Llegué a la casa, había una gran valla que dejaba ver la mansión a través de ella. Llamé al timbre, la valla se abrió lentamente. Estaba nervioso, ¿que pasaba si Ainosuke me veía? Me daría por muerto.
Caminé hasta llegar a la enorme puerta de la mansión, volví a llamar al timbre y esta vez sonó una voz algo familiar.
- ¿Quién es? - finalmente logré reconocer la voz, era Tadashi, me dió alivio pensar que no fue Ainosuke el que respondió.
- Ah... Tadashi... Soy Reki, vengo a hablar con Langa por... - de repente se cortó.
Empecé a escuchar pasos rápidos acercándose a la puerta, hasta que se abrió.
- ¡Vete de aquí! - Tadashi salió empujándome hacia fuera.
- ¿Qué? ¡Espera! ¡Un momento, por favor! -.
- ¡No tienes que estar aquí! ¡Es peligroso! -.
- ¡Tadashi! ¡Espera! - logré agarrar sus brazos para que dejara de empujarme - ¡Necesito hablar con Langa! -.
Si rostro se relajó, bajó sus brazos.
- Reki, si te estoy he echando de aquí, es porque no puedes hablar con el - me miró fijamente a los ojos, con una expresión seria.
- ¿Por qué no? -.
- ¿Por qué no? ¡Ya sabes porqué no! - gritó - ¡Si Ainosuke te ve aquí, aún que ruegues por tu vida, no te servirá! ¡Ese hombre te odia a muerte! ¿¡Comprendes!? ¡Si te ve, te mata! ¡Deja de buscar a Langa! ¡El se está alejando de ti por tu bien! -.
- Está bien, Tadashi, me voy, pero no te voy a decir que voy a dejar de insistir, porque no sería verdad - lo miré serio - nos vemos -.
Me di la vuelta para para marcharme de allí, sabía perfectamente que no debería volver, pero lo haría hasta que pudiera hablar con Langa.
Escuché a Tadashi gruñir con rabia, ¿quién se creía para gritarme así? Entiendo que no estoy haciendo bien, ¿pero el quién es para gritarle de esa forma a las personas?
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Esa se volvió mi nueva rutina, levantarme temprano, ir a casa de Langa, llamar a la puerta y salir de allí maldiciendo a Tadashi.
- ¡Solo un momento! - le grité enfadado.
- ¡Dije que no! - me cerró la puerta en la cara.
Gruñí y me giré para salir de allí, de repente, me fijé en una mujer que había en el patio, me estaba mirando fijamente.
Me acerqué a ella rápidamente, con esperanza de que me dejara pasar.
- Disculpe -.
- Ya te dijo Tadashi, fuera de aquí - su expresión era seria, era una mujer muy bella.
- ¿Tú igual...? ¿Quién eres? - pregunté con curiosidad.
- No tienes que estar aquí -.
- ¡Sí, sí! Ya lo sé, Ainosuke puede verme y hacerme daño, lo sé. Adiós, hasta mañana - dije molesto. Me giré de nuevo y caminé hacia la salida.
Al parecer tenían muy claro que no me iban a dejar pasar.
Llegué a mi casa, lo primero que vi fue a Koyomi comiendo helado.
- Oh, ya llegaste, ¿que haces todos los días por las mañanas? -.
- ¿Que haces comiendo helado en estas fechas...? - traté de evitar la pregunta, ¿debería de contarle a Koyomi? Probablemente sí.
