yare-Ni debemos hablar. Largo

Cabello negro y ese lunar... recuerdo los retratos hablados sobre ella, alta, ágil en pelea, lunar en medio de la frente y una cicatriz de quemadura en su brazo derecho.

Mi brazo se movió solo hasta tomar el suyo y encontrar bajo el uniforme aquella cicatriz. -¡¿Que mierda pasa contigo?!

-Preciosa- señalé a la peli rosa -Y Bella- la señalé a ella. La vi tensarse y mirar a su pareja.

-Fue Vante- se excusó la otra -Quiere pagarme un trabajo.

-¡No lo aceptarás!

-No puedes opinar por ella, él hecho de que sea tu pareja no te hace su dueña.

-No me tuteé, y yo puedo....- se calló abruptamente y miró entre los árboles, le hizo una señal a la otra y volvió su vista a la entrada de la casa. -Hay un sótano, Mau sabe dónde está, suba por el y espere. Cuide a mi hijo ¡puta madre!

Volví mi vista a la pelirosa, le había entregado un arma a la otra y ambas se perdieron sin dejarme reaccionar sobre lo dicho. Cuando el primer disparo se escuchó y luego de ese, más; escuché un ruido dentro, entendí que aquello de hombres fuera no era más que una distracción para llevarse al niño.

Corrí hasta ver una sombra, lo llevaban amordazado pero pataleaba tratando de zafarse -Suéltalo- apunté mi arma en su cabeza pero no se inmutó, luego noté que tenía un cuchillo apuntando al niño, tomé su mano haciéndolo soltar ambos y cuando creí pelearíamos un cuchillo se incrustó en su frente haciéndolo caer muerto en instantes.

Ambas habían regresado, una bañada en sangre y la otra perfectamente peinada como si no hubiese hecho algo. -No me iré hasta que me digan sobre esto, así que la loca de los cuchillos puede darse un baño mientras espero.

-Lidia con el tía, que yo no puedo- pronunció antes de perderse por el pasillo. ¿Dijo tía?

-Mau, amor. ¿Donde está tu arma?

-No alcancé a tomarla- se escusó por lo bajo.

-¿Arma? ¡Tiene 6 años!

-Tengo 7- ahh mocoso mal educado

-A la escuela deberías ir, largo- le regalé una dura mirada cual devolvió con una patada en mi pierna para luego perderse junto a su madre.

-Revisa el perímetro, necesito un baño.

-¿Quien te crees maldición?

-Tu superior idiota, y eso soy.- pronunció por último antes de perderse por el pasillo con el mocoso.




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¿El Jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora