XVI

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Anika estaba tumbada en la cama sin poder dormir, de casualidad había escuchado la conversación entre Gabriel e Immanuel, y eso le hacía sentir un poco inquieta. Había escuchado algo de unos poderes, y su nombre fue pronunciado más de una vez. Ahora le preocupaba la verdadera identidad de esos chicos, pero no podía ir a enfrentarlos directamente, se darían cuenta de que les había espiado a escondidas.

Habían pronunciado un nombre más, Rahel, tendría que preguntárselo a su padre más adelante.

Anika no recuerda en qué momento cayó dormida, pero ahora se levantaba de su cama, preparía el desayuno para tres personas. Cuando abre la puerta se encuentra con Gabriel, Anika se sobresalta y da pasos hacia atrás. Ahora no podía confiar mucho en ellos luego de escuchar la conversación extraña de anoche.

— Venía a decirte que no es necesario que nos prepares desayuno. Immanuel tuvo que irse por un asunto, y yo no necesito comer — dice sin más.

— Podías no haberme asustado por algo tan trivial — responde Anika de mala gana.

— Solo no quería que te molestaras con ello, igual no creo que te importara mucho, ya es el medio día — dice entornando los ojos. Anika se asoma a la ventana, y ve un día completamente soleado. Anika le cierra la puerta en la cara a Gabriel y decide darse una ducha.







— Vamos, necesito que me acompañes — Gabriel se encontraba tendido en el pasto, parecía disfrutar de la tranquilidad del lugar. Anika llevaba puesto un vestido de flores y un sombrero, también llevaba una canastilla como la primera vez que Gabriel la vio en este lugar. Él le dedica una mirada.

— ¿Crees que soy tu perro? — le dice él con tono burlón —. No voy a ningún lado contigo — sentencia.

— Es tu trabajo.

— Puedes jugar a ser una princesita tú sola — Gabriel vuelve a cerrar los ojos para ignorar a Anika.

— Te lo pido porque no está Immanuel, tampoco me agrada estar a tu lado, ¿sabes? Pero puedes quedarte aquí, no me interesa — Anika empieza a caminar en dirección al bosque, Gabriel le mira de soslayo pero decide quedarse ahí, no le importaba a dónde fuera. Ujarak le había chantajeado para quedarse aquí, así que tampoco se la pondría tan fácil.

Anika hubiera deseado que Gabriel le acompañara, era la primera vez que iba hacia el bosque y no conocía bien el camino. Pero necesitaba ir allí, las plantas que necesitaba solo crecían en lugares húmedos. Anika suelta un suspiro y emprende su camino hacia el bosque.

Anika caminaba con mucho cuidado, asegurando de no perderse.

— Le había dicho a Gabriel que esperaba no vernos pronto, pero aquí te encuentro de nuevo, Anika — una chica rubia sale de entre los árboles, ¿cómo había llegado a este lugar?, y lo más importante, ¿cómo la conocía a ella y a Gabriel? —. ¿No me recuerdas? Tu expresión... es un poco extraña — la chica lleva su mano hacia atrás, y de repente sostenía una espada en su mano —. ¿Dónde está Gabriel? ¿Te dejó sola?

— ¿Cómo me conoces? — pregunta Anika asustada. Estaba al borde de salir corriendo de allí, pero temía que aquella chica le atacara antes de si quiera ella darse vuelta.

— No te hagas la tonta — la chica empezaba a exasperarse, pero Anika no sabía de qué hablaba. Nunca pensó que perder sus recuerdos la pondrían en situaciones tan complicadas como esta.

— Creo que me confundes con otra persona — a Anika empezaba a temblarle la voz, la chica suelta una carcajada.

— Eres Anika, no me vas a engañar — la chica se mueve con fiereza y en un par de segundos Anika no tocaba el suelo, la chica rubia le sostenía por el cuello demostrando que tenía bastante fuerza. Anika empieza a ahogarse, entonces forcejea para que la deje libre —. ¿Qué mierda está pasando? ¿Por qué no tienes poderes? — la chica parecía más desconcertada que Anika —. No importa, me llevaré tu cabeza — esta suelta a Anika y ella cae sobre el pasto soltando un quejido.

— Por favor, no me mates — le implora Anika casi llorando mientras observaba a la chica desde el suelo —. Por favor...

— Ya comprendo por qué Gabriel no está a tu lado, no iba a hacerse cargo de una simple humana; pero... puedo perdonarte la vida si me traes a Gabriel aquí — ella habla con divertida amabilidad.

— Él no vendrá por más que se lo pida — Anika se pone de pie con dificultad.

— Lástima, entonces nos veremos en el infierno — la chica se encoge de hombros y levanta su espada, la cual choca contra otra. La chica dirige su mirada al dueño de esta espada y se encuentra con Gabriel —. Sí que vendrías como un perro faldero — a la chica se le forma una gran sonrisa en su rostro.

— Me asignaron un trabajo, y no vas a imaginar quién me lo pidió, Asta Mot — Gabriel le devuelve la sonrisa y aparta su espada.

— Pero qué bajo has caído como demonio para estar a la merced de una simple humana, hermanito — Asta Mot le dedica una mirada a Anika —. Deben haberte ofrecido algo grande como para quedarte a su lado.

— Tal vez mi aliado sea un demonio bastante poderoso — Gabriel se encoge de hombros. Anika quería huir de allí, habían afirmado ser demonios, su cabeza ahora mismo le daba vueltas y su respiración le pesaba.

— Aunque me gustaría saber qué le sucedió a ella — dice Asta Mot señalando a Anika con un gesto. Gabriel se gira para ver a Anika y nota que está muerta del pánico. Gabriel no puede contener su risa.

— ¿Te estás burlando de mí, estúpido? — le espeta Anika enojada.

Gabriel da pasos largos para quedar cerca de Asta Mot, apoya su espada en el suelo y se le acerca a ella lo bastante para susurrarle al oído —. Ahora no puedo darte detalles, pero tal vez pueda intercambiar información si me das el paradero de Asta Hong — Asta Mot se aparta de Gabriel y lo mira con intriga.

— Asta Hong está perdiendo los estribos porque no sabe dónde buscarte.

— ¿Y cómo nos encontraste? — pregunta Gabriel bastante interesado.

— Tengo mis métodos — Asta Mot inclina la cabeza hacia un lado para ver más allá de Gabriel —. Parece que estás en problemas, tu chica escapó — Gabriel se gira y no ve a Anika en ningún lado, se había escabullido y ahora debía hallarla en este inmenso bosque.

— Maldición, a pesar de ser humana no deja de fastidiarme — Asta Mot le agarra por el hombro impidiéndole irse.

— ¿Se verdad vas a quedarte a su lado? Ahora es una humana corriente, podrías llevarle la cabeza a Asta Roth, nadie sabe de su pérdida de poderes — Asta Mot mira fijamente a Gabriel —. ¿En serio tu benefactor misterioso es tan poderoso?

— Al igual que Asta Roth — Gabriel se va allí para empezar a buscar a Anika, no podía haber llegado muy lejos en este pequeño período de tiempo. Debía encontrarla antes del anochecer si no quería meterse en problemas con Ujarak.

Anika caminaba apresurada entre los árboles, no sabía en qué dirección iba, solo quería alejarse lo más posible de ellos. Habían afirmado con tanta tranquilidad que eran demonios y Anika estaba completamente desorientada con lo que acababa de escuchar. Aquella chica había afirmado de que ella poseía poderes, y Gabriel había dicho lo mismo ayer; odiaba haber perdido la memoria y no recordar nada después de haberse desapartado en su casa. Ni siquiera estaba segura de si realmente esa era su casa, tenía que hablar urgentemente con su padre.

Anika ya no sabía cuánto tiempo llevaba caminando, pero al fin había encontrado una salida del bosque, corre en esa dirección y llega a un lugar desconocido. Estaba en la cima de la montaña, y una enorme cueva se imponía sobre ella.

— ¿Quién anda ahí? — Anika escucha una voz detrás de ella, al girarse se encuentra con un hombre que muestra una cara de sorpresa al reconocerla —. Su majestad — dice haciendo una reverencia —. Perdón por no haberle reconocido.

— ¿Me conoce? — pregunta ella, el hombre le mira extrañado.

— Es la hija del señor Ujarak, ¿o me equivoco?

— Sí soy su hija... — Anika mira la cueva y vuelve a girarse para observar al hombre —. ¿Mi padre está por aquí?

— Está dentro de la cueva, señorita — el hombre le indica el camino con las manos, Anika piensa en ir a hablar con él, pero si lo veía tendría que explicarle por qué estaba allí, no quería contarle toda la historia. Anika niega con la cabeza y se gira para devolverse por el camino que había llegado, no sabía dónde estaba pero debía encontrar la manera de regresar a su casa.

El destino de Anika ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora