capítulo 6

5.7K 479 69
                                    



— ¡Hera, ya llegué!—me sobresalté al escuchar a Jake entrando al departamento y me apresuré a poner la comida en la mesa. Aparte del pollo y el puré de papa había preparado macarrones con queso.

— Llegas gusto a tiempo, acabo de sacar las últimas piezas de pollo.—dije yendo por los platos.

— Genial... Traje cerveza, el pollo frito sabe delicioso con cerveza.—volteé a verlo y arrugué la nariz, no me gustaba mucho la cerveza, ni las bebidas alcohólicas en general.— Por esa cara deduzco que no te gusta la cerveza.—dijo dejando las cervezas en la mesa.

— No soy muy fan pero me puedo tomar un par sin problemas.—sonreí de lado recordando esos momentos donde mi grupo de amigos me hacían tomar una cerveza como mínimo. Definitivamente esos no eran unos de los momentos más bonitos de nuestra amistad.— Ve a lavarte las manos mientras sirvo.

Le di una última mirada antes de que desapareciera con dirección al baño y comencé a servir la comida en los platos, luego fui por un refresco al refrigerador para contrarrestar el sabor de la cerveza, era un hábito que tenía desde la primera vez que probé la cerveza.

— Oh, servilletas, casi las olvido.—me dije dándome la vuelta y me asusté al ver a Jake atrás de mí, no lo había sentido llegar.

— Yo voy por ellas, siéntate.—sonrió pasando un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja, dejándome sin aliento. Asentí sentándome y puse una mano en mi pecho, sintiendo los latidos acelerados de mi corazón.

Me sentía ridícula, ya no era una adolescente tonta que se ponía toda roja y nerviosa cuando la miraba el chico que le gustaba. Tenía veinte años, ya no estaba en edad para comportarme así.

— ¿Sabes? Parecemos una pareja, de esas que se ven en los dramas, todo esto es muy romántico.—dejó las servilletas en a mesa y se sentó a mi lado. Abrí los labios para decir algo pero al final no lo hice, no me atrevía a preguntarle por qué hacía ese comentario cuando sabía perfectamente que había tenido un enamoramiento hacia él que duró casi cinco años. Abrí mi refresco y le di un trago, no, ya me había tomado muchas horas en preparar la comida para arruinar el momento con una pregunta innecesaria.— Y bueno, cuéntame qué has hecho en estos años.

— Trabajar y mucho, los primeros dos años vivimos con los padres de Sylvie mientras ahorrábamos el dinero para este departamento, no llevamos mucho viviendo aquí.—le di una mirada al departamento y sonreí.— El tío de Sylvie vivía aquí antes que nosotras... Una vez que viajé con su familia cuando teníamos como trece visitamos a su tío y me enamoré de este departamento, mi mayor sueño era mudarme aquí.

— Eso es muy tierno.—lo miré apoyándome en el respaldo de la silla.

— O muy tonto... Renuncié a estudiar la universidad para vivir aquí, porque no podía pagar ambos... Aunque estoy muy agradecida con el tío de Sylvie, nos ayudó mucho, vivió aquí por años y se hizo amigo del dueño, después de que se mudó lo convenció de que no rentara el departamento hasta que tuviéramos el dinero.—comencé a comer mirándolo de reojo, se quedó en silencio unos segundos y abrió una cerveza, dándole un gran trago para luego comenzar a comer también.

— ¿Y Jisung? ¿Dónde lo conociste?—suspiré al notar que cambiaba de tema.

— Es primo de Sylvie, lo conocí cuando tenía nueve en un viaje a la Isla Jeju. Nos hicimos buenos amigos, aunque obviamente no lo veía mucho porque no siempre podía acompañar a los Jung a sus viajes.

— Sylvie y tú siempre han sido muy unidas, ¿verdad?—asentí tomando una cerveza.— ¿Cuándo se conocieron?

— Nos conocimos cuando teníamos, ¿seis? Creo que sí, tomábamos clases de ballet juntas. Algo gracioso que pasó es que llevábamos un año siendo amigas y no nos habíamos dado cuenta de que estábamos en la misma escuela hasta que nos vimos en un evento. Sylvie le rogó a sus padres que la cambiaran de clase para estar conmigo y de ahí nos hicimos inseparables.—sonreí recordando esos días, me hacían muy feliz esos recuerdos.— En fin, dejemos de hablar de mí, cuéntame lo que hiciste tú.

— Bueno, estudié un año la universidad en Australia pero no sé, quise un cambio, así que vine a Corea para estudiar.—lo escuché con atención y abrí mi cerveza, le di un trago rápido para después beber de mi refresco.— La verdad no hice mucho.

— Ya veo...—me acomodé en mi silla y remojé mis labios queriendo hacer una pregunta. Lo miré fijamente, ¿estará bien preguntar? ¿No se enojará? La curiosidad me estaba matando.— Jake... ¿Qué pasó con Zoe?—pregunté tímidamente, provocando que se ahogara con la comida. Asustada le di unos golpes en la espalda y fui a traerle un vaso con agua, bebió del agua con dificultad y después suspiró sonoramente.

— No creí que me preguntarías por ella.—habló mientras tosía y se pasó la mano por los labios para quitarse los restos de agua.— Yo... La vi, la vi cuando se estaba besando con otro, todos me dijeron que me estaba engañando con él pero no quise creerlo... 

— ¿Con Adrien?—volteó a mirarme sorprendido para posteriormente soltar un resoplido.

— ¿Tú también sabías?

— Sylvie me contó que en la fiesta de James los vio besarse, pero yo no sabía si era cierto o no, además dudo que me creyeras.

— Tienes razón, no te hubiera creído...—se pasó las manos por el cabello y tomó su cerveza, acabándosela de golpe.

— Oye, tranquilo, no tomes así...

— Ya no quiero hablar, mejor comamos, ¿si?—me quedé en silencio al ver que se había irritado por mi comentario. Me arrepentía de haber hecho esa pregunta.

Continuamos comiendo en un silencio demasiado incómodo. Zoe seguía siendo un tema delicado para Jake, nunca entendí que le veía a esa chica, siempre lo hacía sentir mal, lo ignoraba en clases y al parecer también lo engañaba. Recordaba muy bien la vez que se puso toda posesiva cuando le mandé un papelito a Jake diciéndole que lo quería conocer y hacernos amigos ya que ese era nuestro último año. Zoe y su mejor amiga me enviaron mensajes ese mismo día, aunque al principio parecían amables conforme avanzaba la conversación salió la verdadera razón por la que me hablaban.

En ese entonces fui muy sumisa, apesar de que mis amigas me decían que fuera más agresiva o despectiva, y le dije que simplemente quería ser amiga de Jake, nada romántico. Y era verdad, porque en esos cinco años no le hablé ni una vez a Jake. Patético, ¿verdad?

— Maldición.—murmuré casi inaudible, me había puesto triste y enojada por esos recuerdos. Miré mi cerveza, agarrándola para tomarla toda rápidamente, después agarré otra del six pack e hice lo mismo. Maldita Jake, maldita Zoe, maldita yo.

Roommates | Jake SimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora