Capítulo 24

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-Tardaste más de 15 minutos, 30 para ser exactos.

-Avisas muy a destiempo.- me encogí de hombros, estaba de buen humor así que voy a bromearle un poco. -¿Cuándo te capas? El Kim mayor anda con hielo en los huevos.- hizo una mueca de incomodidad que supe notar pese a la oscuridad de la carretera, su vista permanecía en el camino.

-Se fueron a pasear todas juntas, según sé tu hermana también estaba. El punto es que esta vez no solo intercambiaron recetas de cocina, sino información de como ser menos fértiles. Tu hermana es la culpable de todo esto. Lo puedo jurar- reí

-No seas nena. No duele tanto

-Eso no es lo que dice SeokJin

-Es otro débil. Ya tienes tres, ¿para qué quieres más?

-Quiero 4, si es niña mucho mejor.

-Ofrécele un trato a la fiera. Si te da otro mocoso, te operas.- me miró por solo un segundo.

-Das buenos consejos a veces- puse los ojos en blanco. -Deberías sentar cabeza, el hecho de que no quieras hijos no quiere decir que debas privarte de compartir tu vida con alguien, de que alguien te ame y hacerlo tu también.

-Luego andan dándome órdenes también en la cama- negué entre risas.

-Yo siempre estoy arriba

-Porque ella te deja, no te equivoques. Las mujeres son así, todas. Fingen que les gusta tener el control pero no es más que una mentira. Lo cierto es que quieren que les muestres tu poder por sobre el suyo, en la cama claro.

-¿Es lo que haces con la espía?- sonrió como niño travieso -¿Te crees que me creí eso de ustedes dos yendo a "curarte"?

-Conduce, voy a dormir.

Desperté cuando llegamos al aeropuerto, a solo 30 minutos luego de cerrar los ojos y apenas subimos volví a dormir. Ni siquiera había preguntado sobre que tipo de misión haríamos o por cuanto tiempo.

Kim Namjoon nos esperaba en el aeropuerto, de igual manera, con ropa de civil. No parecía nada contento. -Estás con peor humor que cuando estabas casado. La falta de sexo supongo.

-Siempre vas a tener la boca más grande que cualquiera- dijo de mala gana.

-No solo la boca Kim- el tercero puso mala cara antes de subir al vehículo, nosotros hicimos lo mismo.

-Y estamos aquí porque...

-¿Hasta ahora preguntas? El operativo que me ayudaste a montar la otra vez- asentí -Namjoon era quién vigilaría esta zona. Y consiguió a alguien. Vamos a interrogarlo.

-¿Y me necesitan a mi para eso?

-No habla con golpes- dijo el otro. -Pensamos que quizás si él temido Min Yoongi era quién lo interrogaba diría algo.

-¿Desde cuando participo en interrogatorios?- lo pensé mejor -Lo conozco ¿no?

-El Mayor Han, eras su subordinado en la isla, cuando eras Capitán- alcé las cejas con incredulidad.

-Esto será divertido- una sonrisa tétrica salió de mi.

No veía la la hora de llegar al cuarto dónde estaba, se notaba en mis pasos largos al caminar por los pasillos. Apenas me vi en el interior de esta cerré la puerta. -Mayor- saboree cada letra con sorna. -Sabe, creí capaz de esto a cualquiera. Maldita sea que hasta dudaría de mí. Pero...- lo miré de arriba a bajo, -¿Usted?- reí -Está más muerto que vivo. ¿Aún le queda avaricia?- parecía dispuesto a guardar silencio.

Caminé hasta dónde estaba, habían varios métodos de tortura que no habían empleado con el, sería divertido. La puerta fue tocada cuando evaluaba con cual iniciar. -Señor, El Comisionado Jeon quiere informarle algo, está al final del pasillo.- puse los ojos en blanco.

Quizás me pida no ser tan duro, pero sus métodos poco despiadados con los que los tienen sin resultados.

-A ver, ¿que cosa quieres decirme?- este estaba hablando animadamente con el otro.

-Yo no te...- antes de terminar su frase el retumbar de las balas se escuchó fuera de donde estábamos. Estos tomaron armas cuales se encontraban en los estantes y las cargaron, imité su acción con prisas y salí corriendo hasta el cuarto donde estaba el Mayor Han, tenía una bala en la frente.

Corrí con dirección a la entrada. Habían hombres armados por todo el lugar pero no hacían mucho pues no veíamos cuantos eran. Parecían tener rifles de alto alcance.

Recordé el deposito de armas donde encontré a Jeon y corrí hasta este. Tomé un collar de granadas, a lo lejos noté un camino rodeado de arbustos que no parecía ser del interés por ninguna de las partes.

Corrí con ganas hasta que estuve lo suficientemente cerca como para abrir una y lanzarla hasta uno de los francotiradores. Era claro que aquella hazaña me podría en el ojo de los demás, así que ya tenía granadas listas, las lancé sin punto fijo, con el fin de desorientarlos y permitirme correr y atacarlos.

Uno de ellos vino a mí apenas me acerqué, disparé en su frente antes de correr en dirección del otro. Una bala rozó el aire a milímetros de mí rostro y acabó contra  un árbol, lancé una última granada a la vez que escuchaba como hacían la retirada y me lancé sobre quien planeaba atacarme, al menos necesitábamos uno vivo para interrogarlo.

Una bala atravesó su frente y otra mi brazo. Tomé mi arma con intención de seguirlos pero otra bala se incrustó en mi pierna, giré mi rostro con incredulidad y acabé viendo dos rostros conocidos.

-¿No sabes apuntar imbecil?

-Solo te rocé, no seas nena.

-¡Me atravesó el muslo idiota!- el otro se rió -¿Y si mejor nos dejo parejos?

-¡Ya! No te hice nada y besaste a mi esposa.

-Esta me la pagas maldito idiota.






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¿El Jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora