El aire fresco de la noche me envuelve cuando salgo de la consulta de la psicóloga. Las luces del atardecer van desvaneciéndose lentamente mientras camino hacia el parque donde he quedado con unas amigas del instituto.
Una vez allí, las veo a lo lejos y, a pesar de lo que siento por dentro, me esfuerzo en poner mi mejor sonrisa. Las abrazo una por una, riéndome y bromeando como si todo estuviera bien. No quiero que sospechen de que me pasa algo. Lo que necesito ahora es distraerme, alejarme de mis pensamientos, aunque solo sea por un rato. Me esfuerzo por escuchar lo que ellas dicen, por reírme en los momentos adecuados, pero mi mente está en otra parte, atrapada en los recuerdos y las palabras que más me duelen.
No quiero verte más.
Las palabras de Cloe todavía resuenan en mi cabeza, y aunque intento alejarme de ese dolor, no puedo evitar sentir que le he fallado. La sensación de haber perdido a Cloe me consume.
Mis pensamientos luego se desvían hacia Hugo. Hablar de él con la psicóloga ha sido como abrir una herida que creía cicatrizada. Volver a verlo después de tantos años me dejó completamente desequilibrada. Todos esos sentimientos de rabia, decepción y dolor que había enterrado tan profundamente explotaron en el instante en que le vi. Estaba segura de que jamás lo volvería a ver, y sin embargo, ahí estaba él...
Han pasado algunos días desde entonces, y aunque esos primeros sentimientos de furia se han disipado un poco, sigue habiendo algo que me incomoda, como si mi mente no pudiera descansar hasta que resuelva las cosas con Hugo. Parte de mí quiere confrontarlo. No para reclamarle, sino para hablar con él, para intentar cerrar de una vez esa herida abierta. Gabriela, mi psicóloga, me ha recomendado que lo haga si siento que eso puede ayudarme a avanzar, y cada vez pienso más en esa posibilidad.
Estoy perdida en mis pensamientos pero algo llama mi atención. A lo lejos, veo a una chica caminando, su silueta es inconfundible. Por un momento, mi corazón se acelera y sin pensarlo dos veces, salgo corriendo hacia ella.
—Cloe... —murmuro sin aliento, convencida de que es ella.
Corro sin mirar atrás, las voces de mis amigas se pierden en el viento. Pero, a mitad de camino, la pierdo de vista. Me detengo, jadeante, mirando a mi alrededor con desesperación. La persona ha desaparecido, como si nunca hubiera estado allí. Mi corazón late con fuerza, no solo por la carrera, sino por la absurda esperanza que se había encendido en mí.
Me quedo quieta, sintiendo que tal vez me estoy volviendo loca. Es imposible que Cloe esté aquí. Ella no quiere verme. Lo dejó bien claro. Intento tranquilizarme, tomar aire, y convencerme de que todo ha sido producto de mi imaginación.
Cuando estoy a punto de volver con mis amigas, escucho pasos a mi espalda. Me giro y veo a Nerea, una de ellas, caminando hacia mí con una mirada preocupada.
—¿Estás bien? —pregunta, acercándose más de lo que esperaba.
Intento disimular, forzar una sonrisa que no siento.
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Entre las redes || Historia LGBT ||
Novela JuvenilEntre las redes del equipo femenino de voleibol, conocido como "Las panteras", se esconden rivalidades, ambiciones, amistades, amores, desamores, sororidad, miedos, sueños, inseguridades, traumas, reencuentros y despedidas. ¿Será el equipo capaz de...