Miré el mensaje confuso, después de pelear con Koyomi finalmente le dije a Langa de ir a desayunar junto con mi hermana y Miya, pero me dijo que no sabía si era una buena idea.
Le pregunté por qué, no me respondió aquello así que seguí insistiendo hasta que aceptó.
Quedamos en que nos veríamos en el restaurante a las diez y cuarto.
Koyomi y yo quedamos con Miya y fuimos directamente hasta el restaurante, para esperar a Langa.
Me emocioné cuando su silueta apareció por la puerta.
Levanté mi mano agitándola con una sonrisa en la cara para que me viera, al hacerlo, nos saludó y se sentó a mi lado.
Se le veía desanimado, pero decidí no preguntar. Mi hermana y Miya le estuvieron haciendo muchas preguntas, a las cuales el respondió con normalidad.
- Voy a pagar la cuenta, ahora vuelvo - dijo Miya.
- ¡Te acompaño! - gritó Koyomi.
Lo agarró de la mano y se lo llevó. Ahí aproveché para hablar a solas con Langa.
- Oye, Langa - me acerqué a él.
- Dime - tenía la cabeza baja, mirando sus pies debajo de la mesa.
- Te noto desanimado, ¿te ocurre algo? No debí presionarte a venir -.
Esta vez me miró.
- No, no, tranquilo, no es eso, estoy bien - sonrió, pero era una sonrisa triste.
- ¿Seguro? - pasé mis brazos por sus hombros para abrazarlo.
- Sí, seguro - correspondió.
En ese momento todo era perfecto, solo escuchaba su respiración, las voces de los demás ya no se escuchaban, solo éramos el y yo.
Así fue hasta que volvieron Miya y Koyomi.
- Ay, el amor... - suspiró Koyomi con burla.
Me separé de Langa.
- ¿Tu no te abrazas con tus amigas? Siempre os veo muy pegaditas a todas -.
- Es diferente, tu eres gay y yo no soy lesbiana - suspiré y acepté mi derrota.
- ¿Voy a salir un momento, si? Necesito hacer una llamada - Langa se levantó y se dirigió hacia la salida.
- ¿Ves? ¡Ya le hiciste sentir incómodo! - le grité a Koyomi.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Langa salió y giró para llegar al callejón que había al lado del restaurante.
- Vaya, ¿te diste cuenta? - preguntó la mujer.
- Siempre lo hago, Kiriko, se cuando me sigues y cuando no -.
- Supongo que así de bien te educaron - cruzó sus brazos y dejó caer todo su peso sobre una pierna.
- ¿Vas a contarle? -.
- Sabes que tengo que hacerlo -.
- ¿No puedes dejarlo pasar una vez? -.
- Ya te lo expliqué, Langa, si le miento... -.
- Si le mientes no durará en matar a tus seres queridos, lo sé, pero eso también es egoísta, ¿por qué no puedo estar con la persona que amo? -.
- Sabes que a mí no me importa con quién estés, si lo quieres saber pregúntale a Ainosuke - se acercó a Langa - pero no creo que salgas muy bien parado si lo haces. Adiós, nos vemos -.
Salió del callejón dirigiéndose hacia el coche blanco, dejando solo a un chico cansado de toda la mierda que tenía que soportar todos los días, por la culpa de una sola persona, Ainosuke.
