Capítulo 21 •Nuestra habitación•

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☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Regreso al apartamento de despedirme de mi hermano en el aeropuerto. Espero ver a Aidan pero la esperanza muere cuando lo busco por todo el apartamento y no lo encuentro.

Las últimas semanas han sido así, sale desde muy temprano y regresa hasta tarde. Entiendo que lo hace por su padre para conseguirle un buen tratamiento, pero me preocupa el hecho que no duerme bien y, quizás, ni siquiera coma cómo es debido. Él también debe cuidar de su salud si quiere cuidar bien de su padre.

Pienso en darme una ducha mientras lo espero, pero quedo desconcertada al ver que mis cosas no están en mi habitación. No está mi tocador ni las cosas que habían en él, mi computador tampoco está. Voy hasta mi armario y veo que mi ropa también desapareció.

—¿Qué carajos, dónde están mis cosas? —digo a la nada, paseando la vista por mi habitación.

¿Se habrán metido a robar?

No, no es posible. Se supone que este edificio es el más seguro de la zona. Mark, nuestro portero, no me dijo nada sobre un posible robo. Es imposible que alguien se haya metido a robar y Mark no lo haya visto.

Decido ir a la sala y leer un poco en lo que llega Aidan, tal vez el sepa algo, ya que hoy yo me fui antes que él.

Luego de aproximadamente media hora, veo a Aidan entrar al apartamento y acercarse a mi.

—Hola, princesa —se inclina para darme un beso corto en los labios y luego sentarse a mi lado—. ¿Cómo estás?

—Bien, amor —le respondo dejando el libro a un lado—. Oye, ninguna de mis cosas están en mi habitación.

—Ah, es cierto. Se me olvidó decirte, ven conmigo.

Me toma de la mano y me lleva hasta su habitación donde veo que ahí está mi tocador y lo demás que faltaba en la mía.

—Bueno, como cada noche duermes aquí conmigo, pensé en traer tus cosas —explica él al ver mi confusión—. Ya hasta parece tu habitación también. ¿Qué dices, te gusta la idea de compartir habitación?

—Claro que si, amor —sonrío emocionada con la idea que se le ocurrió—. Me encanta.

Rodeo su cuello con mis brazos para llevarlo hasta mi boca y besarlo, él me corresponde enseguida, llevado sus manos lentamente hasta mis caderas y luego subirlas por debajo de mi camiseta hasta mi espalda, enviando un sin fin de ondas electrizantes por mi todo mi cuerpo.

Nunca le había dado tanta importancia a un beso hasta que besé a Aidan. Un beso podía significar infinidad de cosas. Un beso iba más allá de la intimidad y el deseo. Un beso era como desnudarte frente a esa persona, pero no en cuerpo, sino en alma. Un beso podía hacerte temblar por dentro y por fuera, desatar emociones que jamás habías sentido. Con un beso podrías transmitir sentimientos y emociones que ni mil palabras podrían describir.

Aidan muerde suavemente mi labio inferior, aumentando la intensidad del beso. Mis dedos se enredan en su cabello y jalo suavemente de él para pegar su cuerpo más al mío, queriendo sentir todo de él.

Me separo un poco de él debido a la falta de aire. Puedo sentir su respiración entrecortada mezclándose con la mía. Al levantar mi mirada hacia la suya, veo como su ceño se frunce.

—Princesa, tienes algo... —pasa su dedo por debajo de mi nariz y, al verlo, veo un líquido rojo en él—. Mierda.

Es hasta ese momento en el que soy consiente del mareo que atraviesa mi cabeza.

Y yo que lo había confundido con la intensidad del momento.

—Ven, siéntate en la cama —Aidan me lleva con cuidado hasta su cama, yo me en ella y me recuesto en el cabezal—. No hagas la cabeza hacia atrás, puede empeorar todo. Iré a traer algo para limpiarte.

Él sale de la habitación mientras yo respiro despacio, deseando que el mareo desaparezca. Luego de varios minutos, Aidan regresa.

—Ven —se sienta a mi lado y, con el pañuelo que tiene en su mano, me limpia la sangre que hay debajo de mi nariz—. Mantén presionada tu nariz, respira por la boca.

—Gracias, cariño —le sonrío leve mientras tomo el pañuelo y presiono mi nariz con el. Aidan me mira fijamente con el ceño fruncido.

—¿Tengo que preocuparme por esto? —pregunta con clara preocupación que me enternece—. Porque realmente me preocupa.

—No, no tienes que preocuparte. ¿Recuerdas la vez que me caí de la bicicleta y me rompí la nariz? —le digo, riendo un poco al recordar aquella ocasión.

—Sí, si lo recuerdo —él sonríe con un poco de diversión.

—Bueno, desde entonces la nariz me sangra sin razón —le digo tratando de tranquilizarlo, ya que, pensándolo bien, desde ese día ya han pasado más de diez años, y ya hace varios años que no me sangraba la nariz, hasta ahora.

—¿Segura que no debo preocuparme? —insiste.

—Claro que no, cariño. Mejor dime ¿Cómo están tus padres? —cambio el tema para que se olvide de eso.

—Están bien. Mi papá ya empezó el tratamiento —me cuenta y me alegro mucho por eso— y realmente espero que le ayude.

—Ya verás que si —le tomo la mano y la acaricio suavemente—. Me hubiera gustado acompañarte, pero también quería despedirme de David.

—No te preocupes, lo entiendo. ¿Sabes cuando regresará David?

—No, me dijo que me iba a avisar —me da nostalgia pensar en todo el tiempo que David pasa lejos de casa cuando desde niños hemos sido inseparables.

—Ojalá sea pronto. Traje la cena ¿Comemos? —ahora es Aidan quien cambia de tema al ver el leve decaimiento de mi estado de ánimo.

—Sí. Creo que ya puedo soltarme la nariz —quito el pañuelo con suavidad y espero unos segundos para ver si ya no sangra más.

—Ya estás mejor —dice Aidan al no ver más sangre—. Si te sientes mal, me dices.

—Está bien, cariño

—Bien, vamos comer —sonríe un poco se levanta de la cama.

—Me ducharé primero —le informo.

—Está bien, te espero en el comedor —me da un beso casto antes de salir de su habitación.

Bueno, nuestra habitación.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Holaas.

Alguien me había dicho que el hacer la cabeza hacia atrás durante un sangrado nasal es malo y tenía razón, sea quien haya sido, muchas gracias <3 Yo estaba mal informada JAJAJA.

Y bueno, solo eso, gracias por leer y darle la oportunidad a esta historia <3

Roomies • Aidan Y T/n • [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora