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Durante los primeros días de noviembre, JiMin más acostumbrado al uso de la silla, en esta ocasión debía salir, por primera vez sin YoonGi, cosa que al autista le abrumaba en demasía.

—Debes tomarla con cuidado ¿Cuánto pesa la silla?—Preguntó YoonGi.

—Sesenta y tres kilos, gigi hyung.—Respondió JiMin.

—¿Y cuánto pesa mi amorcito?—Continuó YoonGi.

Preguntas de rutina para asegurarse de que JiMin estaría bien, la silla pesaba y lo que menos quería era que la tomara mal y se lastimara.

—Setenta y cinco, amor, ¿No crees que me puse algo rellenito?—JiMin aún se sentía algo sensible respecto a su apariencia.

—Estás sano, tus exámenes ya no tienen deficiencias y tus nudillos no tienen costras, sólo eso me importa.—Respondió YoonGi.

—¿Te sigo gustando así?—JiMin insistió.

—¿Insinúas que quieres perder peso? ¿Me abandonas? Imagínate un gramo de mi JiMin abandona este mundo, no podría soportarlo.—YoonGi dramatizó.

—Te amo.—Dijo JiMin antes de besarlo.

—Y yo a ti, cielo. ¿Segurísimo que puedes tomar el transporte público por tu cuenta, mi vida?—Insistió YoonGi.

—Sí, sí, ya me ayudaste en el ascensor, te juro que puedo solo, tranquilo.—JiMin rió y volvió a besarlo.

Pretendía sentarse en la silla de ruedas, pero al girarse, le tomó por sorpresa que YoonGi le abrazara por atrás.

Le daba tanta seguridad sentirse querido, como las frías manos de su amado rodeando su cuerpo le daban tanta calidez.

Sentía la respiración de YoonGi en su cuello y le ponía los pelos de punta. ¿En qué momento su cuerpo se volvió tan sensible al tacto de su novio?

—¿Cómo puedes querer perder peso si esos pantalones te aprietan tan bien?—Le susurró al oído y dejó un beso en su cuello.

JiMin rió nervioso, sintiendo cosquillas, pero sintió que su alma salió del cuerpo un instante cuando su novio le dio una nalgada.

Mierda, le estaba gustando demasiado todo lo que YoonGi hacía.

—Hyungie...—Dijo apartándose sonrojado.—No tardaré, ¿Sí? Mantén esa energía para cuando vuelva. 

Un último beso y un suspiro ya fue la despedida para ambos.

JiMin aunque trataba de calmar a su hyung, estaba igual de nervioso e inseguro respecto a su primera salida en silla de ruedas, temía muchas cosas.

~♡~

El camino fue duro, la fatiga de su cadera y piernas, JiMin ahora la sentía en sus brazos, pero se sentía mejor, al menos con el tiempo podría fortalecer sus brazos, su cadera dolería toda su vida.

Agradecía que unas cuantas nubes cubrieran el sol, era algo molesto.

Hizo una pausa en su camino y pasó a una pequeña tienda, compró agua y unas galletas, todo en orden, hasta que una señora le dio bendiciones y JiMin se paró de la silla, escandalizándola.

—Amén.—Dijo riendo antes de volver a sentarse y seguir su camino.

Pensó en YoonGi, más de alguna vez le había mostrado o dicho que su humor algo retorcido le encantaba.

El TLP ahí seguía haciendo acto de presencia, amaba tanto, tan intensamente, en un deseo que bordeaba la obsesión, una incapacidad de separarse de YoonGi al punto de que incluso estando físicamente separados, pensaba en él.

Es mi límite. - YoonMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora