HAUNTED TOWN #24

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                                                              EL ENCUENTRO

     Cierro el libro bruscamente y me dirijo a la ventana. La lectura ha rememorado la primera vez que estuve con Kenner.

    Prácticamente sucedió así.  Tal y como se describe. Los recuerdos han llegado, incluso, a excitarme. Y eso no puedo, no quiero permitirlo. El coraje me invade.

     Me concentro en los copos de nieve que caen. E intento ignorar las sensaciones que se han desatado en mi cuerpo.  Observo los diminutos riachuelillos de agua que discurren por la vereda. La minúscula cascada que se produce en un montículo de hierba.

      Contemplo como se deshace la nieve al acariciar el suelo. Igual, quiero que se desvanezcan, en mi cerebro,  las imágenes que he revivido.  El cuerpo desnudo de ese malnacido. La pasión que despertaba en mí. El placer que me provocaban sus labios al recorrer cada milímetro de mi piel.

Muevo la cabeza con ira para que las remembranzas salten de ella como animales huyendo del fuego. Respiro profundamente. Cierro los ojos y me concentro en el aire que entra por mi nariz.

Poco a poco consigo serenarme. Levanto los párpados y aún permanezco largo rato de pie, frente a los cristales llorosos.

Bastante tiempo después, voy a la cocina y me preparo un sándwich de queso fundido. Me siento en el sofá junto a la lámpara. El aroma del jazmín recién cortado me hace mirar hacia el ramo de la entrada. Las azaleas de ayer han sido sustituidas. Los tallos verde oscuro contrastan con las pequeñas florecillas blancas.

¿Llegaré a encontrar la explicación en el libro? Me pregunto a mí misma. El por qué del cambio de flores frescas cada día. La curiosidad me hace abrir nuevamente La Verdad y proseguir con la lectura.

Agarré ese pedazo de carne dura, caliente. La boca de Hari continuaba saboreando mis pechos. Al sentir mi mano movió la cadera y, algo dentro de mi palma bajó. Lo solté impulsivamente pero él, con su mano cogió la mía y la cerró sobre su tubérculo ardiente. Me guío haciendo unos movimientos lentos que subían y bajaban.

Me dijo que continuara así y me dejó la mano libre, llevando la suya por debajo de mi camisón. Buscó mi muslo y se coló en mi entrepierna. El gemido que escapó de mis labios inundó el cuarto.

Miré hacia la cortina. Lo único que nos ocultaba de la visión de mi madre. Hari me besó para acallar mis gemidos. Sus dedos hallaron una diminuta zona entre el vello púbico que me hizo estallar de dicha.

Mi mano cada vez se habría más y más porque crecía el volumen. El tubérculo ahora parecía una roca por su endurecimiento y tamaño. El dedo corazón, de Hari, se adentró en mi interior.

Mordí mis labios para no gritar. Aunque me resultaba verdaderamente difícil. Un líquido caliente humedeció mi mano. A la vez que Hari se convulsionaba y acallaba sus gemidos sobre mi hombro.

No sabía lo que había sucedido. No obstante, en esos precisos instantes, no era mi mayor prioridad. Los dedos masculinos se adentraban en mí con más fuerza y profundidad. Me provocaban emociones intensas, desconocidas y desconcertantes. No deseaba que acabara. Al contrario, necesitaba experimentar más. Que el huracán que me envolvía me levantara y me elevase hacia el universo.

Y lo hizo. Jadeante, sudorosa,  agitada,  volé hacia la cumbre del placer. Y allí nos quedamos ambos hasta descender lentamente. Cuando nos calmamos y nuestras respiraciones retomaron su ritmo normal, nos acomodamos juntos y permanecimos abrazados frente al fuego.

HAUNTED TOWN.  #PV2024        #PGP2024.  #sdo24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora