Capítulo 7: Pagar el precio

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—Tengo una pregunta para vosotros, que tanto os preocupan los derechos humanos, la igualdad y las personas que han tenido que dejar las clases como nuestra amiga Fátima. Esta es mi pregunta: ¿no os preocupáis también por nuestro compañero Diego? Él tuvo que dejar el instituto un mes antes de acabar el curso pasado y nadie sabe qué pasó. Quizás también lo podríamos incluir, averiguar las razones y defender sus derechos.

La monarquía absoluta en pleno se levanta de golpe y se miran, nerviosos. Sandra, en un tono agresivo, dice:

—No podemos tolerar la desigualdad de la mujer. Nuestra vida es incompatible con la violencia que se ejerce contra nosotras.

Juan sigue como si nada:

—No has contestado a mi pregunta. ¿Y qué pasa con Diego?

—Queremos un mundo sin muros, fronteras ni guerras. No queremos que se explote a nadie, y menos a las inmigrantes, queremos que...

Y Juan la interrumpe:

—¿Y si a Diego también se le explotó y no lo sabemos?

Todos están inquietos encima de la tarima, se miran unos a otros sin saber muy bien qué hacer. Es muy llamativa la expresión de Natalia. Está escondida detrás de toda la monarquía. No dejo de mirarla durante toda esta intervención magistral de Juan y me juro a mí misma que jamás haré nada por lo que me tenga que esconder como ella lo está haciendo en este momento. Para mí es morir en vida, que muera mi propia dignidad, y lo estoy viendo con mis propios ojos. Que lamentable esconderte de ti toda la vida. Muchos pagan este precio, eso sí que es universal; esconderse de uno mismo, además, afecta a todas las etnias, culturas, edades... Nadie se libra.

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