HAUNTED TOWN. #PV2024 #PGP2024. #sdo24

HAUNTED TOWN #40

                                                                   ESCAPAR
         El taxi se detiene frente a la cabaña. Me  bajo del vehículo, pago al conductor y me quedo de pie estudiando los alrededores.

       Dejo el baúl donde lo ha descargado el taxista, a la sombra de un roble. Coloco la mochila a mi espalda. E incapaz de  adentrarme en la casa con esta luz, avanzo hacía la parte este deseando admirar todo cuanto me rodea.

        El verde furioso de la hierba. El orgulloso blanco de las flores.  El viento altivo que recorre el páramo. Y al fondo, luce  imponente un lago azul.

       Con curiosidad me acerco hasta su orilla y me detengo a observar el remanso de agua. Una inmensa masa del líquido que nos da la vida. Tranquilo, pacífico, opaco. Sin revelar lo que acogen sus turbias aguas.

       Unas burbujas salen a la superficie. Me resulta muy extraño. Espero a que el pez o ser que las ha exhalado se deje ver.   Sin embargo, no diviso absolutamente nada. Ni un mínimo atisbo de vida o movimiento que las haya producido.

     La intriga me envuelve, me devora. Me imagino a mí misma sumergiéndome en  su interior para investigar quién ha provocado esas pompas. Aprieto mi dedo pulgar en la mano derecha. Qué ideas se me pasan por la cabeza. No sé su profundidad.

Recorro el borde del lago admirando las flores, la armonía entre los dos colores fríos. El verde vejiga de la hierba. Y, el azul cadmio del agua. Complementan el blanco neutro de las nubes.  Y unos toques de color cálido, el amarillo de las tempranas margaritas.

     El sol  del medio día produce unos destellos deslumbrantes en las superficies de los pétalos, tallos y hojas. Matiza la gama de colores. Imprimiendo, si cabe, aún más belleza.

       Mi dedo pulgar de la mano derecha frota la palma de mi mano izquierda. Acto reflejo que suelo hacer instintivamente. Sin reparar en ello. Cuando mi mente comienza a divagar, como ahora.

         Cobijarme en un rinconcito del mundo donde reine esta  tranquilidad y donde sea una total desconocida para todo el mundo, es mi único deseo en este capítulo de mi vida.

       Y  aquí,  todo cuanto me rodea me parece verdaderamente hermoso. Hay incontables rincones para plasmar en mis lienzos. Pintaré una veintena de  cuadros o quizás más. Una excelente exposición donde lucirá  esta naturaleza viva, desbordante.

       Con ganas de encontrar más estampas para mis láminas, me dirijo hacia la mancha verdosa y en pocos minutos me adentro en el bosque.

       Mis ojos  se abren desbordados de tan idílica panorámica.  La gama cromática me impactan. Me siento en la hierba y me dedico a gozar de las innumerables tonalidades que mis iris de pintora, descubren.

         La paleta de colores que exigen estos paisajes conseguirán un resultado excepcional.  Ya me imagino en la galería de arte siendo felicitada por la concurrencia y vendiendo toda la colección.

        Mi imaginación vuela y mi sonrisa aflora. No puedo negar que con los últimos cuadros he obtenido unas sustanciales ganancias. Mucho más de lo que me esperaba.

      Dinero que he empleado en comprar una casita en estos páramos para ejercer mi profesión. Me siento contenta, por primera vez en muchos meses.

   No me arrepiento en absoluto de la decisión que he tomado. Es más, me siento muy satisfecha de haber pensado únicamente en mi bienestar. De no haberme dejado influir por las personas de mi entorno.

    Esas que siempre cuestionaban mis ideas y las rechazaban. Las mismas que me anulaban y decidían por mí. Argumentando que sabían, mejor que yo misma,  lo que necesitaba en cada instante de mi existencia.