Roommates | Jake Sim

capítulo 34

— ¿Vas a verte con tu novio?—Riki me preguntó tratando de limpiarse una mancha de pintura de la camisa al mismo tiempo que salíamos del aula.

— Sí, quedamos en que íbamos a desayunar juntos...

— Haneul.—giré la cabeza encontrándome con Sunghoon, lo miré sorprendida mientras se acercaba a mí.— ¿Podemos hablar?

— ¿Él es tu novio?—Riki susurró con curiosidad, negué con la cabeza.

— Riki, él es Sunghoon, un... Amigo. Sunghoon, él es Riki.—los presenté rápidamente.

— Mucho gusto.—Riki sonrió haciendo una reverencia, Sunghoon le correspondió.— Bueno, ya me voy a desayunar, nos vemos más tarde.

— Sí, nos vemos, disfruta tu comida.—se despidió de nosotros y se fue por el pasillo. Suspiré volteando a ver a Sunghoon.— ¿De qué quieres hablar?

— ¿Podemos hablar en un lugar más privado?—murmuró mirando a la gente que pasaba por el pasillo. Asentí llevándolo a un aula que estaba desocupada. Al estar a solas inhaló y exhaló profundo varias veces, pasándose las manos por el cabello.— Quiero pedirte una disculpa por lo que le dije a Jake, fue muy inapropiado de mi parte.—dijo mirándome a los ojos.

— Supongo que está bien, estando enojados decimos cosas que no queremos.—traté de sonreírle.

— También quiero pedirte disculpas por meterte cosas en la cabeza...

— Bueno, nunca creí en lo que decías...

— Jake no te estaba siendo infiel pero Sylvie sí me estaba engañando.—soltó una risa forzada y comenzó a dar una vueltas por el aula alterado, dejándome totalmente pasmada, ¿Sylvie en verdad tenía un amante?— Se metió con un tipo de medicina, un tal Kang Taehyun...

— ¿Estás seguro?—apenas pude formular la pregunta en mi asombro, se detuvo de golpe, mirándome enojado por dudar de lo que me decía.

— Claro que sí, ella misma me lo dijo... Dijo que se había aburrido de mí, que al final se dio cuenta que estar en una relación no era tan emocionante como ella pensaba, que ya no la satisfacía...—comentó con amargura mientras las lágrimas se asomaban por sus ojos. Pude notar que apretaba los labios, reprimiendo el llanto.

— Puedes llorar si quieres...—me acerqué a él pero se hizo para atrás negando.

— No voy a llorar frente a ti, eres su mejor amiga y nosotros no somos nada.

— ¿Y qué que sea su mejor amiga? No le voy a aplaudir sus actos incorrectos y tampoco voy a correr a contarle el chisme de que lloraste por ella... Déjalo salir, te sentirás mejor después.—apenas terminé de hablar cuando rompió en llanto y lo abracé con fuerza, dando suaves palmadas en su espalda.

— ¿Por qué no me fijé en ti?—lo escuché decir entre sollozos.— Jake es muy afortunado de tenerte, lo envidio tanto...—no supe qué contestarle, así que simplemente lo dejé hablar y desahogarse.

De repente, la puerta del aula se abrió y giré la cabeza para ver quien era, llevándome la sorpresa de que era Jake. Me había olvidado por completo que nos veríamos para desayunar juntos. Sunghoon también se percató de la presencia de Jake y se separó de golpe, secándose las lágrimas.

— No es lo crees...—Sunghoon comenzó a hablar nervioso. Yo me quedé en silencio, sintiendo miedo de que Jake pudiera malentender la situación.

— Tranquilos, sé que no están haciendo nada malo.—entró cerrando la puerta detrás de él.— Lamento mucho lo que pasó con Sylvie...

— ¿Cómo lo sabes?

— Todos están hablando de eso...—dijo bajando la mirada y Sunghoon apretó la mandíbula.— Y por lo de ayer, Hera y yo también fuimos incluidos en el chisme.

— Lo siento por eso, no debí hacer una escena así frente a tu departamento.—Sunghoon murmuró apenado.— Tampoco debí golpearte...

— Bueno, yo di el primer golpe, así que está bien.—se acercó y le dio unas palmadas en el hombro a Sunghoon, confortándolo.— Olvidemos que eso ocurrió... ¿Amigos?—le extendió la mano, sonriendo amablemente. Sunghoon se veía algo confundido pero terminó apretando su mano.

— Amigos.—le devolvió la sonrisa y me miró.— Bueno, lo mejor es que los deje solos... Perdón por molestarte y hacerte perder el tiempo, Haneul...

— No me molestaste, Sunghoon, y te equivocaste en lo que dijiste antes, somos amigos, así que si necesitas un hombro en donde llorar, aquí estoy.—dije con una sonrisa y miré a Jake tomando su mano.— Aquí estamos para escucharte y aconsejarte.

— Muchas gracias.—sonrió ampliamente y nos abrazó a ambos, se veía más animado. Nos agradeció antes de irse, dejándonos solos a Jake y a mí.

Volteé a ver a Jake sorprendida por su reacción, meses atrás se hubiera puesto como loco al verme abrazada y en un lugar a solas con otro hombre, y peor cuando era el mismo hombre que le había dicho que tuvo relaciones conmigo.

— ¿Qué?

— ¿Te sientes bien?—toqué su frente y soltó una risa.

— Sí... Ya cambié, amor, ya no soy el mismo tóxico de antes. En verdad ir a terapia ayuda.—tomó mi mano y la besó, haciéndome sonrojar.— Además, me siento mal por Sunghoon, ni siquiera puedo enojarme por la escenita que hizo porque fácilmente pude hacer lo mismo... Aunque creo que sí hice algo parecido en el pasado.—se quedó pensativo.

— Me lo imagino.

— En fin, ya se nos hizo tarde para ir a desayunar.—dijo mirando la hora en su reloj y después me tomó por la cintura, robándome un beso.— ¿Y si mejor aprovechamos los nueve minutos que nos quedan para probar los famosos rapiditos que dices?

— ¿Aquí?—asintió mordiéndose el labio inferior.

— Sólo que tenemos que ser muy silenciosos... ¿Podrías hacer eso por mí, princesa?—metió las manos por debajo de mi blusa y comenzó a besar mi cuello, asentí soltando un ligero jadeo. Me besó con deseo y pronto sentí una de sus manos colándose al interior de mi pantalón, mordí mi labio para no soltar un gemido cuando sentí que hacía a un lado mis bragas e introducía dos dedos en mí, moviéndolos hábilmente.— Estás muy mojada, amor, ¿te gusta hacerlo en un lugar público? ¿Donde tus compañeros puedan verte? Eres una sucia...—murmuró contra mis labios con un ligero tono burlón.

Sus palabras me excitaron aún más y sentí que me fallaban las piernas, me sujeté con fuerza a él, apretando su camisa. Lo escuché soltar una risita y pasó su brazo libre por mi cintura para luego llevarme hasta el escritorio, haciéndome sentar sobre éste. Estando en un lugar más estable, aprovechó para mover más rápido y más profundo sus dedos, tocando varios puntos placenteros en mi interior que me hicieron rodar los ojos.

Estaba apunto de llegar a mi orgasmo, ya lo podía sentir en mi vientre bajo, cuando paró sus movimientos de golpe, solté un gruñido y lo miré furiosa.

— ¿Por qué demonios paraste?

— Recordé que no tengo condones...—dijo avergonzado y quise darle un golpe.

— Eres un idiota...—murmuré entre dientes.— Por ésta vez, óyeme bien, sólo por ésta vez, puedes meterla así.—sus ojos brillaron ante mis palabras.

— ¿Segura? ¿Segurísima?

— Sí, así que apúrate que me estoy comenzando a desesperar.—no pasó ni un segundo cuando ya había bajado mi ropa y la suya, acomodándose entre mis piernas.

Sólo esperaba no arrepentirme de esa decisión.