Cuatro días habían pasado desde que Ainosuke le había avisado sobre el próximo espectáculo, hoy ya era catorce, y no tenía nada de ganas de practicar con el violín, pero tenía que hacerlo, no quería que Ainosuke se enfadara.
Agarró su violín de mala gana y se puso en la posición adecuada, con el violín sobre su hombro y suspirando comenzó a tocar.
El sonido de su teléfono lo interrumpió, rápidamente lanzó el violín a la cama y corrió hacia el teléfono. Un número desconocido... no sé lo pensó dos veces y aceptó la llamada.
- ¿Reki? - preguntó nada más se acercó el dispositivo al oído.
Se escuchó una risa al otro lado, Langa no pudo evitar sonreír.
- Si... ¿Me echaste de menos? - volvió a reír - prácticamente ni nos conocemos pero yo a tí si... -.
- Si te eché de menos, gracias por llamar, estaba preocupado... -.
- ¿Estabas preocupado por mí? Ni siquiera sabes mi apellido... ¡Pero me alegra saber que te preocupas por mí! - volvió a reír, provocando que Langa también riera.
- Oye... este diecisiete voy a tocar de nuevo, por si quieres ir a verme, me gustaría que fueras - se avergonzó por lo que dijo - solo si quieres... -.
- Eh... ¡Si, si! ¡Iré! - se notaba su nerviosismo.
- Está bien, ya te diré donde es -.
- Vale, gracias Langa, tengo que colgar, adiós -.
- Si... adiós -.
La llamada se acabó y Langa suspiró. Alguien entró a su habitación.
- ¿Ya te llamó? - era Tadashi, quién le sonreía mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba en el marco de la puerta.
- Si, ¡dice que irá al espectáculo de dentro de tres días! Eso me anima un poco más... el piensa que tengo talento -.
- ¡Y lo tienes! Espero que te empiece a gustar un poco más el tocar el violín hasta que te independices - se acercó a él poniendo una mano en su hombro.
- Ojalá que pueda ser así -.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me tiré a mi cama feliz, ¡el me había invitado a su espectáculo! Era el mejor día de mi vida, era una gran oportunidad para conocerle mejor. En ese momento alguien llamó a mi puerta.
- Pasa - dije.
La puerta se abrió dejando ver a mi hermana Koyomi.
- ¿Con quien hablabas? No me digas que ahora hablas solo, que mal rollo -.
- Cállate, no te importa -.
- ¿Entonces si hablas solo? -.
- ¡No! ¡Estaba hablando con Langa! -.
- ¡Uy! ¿Con el violinista? ¿Cómo conseguiste su número? -.
- Eso si que no te importa, vete de mi cuarto -.
- Amargado - susurró - está bien, me voy a hablar con mi novio, Miya -.
- ¿¡Que!? ¿¡Cuando comenzaron a salir!? -.
- No te importa - cerró la puerta dejándome estupefacto.
Suspiré, daba igual, si ella no me lo quería contar me lo contaría Miya. Me tiré de nuevo a mi cama y sonreí, tarde o temprano tendría que contarle a Koyomi todo lo que había sucedido, al fin y al cabo, era mi hermana, la hermana que siempre me apoyó en todo.
Volví a mirar la pantalla de mi móvil y agregué a Langa a mis contactos, escuché que mi madre me gritaba desde abajo y tuve que bajar resoplando a ver qué quería.