CAPÍTULO 24: Mia

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Cada vez que tenía un problema que me atormentaba acudía a Mia en busca de consejo. Esa noche fui a esa misma persona para pedir que me hidratara el rosto.

-Me siento como en un salón de belleza -comenté.

-Disfrútalo. Con los días que has tenido últimamente te lo mereces.

Entonces fue cuando decidí sacar el tema.

-Unnie... Estoy perdida. Cuando parecía que al fin había arreglado mi gran dilema en el trabajo, me aparece uno nuevo. Esta vez, uno sentimental y no sé qué hacer.

-¿Qué ha pasado esta vez?

-Lucas me ha pedido ir en serio con lo nuestro. O al menos eso he entendido.

-Oh. Parece un buen chico y hacéis una pareja estupenda, eso todo el mundo lo sabe. Solo tienes que mirar dentro de tu corazón y saber si te gusta lo suficiente o no.

-No es tan fácil. Hay otra cosa...

-¿El qué?

-También le gusto a Lisa.

-¿Lisa? -se sorprendió. -¿te ha confesado sus sentimientos?

-Sí.

-¿Y qué le has dicho?

-Nada.

-¿Nada? ¿De verdad? ¿Simplemente te quedaste quieta sin hacer nada?

-Bueno, puede que la besara un poquito... Bueno, bastante.

-¿Qué? Aisha, tienes un verdadero dilema.

-Gracias -dije con ironía.

-Perdón.

-Se supone que cuando te cuento estas cosas me ayudas a ver todo más simple y entonces es cuando realmente me eres de ayuda. No digo que te quiera solo por eso, pero si pudieras, por favor, hacer lo que siempre haces te lo agradecería muchísimo.

-Está bien. Lo haré lo más simple posible. Tienes que escoger entre quedarte sola, que siempre es una opción, aunque a la gente le guste menos; profundizar en tu relación con un chico con el que el sexo debe de ser increíble -asentí-; o intentar algo con una chica cuya personalidad te tiene enamorada a pesar de que los cuerpos de las mujeres no te atraigan especialmente.

-¿Has dicho que la personalidad de Lisa me tiene enamorada?

-Claro. Lo vi cuando nos contaste que la habías visto por primera vez. Tenías un brillo especial en tus ojos. Lo obvié porque supuse que era el brillo normal de una fanática, pero el día de la fiesta en casa de Lucas, volvía a estar ahí. Vi como sonreíste al verla llegar, como te ríes de sus bromas, lo mucho que te cuesta desaferrarte de ella. ¿Todo eso te pasa con Lucas? -me quedé pensando en una respuesta para esa pregunta el resto del día. -Por cierto, gracias a que mides 1'80 es más cómodo ponerte cremas estando tú sentada y yo de pie que cualquier otra chica de la casa.

-¡Mido 1'74! Qué mala que eres...

Estaba en contrarreloj. No podía parar de imaginarme a Lisa desconcertada por lo que yo había hecho con ella. Tenía que darle una respuesta lo antes posible. No quería lastimarla. Recibí un mensaje. Esperaba que fuera ella, pero era Lucas. Me pidió que fuera a su casa. Fui sin más. Me saludó besándome los labios. Me sentí culpable por ello. Pensé que solo querría llevarme a su cuarto, pero había escogido una película para verla juntos mientras cenábamos pizza casera y nos tapábamos con la misma manta, acurrucados.

-Parece un plan genial -confesé.

-¿No deberías estar más contenta, entonces?

Lo miré a los ojos.

-Lo siento, Lucas. Tengo que hacer algo primero.

Salí de ahí decidida. Ya tenía claro lo que iba a hacer. No podía hacerla esperar más. No quería que se sintiera mal por mí. Eso tenía que detenerse y yo era la única que podía hacerlo. Un taxi me dejó en frente de su casa y nada más bajar de él, la llamé por teléfono y le pedí que bajara.

-¿Qué haces aquí a estas horas? -me preguntó envuelta en una chaqueta de lana una vez estuvo en frente de mí.

Al verla sonreí aliviada. Al fin se acabaría mi efímero, pero terrible dilema.

-Lisa, tú has sido sincera conmigo y ahora me toca serlo a mí contigo. Si te besé esta mañana fue porque el único motivo que tenía para no corresponderte es que no estaba segura de que me pudiera atraer una mujer. Ahora sé que ningún beso me ha gustado más que el que te he dado yo hoy. Eres preciosa y sexy. Eres una de las chicas más graciosas que he conocido nunca y me encantaría formar parte de tu vida, aunque entendería que no quisieras después de como te he tratado estos días.

Me sonrió con esa sonrisa tan mona y rechoncha que tiene. Se acercó y me plantó un beso. Me sentí en una nube con ella. Y de repente:

-Mierda -dije.

-¿Qué pasa?

-Nada importante. ¿Te veo mañana? -sonreí nerviosa.

-Oh. Claro. Tenemos que repetir la grabación y seguir con el baile -contestó también nerviosa.

-Buenas noches.

-Igualmente.

Dudamos en darnos un beso de despedida o no y terminamos dándonos un pico tímido. Volví a casa de Lucas.

-Siento haberte dejado así plantado.

-No pasa nada. Has tardado lo mismo que yo en hacer la pizza. ¿Nos sentamos?

-Tengo que decirte algo. No creo que podamos seguir con este tipo de relación.

-¿Por qué? ¿Me dejas por otro? -dijo con una risa al final pensando que era algo ridículo. Vio mi cara y dejó de reir. -Oh, dios mío. Me estás dejando por otro. ¿Quién? ¿Has vuelto a tirarte a Ten? ¿O alguno de esos bebés de Stray Kids? Vi que estuviste en el cumple de Bang Chan.

Estaba exagerando todo apropósito, para hacerme reír y funcionó.

-No es ninguno de esos chicos.

-¿Entonces quién? ¿Lisa? -volvió a reír creyendo que sería un absurdo. -Oh. Me dejas por una mujer. Genial. ¿Podríamos al menos ver la película y comernos la pizza? No creo que me la acabe yo solo.

Me transmitió ternura y me quedé. Disfruté de nuestro último plan íntimo y me llevó a casa.

-Se me va a hacer raro no volver a tocarte ni besarte -confesó antes de que saliera del coche.

-No me pongas esa carita. Ya no va a funcionar.

-¿Qué carita?

-La carita de soy un papi que necesita cariño, bésame.

-Está bien. Solo quería usarla una última vez.

-¿De verdad por última vez?

-Sí, por última vez.

-De acuerdo.

Le di un último beso. No separamos los labios, pues hubiera sido demasiado. Al terminar, nos miramos a los ojos y nos dijimos adiós. Mi pequeña y extraña amistad con Lucas había llegado a su fin. Siempre iba a recordar todo lo que vivimos juntos y lo mucho que me divertí. A partir de ahí, ya solamente iba a compartir mi cuerpo con una sola persona y no iba a ser él. Independientemente de ello, continuamos charlando de vez en cuando, como dos conocidos normales y corrientes. Gracias Lucas.

El sueño de AishaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora