Me llegaron innumerables llamadas de Langa, sin embargo, no respondí. Solo le ponía pequeños mensajes diciéndole que dejara de insistir, el los ignoró y siguió llamando. ¿Tan desesperado estaba por que respondiera? Dijo que yo no era importante, ¿entonces por qué?
Bueno, estaba claro que yo no era alguien importante, después de todo el era famoso y tenía mucho dinero y yo solo era un chico que ni siquiera tenía un trabajo. Pero... el se veía feliz cuando estábamos juntos, ¿o solo eran ilusiones mías? Después de muchas llamadas rechazadas decidí contestar.
- ¿Qué quieres? ¿No se supone que soy "nadie importante"? - mi voz salió firme, pero en realidad estaba preocupado por lo que me diría.
- ¡Por fin! Oye... siento lo de ayer, puedo explicarte, ¿vale? - su voz parecía preocupada.
- No sé qué tienes que explicarme, ya me quedó claro ayer que no te importo ni un poco - me dolía el corazón por estarle hablando así, pero eso es lo que realmente pensaba.
- Perdóname, por favor. Encontrémonos en algún sitio, te explicaré, ¿está bien? - cuando terminó de hablar suspiré.
- Está bien... ¿Dónde pretendes que nos encontremos? - me levanté de mi cama yendo hacia mis zapatillas.
- ¿En la cafetería que está en frente del parque? -.
- Vale, en diez minutos estoy allí -.
Me puse mis zapatillas, me arreglé un poco el cabello y me despedí de mi madre y mis hermanas.
El sitio no me pillaba lejos, entonces podía ir con tranquilidad, ¿que querría explicarme? ¿Se necesita alguna razón para decirle a alguien a quien se supone que quieres que no es importante?
Llegué a la cafetería, abrí la puerta y divisé a Langa sentado en una de las mesas del fondo.
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Me acerqué temblando un poco, cuando estaba a mitad de camino el me miró, sus ojos se iluminaron, eso fue tierno.
- Hey - saludé sentándome en la silla de enfrente de él.
- Hey - me devolvió el saludo sonriendo - escúchame bien, ¿si? No quiero que pienses que soy una mala persona ni nada por el estilo, aún que se qué eso es justo lo que estás pensando -.
Elevé una ceja y apoyé el codo en la mesa, seguido de eso colocando mi mejilla sobre la palma de mi mano.
- ¿A qué esperas? -.
- Bien, el señor de ayer era Ainosuke, mi padrino, supongo que lo conoces, lo habrás escuchando alguna vez - asentí recordando la información que encontré la otra vez - ese hombre no es para nada, una buena persona, ese hombre me acosa, y lo peor es que tengo que vivir con él, ayer no quise decir eso pero si le decía que eras un amigo, tendríamos problemas, es demasiado tóxico -.
Me quedé demasiado sorprendido, Langa sufría acoso por parte de ese hombre...
- ¿Por qué no lo denuncias? - respondí sintiéndome mal.
- ¿Crees que serviría de algo? Ese hombre tiene muchos contactos importantes, jamás podría contra el, por suerte, su acoso no ha llegado a más de pequeños toques y besos en partes inofensivas del cuerpo -.
- Entiendo tu punto... - apreté mis puños - oye... lo siento, me comporté tan mal contigo sin saber nada - dije apartando la vista.
Escuché una risita proveniente de él.
- No te preocupes, está bien - volví a mirarle y ambos nos sonreímos.
