Entre las redes del equipo femenino de voleibol, conocido como "Las panteras", se esconden rivalidades, ambiciones, amistades, amores, desamores, sororidad, miedos, sueños, inseguridades, traumas, reencuentros y despedidas.
¿Será el equipo capaz de...
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Nunca había visto a Cloe tan destrozada, la ruptura con Thomas ha sido demasiado para ella. Anoche no paró de llorar hasta que se quedó dormida, debió ser muy duro no contar con el apoyo de Thomas en una situación cómo esta.
No creí que todo fuese a terminar así, han tenido varias peleas a lo largo de su relación pero nunca pensé que Cloe sería capaz de alejarse de esta forma de él. Ella siempre ha puesto a Thomas por encima de mucha gente, incluso de su propia madre, por lo que todavía me cuesta creer que Cloe haya decidido renunciar a él...
—¿Ya han entrado?
La voz de Danna me saca de mis pensamientos, levanto la mirada y cuando nuestros ojos se encuentran, me sonríe.
—Hola, sí. Acaban de entrar, no sabía que vendrías —respondo mientras ella se sienta a mi lado en la sala de espera del hospital.
—Queria comprobar cómo está, antes me habló y me dijo que está bien pero no me lo creo —su tono de voz denota que realmente está preocupada.
—Típico de Cloe haciéndose la que puede con todo sola —me rio irónicamente y Danna asiente coincidiendo conmigo.
—Le cuesta abrirse a los demás —comenta Danna.
—Contigo no parece tener ese problema.
Danna alza una ceja curiosa.
—¿Estás celosa?
—¿Por qué iba a estar celosa? Danna suelta una carcajada y coloca su mano encima de mi rodilla. —No te preocupes no te voy a quitar a tu querida hermanita —dice con una sonrisa burlona lo que provoca que le dé un ligero golpe en su mano para que la aparte de mí, a la vez que pongo los ojos en blanco.
Tras varios minutos, la puerta de la consulta se abre y salen de ella, Cloe y Fernando. Cloe anda cabizbaja siguiendo a su padre hasta que llegan a nosotras, no es hasta ese momento que la rubia nota que no estoy sola.
Una sonrisa aparece en la cara de Cloe al cruzar su mirada con Danna pero no dura ni un segundo, volviendo al semblante serio que suele tener, esta vez mezclado con tristeza.
Danna saluda a ambos.
—¿Cómo estás? ¿Que os han dicho? -la interroga Danna, cuando Fernando se va para hablar con una de las enfermeras. —Me ha mandado dos pastillas, una para tomarla hoy mismo y otra en 48 horas, y bueno el resto está escrito aquí -dice claramente agotada, enseñándonos una hoja escrita a ordenador.
Danna agarra la hoja y comienza a leerla. Yo me quedo observando a mi hermanastra, tiene la mirada perdida y parece muy cansada. Me gustaría hacer algo por ella pero no sé el qué.
Me acerco un poco más a Cloe y pongo mi mano sobre su espalda, acariciándola. —Todo va a estar bien, ya lo verás—intento consolarla. Ella me mira e intenta esbozar una pequeña sonrisa como respuesta, aunque solo consigue una mueca extraña.
