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Siempre he pensado que pertenecer a Diversity fue una de las experiencias más raras y emocionantes que pude experimentar. Andar en grupo con ustedes era tan adictivo que, aunque resultara difícil de creer, me sentía completamente cómoda por primera vez; como si toda mi vida hubiese estado esperando que llegara el momento de conocerlos y dejar que me guiaran por un camino completamente desconocido para mí.

Ustedes fueron quienes me ayudaron a desarrollarme como persona y fue de gran ayuda para mí una vez que Diversity empezó a tener más relevancia en el mundo de la música. Yo era mucho menor que ustedes, así que tuvo sentido que terminaran de educarme en muchos aspectos; tú empezaste a hacerlo cuando tu escepticismo hacia mí empezó a desaparecer semanas después de mi integración a la banda.

Formar parte de un grupo musical como Diversity fue algo que nunca me imaginé. Siempre me vi a mí misma encima de un escenario, pero nunca contemplé compartirlo con más personas hasta que se me presentó esta oportunidad que cambiaría mi vida por completo. Yo era una novata en muchos aspectos, de hecho ni siquiera había pasado tanto tiempo desde que comencé a cantar profesionalmente, así que aprendí muchas cosas una vez que empezamos a hacer música juntos.

Recuerdo las conversaciones profundas que teníamos en la sala de ensayos, aquellas en las que cada uno hablaba acerca de sus más grandes sueños y esperanzas dentro del grupo. Y, a pesar de que la visión de cada uno era distinta, todos hicimos un gran énfasis acerca de perseguir la fama hasta conseguir el reconocimiento que anhelamos durante mucho tiempo.

Esperé muchas cosas desde que fui aceptada en Diversity, pero nunca esperé desarrollar ningún tipo de atracción hacia ti. Ahora que lo pienso me doy cuenta de que era algo inevitable, pues intentar frenar mis sentimientos por ti iba a ser equivalente a querer detener un tren en movimiento sin morir en el intento; prácticamente imposible.

Y es que tú eras tan diferente a cualquier otra persona que había conocido que me resultó difícil no pensar en ti de una manera casi enfermiza. Incluso tu manera de tocar la guitarra era particular, destacándote entre todos los demás guitarristas famosos de esa época. Tu rasgueo calmado y electrizante era casi conversacional, además, la forma en que sacabas las notas con un toque suave y el sonido seductor que creabas durante cada presentación tenían un efecto fascinante en mí.

¿Hace cuánto tocas la guitarra? — Te pregunté aquella electrizante noche de agosto. El ensayo había terminado desde hace media hora y todos los demás tenían poco tiempo de haberse marchado. Yo también pensé en irme, pero me quedé un rato más con la excusa de querer discutir acerca de algunas canciones contigo.

Vi cómo frunciste los labios mientras pasabas los dedos a través de las cuerdas con delicadeza, creando una melodía completamente nueva en cuestión de segundos como si se tratara de una tarea de un niño de preescolar.

Recuerdo cómo me palpitaba el corazón cada vez que te oía tocar; era como una corriente eléctrica que me recorría las venas. Cuando me moví hacia atrás en la silla para tener un mejor campo de visión, sentí una extraña atracción que no fui capaz de explicar. Era como si me hubiera despertado algo nuevo, poderoso y profundo.

Al principio, pensé que todo eso era parte de estar juntas en la banda. Teníamos una conexión musical excepcional y siempre estuve agradecida por ello, pero cuando empecé a darme cuenta de que era más que eso, me sentí aterrada.

Aprendí a tocar en la secundaria — tu respuesta fue simple y concreta al inicio, como si estuvieras pensando si valía la pena contarme el resto de la historia o si debías guardar los demás datos para ti —, pero lo hice a escondidas porque en casa nunca les gustó la idea de que me dedicara a la música.

Extended Play - GAP The SeriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora