CAPÍTULO 17. CLOE

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A pesar de que las vacaciones de Navidad aún no han terminado, en una semana tenemos partido, así que toca volver a los entrenamientos

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A pesar de que las vacaciones de Navidad aún no han terminado, en una semana tenemos partido, así que toca volver a los entrenamientos.

Llego junto a mi padre al polideportivo un poco antes de la hora prevista cómo suele ser habitual. Mi padre se queda charlando con uno de los empleados en la entrada, mientras yo me dirijo al vestuario. A medida que camino por el pasillo, me preparo mentalmente para el entrenamiento, sabiendo que tenemos un partido importante en una semana. Si ganamos, seremos primeras en la clasificación.

Cuando abro la puerta del vestuario, me encuentro con una sorpresa. Danna ya está aquí y parece estar dejando algo sobre los bancos. No puedo evitar que mi corazón se acelere un poco al verla, recordando el beso en los coches de choque, aquel momento para mí fue mágico, tanto que no pude reprimir decirle que la quiero. Aunque hemos estado hablando todos los días, no hemos hablado de lo que pasó, y eso me tiene un poco nerviosa, aunque trato de actuar como si nada.

—¡Cloe! —Danna levanta la vista y me sonríe, esa sonrisa que siempre me desarma—. Llegas justo a tiempo. Estoy repartiendo los calcetines que compré para las chicas.

No digo nada solo observo como saca pequeñas bolsitas de papel de su mochila y las coloca cuidadosamente en los sitios que suelen ocupar nuestras compañeras, mientras yo le sonrío como una tonta.

—Espero que te hayas traído los que te regalé, como te pedí —me dice sacándome de mi ensoñación.

Me apoyo contra la taquilla, fingiendo indiferencia mientras intento ocultar la sonrisa que amenaza con salir.

—Ah, ¿era hoy cuando tenía que traerlos?

Danna me mira con una ceja levantada, claramente viendo a través de mi intento de vacilarla.

—No te hagas la tonta, Cloe. Te lo he pedido por mensaje hace un rato—responde con una sonrisa astuta, acercándose un poco más mientras me mira de arriba abajo, como si estuviera buscando pruebas.

Hago un pequeño gesto, como si estuviera considerando decirle que no los traje, pero al final me rindo y levanto un pie, mostrando el calcetín con la Pantera Rosa que asoma debajo de mi zapatilla deportiva.

—¿Cómo no me iba a poner unos calcetines tan molones? —le pregunto intentado que se note mi sarcasmo.

Danna sonríe y sus ojos color avellana brillan con esa chispa juguetona que me vuelve loca.

—Sabía que no podrías resistirte —dice, su tono travieso mientras se acerca un poco más, quedándose peligrosamente cerca de mí—. ¿Qué puedo decir? Tengo buen gusto.

—Sí, claro, lo que tú digas —respondo, intentando mantener la broma, aunque sé que mi tono de voz me delata. Estar tan cerca de ella me pone nerviosa, pero de la mejor manera posible.

Danna se inclina un poco más hacia mí, y puedo ver en sus ojos lo que está a punto de hacer. Todo en mí quiere corresponder a ese beso que está a punto de darme, pero cuando sus labios están a punto de rozar los míos, una ola de pánico me recorre, y sin pensarlo, me echo hacia atrás, esquivando el beso.

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