epílogo

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Año 2034


Agosto


— Hola, amor.—Jake me dio un beso en los labios y acarició mi vientre, saludándome después de varias horas sin vernos.— ¿Cómo estuvo tu día? ¿Jera se portó bien?

— Se podría decir que sí, otra vez agarró mis pinturas pero esta vez pintó las paredes de su habitación.—solté una risa y volví mi atención a la comida que estaba preparando.

— Algo me dice que ella será una gran artista como tú.—besó mi mejilla.— ¿Dónde está?

— Está en su habitación...

— ¡Papi!—nuestra pequeña hija entró corriendo a la cocina y saltó a los brazos de su padre, el cual la abrazó cariñosamente y la llenó de besos.

— Mi princesa hermosa.—comenzó a dar vueltas con ella en brazos, haciéndola soltar varias carcajadas.

— Tengan cuidado.—dije mirándolos con una sonrisa.— La comida ya casi está, vayan a lavar sus manos.—Jake me miró asintiendo y subió a Jera a sus hombros, corriendo hacia el baño mientras hacía ruidos de avión o algo parecido. Sonreí ampliamente comenzando a servir la comida.

Jera llegó a nuestras vidas nueve meses después de la boda, así es, había sido el resultado de la luna de miel. O tal vez de los días posteriores a eso, o los días anteriores ya que había sido San Valentín y su fiesta de graduación, no estábamos muy seguros. En ese entonces me encontraba en mi último año de la maestría, a sólo tres meses de mi graduación, no fue fácil y menos porque Jake estaba realizando el servicio militar. Pero mi suegra se ofreció a ayudarme cuidando a la bebé cuando yo estuviera en la universidad y siempre se lo agradeceré.

Dejé los platos en la mesa viendo que Jake y Jera volvían entre risas. Eran idénticos, Jera básicamente era la versión en niña de su padre, incluso tenían la misma risa. Jake al notar mi mirada me sonrió mandándome un beso y cargó a Jera, sentándola en su silla para luego sentarse también. Fui por la jarra de agua y la puse en medio de la mesa, tomé asiento acercándome a Jera para cortar su comida en pedazos pequeños, con el tenedor tomé un pedacito y lo acerqué a su boca.

— Mami, ¿puedo pintar en la habitación de mi hermanito?—me quitó el tenedor y se metió el pedazo de pollo a la boca, masticándolo lentamente.

— Claro, mi amor, puedes ayudarme a decorar su habitación.—le respondí con una sonrisa.

— ¿Cuándo llegará?—tomó un poco del puré de papas con las manos y se lo llevó a la boca.— Ya quiero conocerlo.—movió los pies emocionada.

— A finales de noviembre o principios de diciembre.—esta vez fue Jake el que respondió.

— ¡En noviembre no! Yo cumplo ese mes y no quiero que mi hermanito cumpla igual.—hizo un puchero cruzándose de brazos, sonreí divertida comenzando a comer. Jake soltó una risa pellizcando la mejilla de Jera.

— No podemos decidir eso, amor, tu hermano decidirá cuando vendrá a este mundo.

— Sería muy chistoso que naciera en noviembre también.—hablé tomando un trago de agua.— Tú eres del veinte, tu papá del quince y yo del nueve, qué loco.—reí acariciando su cabello.

— ¿Y por qué?

— ¿Por qué nacimos en noviembre?—Jake preguntó limpiando sus labios con una servilleta, Jera asintió.— Bueno, porque nueve meses antes es San Valentín y... 

Roommates | Jake SimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora