Anika siente un tirón fuerte que le arrastra hacia arriba, de repente se encontraba sobrevolando la ciudad, era una sensación extraña, y se sentía mareada, así que decidió cerrar los ojos, hasta que al fin dejó de sentir aquella sensación y los abrió. Se encontraba en una ciudad no muy diferente a la suya, pero había algo diferente aquí, no hay luces encendidas, no se escucha ningún ruido, no hay autos y tampoco hay alguna persona cerca; es una ciudad abandonada.
— ¿Y este lugar? — pregunta Anika dirigiéndole una mirada a Gabriel.
— Es una ciudad abandonada.
— Eso ya lo sé — responde Anika con indiferencia.
— Bueno, es mi lugar secreto — explica Gabriel y empieza a caminar hacia lo que parecía ser un banco —. Hay demasiadas ciudades como esta alrededor del mundo, y varias han sido ocupadas por demonios para tener un lugar tranquilo.
—Vaya, no sabía que seres como tú necesitaran tranquilidad — dice Anika mirándolo de reojo.
— No es como que toda nuestra vida esté llena de caos, muchas veces necesitamos tiempo para nosotros — dice Gabriel a la defensiva.
— Sí, bueno — responde ella no muy convencida mientras se encoge de hombros.
— Estaré por ahí — Gabriel cambia de tema —, puedes desahogarte como quieras, nadie vendrá aquí — antes de que Anika pudiera decir algo, Gabriel ya había desaparecido.
— ¿Desahogarme? — dice ella a la nada —, ¿por qué debería? ¿desahogarme de qué? — Anika suelta un suspiro y empieza a caminar por la ciudad. Todavía hay construcciones en pie, no entiende por qué es una ciudad abandonada. Anika camina por las calles y posa su mano sobre las paredes de algunas casas que aún hay en el lugar, de repente eso le provoca una extraña sensación. Instantáneamente varias imágenes invaden su mente, pero no son sus recuerdos, ve niños, ancianos, jóvenes; son de personas que nunca había visto en su vida, ¿son de la gente que solía vivir allí?; Anika aparta rápidamente la mano de la pared y sus visiones se desvanecen.
— ¿Estás bien? — pregunta Gabriel a su lado, ella se gira para mirarlo pero no dice nada —. Te estuve llamando — continúa él —, te llamé un buen rato, pero no me escuchaste y parecías estar muy concentrada en algo; pero ahora que lo veo es solo una pared, ¿qué tiene de especial?
— Vámonos de aquí — dice Anika con tono sombrío.
Regresan a la ciudad sin decir ni una palabra en el trayecto; finalmente llegan hasta la casa de Anika.
— ¿Precisamente qué fue lo que viste allá? — pregunta Gabriel con bastante curiosidad.
— No importa, ahora solo quiero descansar — Anika suelta un suspiro.
— ¿Vas a estar bien?
— Seguro... — contesta no muy animada mientras tiene su mirada perdida.
— Déjame acompañarte — dice Gabriel al ver la consternación de Anika.
— ¿Cómo vas a entrar a mi casa? — lo que dijo Gabriel la hace salir de su ensoñación —, ¿quieres que mi madre se entere que eres un demonio? ¡buah! de solo imaginármelo ya la veo dándole vuelta a toda la casa — se detiene de golpe y mira fijamente a los ojos de Gabriel —. ¿Por qué te preocupas tanto por mí? ¿acaso quieres algo de mi persona? — Anika se gira hacia la puerta de entrada —. No creo que lo que busques se encuentre aquí, así que adiós.
— Así creo que puedo acompañarte dentro — Anika se vuelve de nuevo y no ve a Gabriel en ningún lado, solo ve un gato blanco con manchas negras en su lugar.
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El destino de Anika ©
FantasyAnika lleva la descendencia de generaciones de diosas, pero aún en este año viven los demonios que han luchado por siglos contra la gran Diosa Anika; aunque ella quiere librarse de aquel destino que la encadena, su madre no se lo permite. Anika se e...