XI

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— Te lo agradezco, Zacarias. En algún momento te devolveré el favor — dice Anika con una sonrisa —. Ya puedes regresar.

— De hecho, me gustaría...

— Anika — la voz de Immanuel se escucha desde atrás —. Necesito hablar contigo.

— Lo siento, Zacarias — Anika se gira para darle la espalda al chico y se dirige dentro de la cabaña, Immanuel estaba en el umbral esperándola —. ¿Cómo está Gabriel? — le pregunta Anika a Immanuel.

— Por el momento está estable.

— Es un alivio...

— ¿Cómo conoces a ese chico? — parecía que Immanuel estaba enojado por la presencia de él.

— Estaba muy desesperada y tenía que encontrar a alguien que pudiera salvar a Gabriel, y ese chico ya me conocía, y también a Gabriel — explica Anika con voz firme.

— ¿Los conocía...? Anika, ese tipo parece tener otras intenciones, deberías hablar con él... y alejarlo de ti...

— Deidad Anika — Zacarias irrumpe en medio de la conversación de Anika e Immanuel. Immanuel se gira a mirarlo con furia y estaba dispuesto a marcharse pero las palabras de Zacarias lo detienen —. Debo hablar un asunto con usted, Immanuel — este abre los ojos sorprendido.

— No tengo asuntos para tratar contigo. Te equivocas — le habla con firmeza.

— Les dejaré para que hablen — Anika sale de la sala principal dejando a los dos solos.

— ¿Quién carajos eres? — le pregunta Immanuel mirando a los ojos del chico pelirrojo —. ¿Y qué eres exactamente?

— No era de esperarse menos, señor Valentín. Un demonio como usted debería notarlo fácilmente — Immanuel le mira desafiante al escuchar que pronuncia su antiguo nombre. Se había encargado de eliminar sus rastros como ayudante del padre de Asta Naan para que no le molestaran, pero nunca imaginó que a estas alturas, un chico le llamara por ese nombre.

Zacarias le muestra una sonrisa a Immanuel, pero este se enfurece más y le agarra del cuello.

— Déjate de tus tonterías, y dime qué quieres.

— Ya te habrás dado cuenta de que no soy un demonio por completo. Soy un demonio mitad hechicero — Immanuel le suelta al escuchar la palabra hechicero. Los demonios años atrás se habían encargado de exterminarlos a todos, no entendía cómo es que este chico estaba de pie delante de él. Era por eso que Immanuel no sintió nada bueno cuando ese chico atravesó la puerta acompañado de Anika —. Pero no te preocupes, no he vivido tanto tiempo como usted — el chico parecía divertido con el momento.

— Entonces, ¿para qué viniste? — Immanuel intenta tomar de nuevo su compostura.

— Buscaba a la deidad Anika.

— ¿A Anika? — Immanuel no comprendía para qué un hechicero buscaría a Anika.

— Le aseguro, que no me interpondré en sus planes, solo quiero estar al lado de ella — responde el chico con total tranquilidad.

— Imbécil, ¿cuáles son tus verdaderas intenciones? — Immanuel no creía en esas patrañas que acababa de decirle.

— Estoy enamorado de ella, de la deidad Anika — habla el chico con tono divertido. Immanuel se le queda viendo y se lleva la palma de su mano al rostro.

— ¿Por qué...? Olvídalo, haz lo que quieras — le dice Immanuel y este sale de la aldea.

Anika ve a Immanuel salir y se le acerca de inmediato.

El destino de Anika ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora