Roomies • Aidan Y T/n • [En proceso]

Capítulo 6 •Sí, novios•

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La sorpresa es visible en el rostro de todos. Pero en mi hermano hay algo más, evito su mirada porque estoy segura que él es capaz de leerme mejor que nadie.

—Podía esperar cualquier cosa, menos esto —el tono de sorpresa en la voz del señor Rob no pasa desapercibido.

—No... No entiendo... —la madre de Aidan posa la vista en su hijo, luego en mi y después a nuestras manos juntas—. Creí que se odiaban ¿Cómo sucedió?

—Nosotros tampoco lo sabemos —se apresura a decir Aidan—. Solo... Sucedió.

—Hija ¿Por qué no nos dijiste nada? —mi papá me mira con el ceño fruncido. Nunca le he ocultado nada y es obvio que la noticia lo tomó desprevenido.

—Todo pasó muy rápido que lo olvidé —digo lo primero que se me viene a la mente—. Además, Aidan dijo que sería buena idea dar la sorpresa hoy.

—Ni tan sorpresa —la señora Lauren sonríe entusiasmada—.Yo les dije que terminarían siendo pareja y no lo creían.

—Quien no lo creía era Harold —mi mamá mira a mi papá con una sonrisa triunfadora—. Era demasiado obvio, cariño.

—Ya, pero no creí que sucedería tan rápido —responde él.

Yo solo miro a todos con incredulidad ¿De verdad creían eso? Volteo a ver a Aidan, él solamente sonríe negando con la cabeza.

—Hay algo que todavía no entiendo —David murmura a mi otro lado, dirijo mi atención hacia él, quien me mira fijamente—. Hermanita ¿Será que podemos hablar a solas un momento, por favor?

—Ahm... Si, claro —le hecho otra ojeada a Aidan quien me regresa la mirada, le da un leve apretón a mi mano antes de soltarme. La falta de la calidez de su mano me resulta extraña pero prefiero ignorar la sensación.

Los señores Gallagher, mis padres y Aidan se dirigen al comedor, dejándome sola con David.

—Bien, ahora me vas a explicar que está sucediendo —lo miro sin entender y él continua—. Esa mentira que eres novia de Aidan ni tú te lo crees.

—No sé de que hablas —finjo pero sé que él no me creerá nada.

—Habla, te conozco mejor que nadie y sé que te mueres por él, pero estoy seguro que aún no son pareja —me mira con si cara de "No me detendré hasta que confieses, así tenga que torturarte".

—Ash, está bien —cedo—. Le estoy haciendo el favor a Aidan de fingir ser su novia.

—Sigo sin entender —frunce en ceño—. ¿En qué los beneficia eso a ustedes?

—Empezando porque nuestros padres dejarán de insistir en que nos llevemos bien —él hace un gesto dándome la razón—. Además que Aidan me pagó y me debe un favor también.

—¿En qué lo beneficia a él? Entiendo la parte de que ambas familias dejarán de hostigarlos pero eso no es todo, estoy seguro que hay algo más. Aidan no mentiría con algo así por casi nada, porque a ninguno de los dos les ha importado mucho que lo que digan ambas familias sobre llevarse bien —guardo silencio analizando sus palabras.

—Visto desde ese punto de vista, creo que tienes razón —me encojo de hombros levemente.

—¿No te has puesto a pensar en eso? Puede que le gustes —río con ironía ante su comentario.

—Tú mismo has visto como me trata desde niños ¿Crees que esa es la manera de tratar a la persona que te gusta?

—No todos saben demostrar sus sentimientos, por ejemplo tú, te mueres por Aidan pero lo tratas igual de mal —me señala de forma acusatoria.

—¿Aidan gustarme a mi? —resoplo— Estás loco.

—He visto como lo miras, estás enamorada de él y eso es lo que te molesta —guardo silencio desviando la mirada—. Pero sé que él tampoco te es indiferente.

—Mejor vamos a cenar ¿Si? Halloween te está haciendo daño ±le palmeo el hombro al pasar por su lado.

—Te dejaré en paz por ahora —me sigue.

Al llegar al comedor, veo que todos están acomodados para comer. Aidan, al verme llegar, se levanta y aparta una silla para sentarme a su lado.

Al sentarme en la silla, él aún detrás de mi, se inclina y me susurra en el oído:

—Por lo que veo, tus padres no tienen ni idea de tu noviecito —el tono que utiliza me parece irritante.

—Pensaba decírselos pronto —susurro también en su oído—, pero me jodiste los planes.

—De nada, princesa —deja un leve beso en mi mejilla, haciéndome sonrojar, pero no se aparta.

—Quedamos en nada de besos —vuelvo a susurrarle al oído pero está vez un poco irritada.

—No especificaste donde estaban prohibidos —vuelve a darme otro beso en la mejilla para luego volver a sentarse, a mi lado.

Cuando volteo a ver al frente, la mirada de todos están puestas en nosotros, poniéndome nerviosa.

—Ahm... —carraspeo incómoda— ¿Podemos empezar a comer ya?

Esta será una noche larga e interesante...

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