HAUNTED TOWN. #PV2024 #PGP2024. #sdo24

HAUNTED TOWN #38

                                                                LA BÚSQUEDA

          Cierro el libro y lo contemplo durante un largo rato. Estoy un poco en shock. Me ha desconcertado por completo lo que acabo de leer. Recorro con mi dedo índice, una tras otra, las letras doradas del título, mientras mi mente divaga.

         Es esa tal Ella, la que todos los días pone flores frescas a mi alcance para que se las lleve a la tumba. No sé si estoy cuestionando o afirmando.

Y la pregunta del millón ¿dónde está esa tumba? Entonces, ese es mi cometido. Averiguar el lugar exacto. Y, si lo logro ¿qué sucederá después?

        Dejo el libro sobre la mesita y paso mis manos por mi cabello sujetándolo en una cola sobre la nuca. Lo ato con un coletero  y me levanto para enfrentar la nueva realidad.

        No sé qué pensar, por dónde empezar. Todo ahora mismo es un verdadero caos para mí. Siento que mi vida ha sido una completa falsedad. Un sucedáneo de la vida que le tocó a esa  otra Keira. Esa bruja oscura que no fue muy acertada en sus decisiones.

       Y yo,  acaso lo he sido. Hago esta reflexión. De todos modos,  mis vivencias estaban marcadas, predestinadas. He actuado sobre un patrón.

        Por otro lado, eso nos ocurre a todos los humanos o solo a mí por esta maldición. Nuestras experiencias están de algún modo, preestablecidas. Se nos coloca en un  tren determinado, del que sólo podemos cambiar de vagón.

         Según el continente, país o zona que nazcas, ya te marca unas condiciones concretas. Y el que seas de un sexo u otro, una raza u otra, una religión u otra... son el tren en el que apareces.

          ¿Se puede saltar de un tren a otro, estando los dos en marcha?

         Sacudo la cabeza. Ahora sí que mi mente está superada. ¿Quién escribió el libro si ambas brujas estaban muertas? ¿Cuántas Keiras existimos a la vez? ¿Si él vendedor ambulante llega todas las semanas a la cabaña es porque siempre está ocupada?

¿Mi antecesora me dejó LA VERDAD bajo la almohada para que fuese lo primero que encontrara y lo leyera? ¿Qué le pasó? ¿Por qué no consiguió poner las flores? Y, las tumbas de todas la Keiras anteriores a mí ¿dónde están?

          Necesito respirar, siento que me ahogo. Me está dando un ataque de ansiedad, pánico, estrés, o todo a la vez. Salgo a la calle, buscando aire limpio.

          Hace un día soleado, fresco pero con sol.  La hierba está brillante. Las flores hermosean el prado. Los árboles se balanceaban con una ligera brisa. El panorama sigue pareciéndome idílico como el primer día que llegué.

Lástima que mi vida haya dado este giro tan inesperado, como desconcertante. Podría haber sido feliz en un lugar tan sosegado y encantador como es este, escribiendo mis novelas. Niego con el mentón. Me cuesta digerir todo esto. Mi pecho se contrae con dificultad.

         Aspiro por la nariz lenta y profundamente, intentando llenar los pulmones al máximo. Mantengo la respiración unos segundos y exhalo por la boca. Repito esta acción seis o siete veces, quince incluso. Como me enseñó la psicóloga en las innumerables sesiones de terapia que tuvimos, tras perder a mi feto.