Cuando Gabriel abre los ojos, se encuentra con sus manos y pies atados a una silla; estaban atados con unas cadenas, y cada vez que rozaba su piel con el metal podía sentir como se le quemaba la piel. Gabriel levanta la mirada y se encuentra con Rahel a unos pasos de él, la habitación estaba poco iluminada pero podía distinguir las siluetas de más personas; Rahel no trabajaba sola.
— Me da gusto verte — Rahel le sonríe con una mueca —. Tú... debes ser el hermano menor de Asta Roth — Gabriel abre los ojos sorprendidos, ¿hasta qué punto había llegado la madre de Anika que lo sabía? —. Por tu expresión puedo decir que no lo esperabas — Rahel se le acerca con un cuchillo en la mano —. Dime dónde está Asta Mot y tal vez solo te arranque los ojos — el cuchillo le roza el rostro, pero Gabriel suelta una risa divertida.
— ¿Te causa gracia, cretino? — Rahel le da una bofetada y le pide a uno de los hombres que le traiga una silla. Rahel se ubica delante de Gabriel y suelta un largo suspiro.
Gabriel la observa por un momento, tenía cierto parecido a Anika, cabello negro y ojos del mismo color, pero su tez era más oscura. Tenía piel morena en cambio Anika era completamente blanca.
— Ya tengo experiencia torturando demonios, así que no me vas a ganar — la madre de Anika estaba completamente segura de ello, le sacaría información a Gabriel y luego lo asesinaría. Cuando fue diosa, Rahel había logrado grandes avances, pero luego, bueno... quedó embarazada y eso había arruinado todos sus planes.
— No me lograrás sacar nada — la desafía Gabriel a pesar de que estaba bastante mal herido, Rahel hace un gesto con la cabeza y al lado de Gabriel aparecen dos hombres, se veían bastante musculosos, y con sus manos presionan sobre las manos de Gabriel provocándole fuertes quemaduras, él seguía resistiendo, no podía mostrar debilidad.
— Estas cadenas no dañan a los humanos, pero a una bestia como tú debe causarte gran dolor. Tu rostro lo dice todo, vamos no te lo tragues, ¡quiero oírte gritar de dolor! quiero verte sufrir — Rahel se pone de pie —. Recuerdo que en una ocasión también tuve prisionero a un demonio joven, estaba lleno de vida y estaba seguro que no iba obtener información que saliera de su boca, se hacía el fuerte como tú, se resistía a hablar, al final tuvo que hacerlo y de igual manera murió — Gabriel la miraba con desagrado —. No tienes el derecho a verme así, bestia; ustedes están en el mundo para acabar con él, yo me encargo de corregir eso.
— ¿Para qué quieres saber dónde está Asta Mot? — Gabriel escupe las palabras.
— Tengo una cuenta que saldar con ella — Rahel se saca la chaqueta de encima y le muestra una gran cicatriz que le recorría todo el brazo, desde el hombro hasta su muñeca. Gabriel suelta una carcajada.
— Solo por esa pequeñez haces un gran escándalo — su voz sonaba pesada debido a la garan cantidad de sangre que tenía en la boca, se le dificultaba hablar.
— Qué puedo decirte, soy una persona vengativa — Rahel continuaba jugando con el cuchillo en sus manos, sus ojos estaban llenos de emoción —. Ahora vas a decirme dónde se encuentra esa perra — Rahel avanza hasta donde Gabriel y le incrusta el cuchillo en el hombro con todas sus fuerzas, finalmente él lanza un grito de dolor.
Cuando Anika se despierta se encuentra acostada en su cama; no recordaba muy bien qué había pasado para terminar en ese estado, recordaba que se encontraba con Gabriel en el templo, ¿pero y luego?
Se levanta de la cama y sale de su habitación, afuera se encuentra con una anciana, la cual no tenía pupilas y Anika se asusta un poco. Sentía que la había visto en otra ocasión pero era una visión difusa.
— ¿Quién eres — le pregunta Anika a la vieja.
— Me llamo Channah, querida; ven siéntate, tenemos que hablar — la anciana se sienta en el mueble y le hace un gesto a Anika para que haga lo mismo, ella le obedece —. Llevo años junto a tu madre, así que conozco perfectamente tu situación — Channah posa sus manos sobre las de Anika en un gesto de comprensión, Anika no sabía cómo mirarle porque las pupilas de la anciana no estaban, y se sentía incómoda con ello —. Debes aprender a controlar tus poderes... — entonces lo recuerda «los poderes de la chica están descontrolados, podría significar un gran riesgo en el futuro».
Anika tenía una imagen borrosa, pero recordaba bien a la vieja hablando con su madre; fue el día en que murió su padre, Anika lloraba desconsoladamente y Channah le decía algo a Rahel: «tienes que regresar a la chica, sabes que nunca debió haber nacido». Y todos sus recuerdos se unieron, de alguna manera que no comprendía, había visto que su madre junto a la anciana habían capturado a Gabriel.
— ¡Maldita bruja! ¿dónde está Gabriel? — Anika se pone de pie de un salto.
— Tu camino nunca debió de enredarse con ese demonio; deja tus sentimientos humanos a un lado y empieza a comportarte como una Diosa — habla la anciana con paciencia.
— No tienes derecho a decirlo, ¿no le decías a mi madre que nunca debí haber nacido? — la expresión de Channah se torna sombría, parecía que no esperaba que Anika lo recordara —. ¿Adónde se llevaron a Gabriel? — ella no responde, Anika hace a un lado a la vieja y sale al jardín, ¿dónde podrían estar?, el templo era grande... y no sabía cuánto le había ocultado su madre.
— Están en el sótano — dice una voz detrás de ella, era Channah.
— Señora, encontramos a esta muchacha husmeando afuera — dos hombres lanzan al suelo a una chica.
— ¡Anika! — suelta Rahel bastante sorprendida, no esperaba que su hija la viera en esto. Anika se levanta y dirige una mirada a Gabriel y luego a su madre.
— ¿Qué es todo esto? — pregunta ella con desagrado.
— Hija, lo hago por ti — Rahel le toma las manos a su hija —. Este monstruo sabe demasiado sobre ti, debo protegerte — Anika aparta las manos de su madre de un tirón.
— Me das asco, ¿cómo puedes hacerle algo así a alguien? — Anika camina hasta donde tenían prisionero a Gabriel. Todo su cuerpo estaba mal herido, se veía muy débil y a penas si podía mantenerse despierto. Ella toma las cadenas de las manos de él.
— No las toques, te harán daño — dice Gabriel con un hilo de voz.
— ¡Ni creas que vas a liberar a esa bestia! — Rahel se abalanza sobre ellos y aparta a Anika de él —. ¡Mira! ¡Ve cómo me deshago de este demonio! — Rahel toma el cuchillo que estaba en el suelo y esta vez se lo incrusta a él en un lado de su estómago, Gabriel tose sangre.
— ¡Gabriel! — Anika empuja fuertemente a su madre a un lado y esta cae dando un golpe sordo en el suelo, para su alivio comprueba que Gabriel todavía respira.
— ¡Debes matarlo ahora! — era la voz de la anciana —. Debes hacerlo para terminar con los lazos que te unen a él, y tu absurda dependencia; ¡no puedes enredarte en el mundo de los demonios! ¡ustedes son enemigos desde los principios de los tiempos! — Anika la mira con demasiada furia, lo que la obliga a callarse por completo.
Anika le saca las cadenas con demasiada facilidad a Gabriel, y cuando se disponía a ayudarle a salir, él la detiene.
— Déjame — le dice, ella lo ve con desconcierto —, Anika, no puedes generar sentimientos por mí, déjame.
— ¿Es en serio? Solo te estoy ayudando, en estos casos deberías decir gracias — Anika vuelve a intentarlo una vez más, y Gabriel de nuevo la aparta con su mano.
— Gracias, pero ya no necesito tu ayuda — Anika no puede creer en lo que escucha, se había rebelado contra su madre y él simplemente deseaba abandonarla así.
— Te puedes ir muy a la mierda, cobarde — Gabriel le sonríe al escuchar estas palabras y Anika se gira para no verlo más, esperaba que pudiera irse de allí ya que le había quitado las cadenas.
— Vas a lamentarlo, chica — le dice Channah cuando Anika pasa a su lado —, no debiste dejarlo libre.
— Vas a lamentarlo tú — le espeta Anika.
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El destino de Anika ©
FantastikAnika lleva la descendencia de generaciones de diosas, pero aún en este año viven los demonios que han luchado por siglos contra la gran Diosa Anika; aunque ella quiere librarse de aquel destino que la encadena, su madre no se lo permite. Anika se e...