21

396 56 16
                                    

Las cosas entre YoonGi y JiMin parecían mejorar, el contacto físico volvía poco a poco, aunque aún no pasaba nada más que un par de caricias.

Sí, la terapia y red de apoyo servían, sin embargo, una tarde en que YoonGi llegó con galletas que quedaron de un pedido de TaeHyung, obtuvo una respuesta sobre qué pensaba tanto su novio.

—Mi amor te traje... ¿Por qué estás llorando?

YoonGi obtuvo la respuesta al mirar la pantalla del televisor.

—Tenía doce años, iba a clases de danza contemporánea, me sentía tan... vivo. Fui un idiota, KyungSoo no vale nada y perdí mi pasión, por él.—Dijo JiMin con un hilo de voz.

Un pañuelo desechable en su mano y un montón a su alrededor le hizo notar que ya  llevaba un rato así, antes de mirar su rostro, sus ojos ya lucían hinchados.

—Hiciste lo que podías en tu situación, JiMin, el TLP es...—YoonGi trató de darle un refuerzo positivo.

—¡Yo amo los escenarios! No, yo no, aunque logré finalizar mi carrera e incluso destacando, no hay aplausos esperándome, saber que soy autista me hace entender que el escenario me llamaba porque era la única ocasión en que me miraban sin burla o lástima.—JiMin interrumpió, para luego sollozar una vez más.

—Que conste que yo jamás te miré así, amor, la gente sólo es ignorante.—YoonGi entendía a la perfección ese sentimiento, esa sensación de inferioridad.

—Siempre me sentí tan solo, bailar para un público, sin palabras, interacción de tú a tú, era tan precioso.—JiMin suspiró con anhelo.

—Deberías intentarlo, entonces.—YoonGi le incentivó.

—No me des esperanzas donde no las hay, Yoon, ámame duro, dime la verdad a la cara. Eres mi cable a tierra.—JiMin estaba desesperanzado, frustrado y cegado por su tristeza.

—Con adecuaciones podrías bailar de otra manera, incluso con silla, una presentación distinta. —Dijo YoonGi sentándose a su lado y poniendo el sobre de papel en la mesa de centro.

—No me hagas considerarlo.—JiMin odiaba las falsas esperanzas, eran una tortura.

—Cielo... —YoonGi acarició el rostro de su novio.

—Luna, estoy asustado.—Dijo JiMin, cerrando sus ojos ante el tacto.

—¿Qué te preocupa, mundo?—Preguntó YoonGi.

—Tenerte, tener amistades, empleo, ingresos, y aún así sentir este vacío en mi pecho. Tú eres mi todo, mis amigos me dan compañía, pero yo... Soy nada. —Expresó JiMin.

YoonGi entonces recordó esa parte del criterio diagnóstico que hacía tan difícil la vida de JiMin, porque para YoonGi no era inconveniente amarlo de esa forma, quería estar siempre para ocupar un espacio con tal de que su amado no sienta la agonía de ese vacío existencial. Aunque, no podía evitar o quitar su autoimagen rota por el trauma, por más que quisiera.

—Eres artista, dibujas precioso, eres gentil atendiendo clientes, haces postres muy ricos.—YoonGi hablaba pausado, pensando en maneras de reforzar el autoestima de su novio, pero, era difícil.

Porque era una visión sesgada de años de invalidación, porque mientras otros niños jugaban, JiMin lloraba de estrés y se encerraba en su habitación, porque otros tenían una vida sexual plena mientras JiMin tenía una traba que parecía ser más grande que su voluntad y deseo.

—Amor, sólo preparo postres que vienen envasados y les pongo galletas encima.—JiMin rió porque sonaba a algo enorme, cuando bien sabía que YoonGi era quien se encargaba de la cocina.

Es mi límite. - YoonMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora