CAPÍTULO 5. CLOE.

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—Thomas, estoy embarazada —le suelto la bomba unos minutos después de llegar a su casa

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—Thomas, estoy embarazada —le suelto la bomba unos minutos después de llegar a su casa.

Mi novio se queda en shock. Me mira intentando descifrar si es una broma o no. Decido enseñarle el predictor de embarazo. Thomas lo coge con cuidado y se queda viéndolo por unos segundos que se me hacen eternos. No sé lo que está pensando. Sus ojos vuelven a mirarme y esboza una sonrisa un tanto extraña. Suspira y vuelve a sonreír, ésta  vez de manera más sincera.

—No me puedo creer que vayamos a tener una mini Cloe o un mini Thomas —comenta entusiasmado.

Me sorprende mucho su reacción, pues estaba casi convencida de que Thomas me diría que no está preparado para ser padre... Parece que solo soy yo la que no está preparada.
La mano de Thomas se desplaza a mi vientre. Ese gesto lo hace todo más real y un miedo increíble se apodera de mí pero intento ocultarlo. Ver a Thomas tan ilusionado por algo nuestro... Hacia mucho tiempo que eso no pasaba y no quiero fastidiarlo. Thomas se acerca más a mí para abrazarme y después me besa. Está tan contento que intento forzarme a estarlo también.

—Esto  hay que celebrarlo, voy a la cocina ahora vengo... —me dice dejándome sola en el sofá del salón.

Respiro hondo e intento bajar mis pulsaciones, creo que me está dando un ataque de ansiedad... Creí que ambos estaríamos de acuerdo en que era mejor no tenerlo y ahora no sé qué hacer.

Mi novio vuelve con dos copas y una botella de vino.

—Sé que no deberías beber, por el bebé, pero solo esta vez para celebrarlo —me dice sonriente pasándome una de las copas.

Asiento e intento sonreír.

Thomas descorcha la botella, llena ambas copas y brindamos. Le doy un trago muy largo a mi copa.

—Veo que estás aprovechando la oportunidad —comenta riendo al ver que mi copa se ha quedado medio vacía.

Vuelvo a sonreír de forma muy mecánica y me termino la copa.

—¿Desde cuándo lo sabes? —me pregunta tras darle él otro trago a la suya.
—Hace unos días.
—¿Y por qué no me lo habías dicho?
—Estabas fuera trabajando... Quería decírtelo en persona.
—Siento mucho no haber estado aquí —me dice serio poniendo su mano en mi rodilla.
—No pasa nada, amor.
—Pero habrán sido muy estresantes estos días y más estando sola—dice pensativo.
—Es cierto que han sido muy estresantes pero gracias a Danna no he estado sola.
—¿Danna? —Thomas me mira extrañado—. ¿La novia de Luna?
—No son novias, creo. Pero sí, esa Danna.
—No sabía que erais tan cercanas, de hecho creía que te caía mal —dice riendo algo incrédulo.
—Lo descubrió por accidente, pero la verdad que me ha apoyado mucho estos últimos días —le explico.
Él me mira por unos segundos y sonríe satisfecho.
—Me consuela un poco saber eso. ¿Eso quiere decir que nadie más lo sabe?
—No... Sólo nosotros tres.
—¿Y quieres que el resto lo sepa? —me pregunta aunque creo que ya sabe mi respuesta.
—Es muy pronto...
Thomas asiente dándome la razón.
—Tenemos nueve meses, no hay prisa —bromea y aunque no me hace ninguna gracia sonrío por verle feliz.
—¿Cenamos y me cuentas cómo te ha ido en el trabajo? —le pido para cambiar de conversación.
Necesito dejar de pensar en el embarazo por un rato.
—Vale, amor. Además tendremos que irnos a dormir temprano para el viaje de mañana.

Entre las redes || Historia LGBT ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora